Johana Fuentes
22 Febrero 2024

Johana Fuentes

¿Qué es lo que ocultan?

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Aunque Laura Sarabia y Armando Benedetti fueron los protagonistas y responsables de una de las peores crisis de este gobierno —lo que les representó la salida del mismo—, hoy vuelven con más poder que antes. En el aire se quedó el mensaje de transparencia que envió el presidente Gustavo Petro al sacarlos de sus cargos. Un giro de 360 grados con sabor a amenaza, miedo y soberbia. 

“Mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada y el embajador de Venezuela se retiran del gobierno para que desde el poder que implican esos cargos no se pueda tener la desconfianza de que se van a alterar los procesos de investigación”; dijo el presidente hace ocho meses, cuando estalló el escándalo relacionado con las chuzadas y el polígrafo a la niñera de Sarabia, un presunto caso de abuso de poder. 

La Fiscalía aún no concluye esa investigación, sin embargo, eso no tuvo importancia para el presidente. Su funcionaria estrella y mano derecha se ausentó por poco tiempo, pues rápidamente fue nombrada en el Departamento de Prosperidad Social y ahora vuelve a estar a unos cuántos metros del mandatario, manejando el Dapre y cumpliendo funciones de jefa de gabinete, su primer cargo. 

Lo de Benedetti es aún peor, pues cuando se creía que su romance con el gobierno había llegado a su fin, Gustavo Petro decide revivir una embajada, integrándolo nuevamente al cuerpo diplomático del país, pese a que unos meses atrás fue considerado una persona poco confiable. 

¿Por qué el gobierno del cambio y la austeridad reactiva un cargo que ya estaba siendo asumido por la Embajada de Colombia en Italia y que representa más burocracia? Tal vez la respuesta está en uno de los audios revelados por Revista Semana cuando se conoció la guerra interna que había entre él y Laura Sarabia. Lo que se escuchó allí no solo sembró un manto de duda sobre la legalidad de la financiación de la campaña del presidente, sino que planteó muchos interrogantes que nunca fueron resueltos. 

“Yo no me voy a dejar mamar gallo, Laura, te lo juro por la vida de mis hijos que no pasará nunca. Nos hundimos todos. Nos acabamos todos. Nos vamos presos”. ¿Qué era lo que sabía Benedetti que llevaría a la cárcel a los miembros de esa campaña? Aún no lo sabemos, pues cuando fue llamado a declarar dijo que ejercería su derecho a guardar silencio.

Ambos funcionarios salieron del gobierno a raíz de esa tormenta política. Hoy los dos están de vuelta. La diferencia es que el presidente siempre mostró su apoyo a Laura Sarabia, mientras decía que no aceptaría chantajes por parte de Benedetti. El exembajador se quedó solo. Quienes defendieron su entrada al Pacto Histórico, hipócritamente se lavaron las manos y guardaron silencio, incluso, el canciller Álvaro Leyva —quien firmó el decreto de su nueva designación— dijo que no se podía confiar en él porque era un drogadicto. 


Por todo eso, hoy más que nunca retumba esta frase dicha por Armando Benedetti en esos audios: “Prepárense porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político, y no lo hagan para que vean, y si creen que es una amenaza, es una amenaza”. Al parecer, la amenaza surtió efecto. Benedetti está de vuelta, sigue guardando silencio, y el presidente Petro, que ha sido tan duro con otros funcionarios que se han atrevido a contrariarlo, premia a una persona, cuestionada y sin experiencia para el cargo, al tiempo que le otorga más poder a una mujer que, aunque ha demostrado su eficacia, tiene cuentas pendientes con la justicia. 

¿Qué es lo que ocultan?

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