Marisol Gómez Giraldo
11 Diciembre 2023

Marisol Gómez Giraldo

Un año perdido con el ELN

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Por lo que ha ocurrido hasta ahora con el ELN, y al menos por lo que ha sido público en medio del quinto ciclo de diálogos con el Gobierno colombiano en México -que arrancó el 4 de diciembre-, 2023 terminará siendo un año perdido en el intento de paz con esa guerrilla. 

Con todo y lo difícil que fue negociar con las Farc, durante el primer año de las conversaciones formales, en 2013, se lograron acuerdos en dos puntos medulares de la agenda: la reforma rural integral, y la manera como se daría la participación en política de la entonces guerrilla, cuando dejara las armas.

Con el ELN, en cambio, el primer año de los diálogos formales con el Gobierno de Gustavo Petro ha sido estéril. Lo peor durante este 2023 ha sido, sin duda, la reiterada violación de ese grupo armado al cese bilateral del fuego y de hostilidades -que arrancó el 3 de agosto y que está planeado hasta el 29 de enero del 2024-, con 37 acciones ofensivas en los primeros tres meses de la tregua, según los registros del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Esto incluye secuestros y amenazas a comunidades. 

A ese descalabro se suma el nudo gordiano en el que quedaron convertidos los diálogos en las últimas semanas, por cuenta de los pronunciamientos en la red social X del máximo jefe del ELN, Antonio García. En ellos, el jefe guerrillero no sólo ha negado que pedir dinero por la liberación de una persona sea un secuestro, sino que ha planteado que la única manera de dejar de hacer lo que él llama “retenciones” con fines económicos, es que la Comunidad Internacional financie al grupo armado mientras está en las conversaciones para buscar el fin del conflicto.

Al tiempo, con sobrada razón y realismo, el nuevo comisionado para la Paz, Otty Patiño, le ha exigido a esa guerrilla la lista y la liberación de los secuestrados en su poder -que serían al menos 30, según el Ministerio de Defensa-, para avanzar en la agenda de negociación. También Patiño ha sido enfático en que la financiación de los hoy integrantes del ELN solo será posible cuando se hayan desarmado.

En medio de esos profundos desacuerdos es difícil saber cómo se va a deshacer el nudo. Sobre todo, porque el grupo guerrillero sigue ranchado en que el secuestro no hace parte del cese bilateral del fuego y las hostilidades.

Más avanzó el ELN en 1998 en su disposición a ponerle límites al secuestro, cuando en el llamado acuerdo de ‘Puerta del Cielo’ -firmado en Alemania el 15 de julio de ese año- quedó escrito que a partir de ese día el grupo armado cesaba “la retención de menores de edad y de mayores de 65 años” y que en ningún caso privaría de la libertad “a mujeres embarazadas”.

Y a juzgar por los hechos de esa guerrilla en este 2023, parece haber endurecido más que nunca su postura sobre el secuestro, un tema que de por sí ha sido la piedra en el zapato durante los últimos 25 años, en los cuales ha tenido diálogos o acercamientos con todos los presidentes que ha tenido Colombia desde entonces.

Tras un año de conversaciones sin mayores avances con el Gobierno Petro, que arrancaron el 21 de noviembre de 2022 en Venezuela, y durante el cual se les ha dado a los negociadores guerrilleros la gabela de moverse hacia La Habana y hacia Ciudad de México, ¿en qué ha cedido el ELN? Hasta ahora, en casi nada.

Para ser justos, desde 1998 han sido seis los presidentes que han fracasado en sus estrategias frente al ELN, tanto en las de paz como en las de guerra. 

Pero hay dos preguntas necesarias para el actual Gobierno y sus negociadores: ¿cuál es su plan para sacar este proceso de paz de la inmovilidad? y ¿cuál es su estrategia para que este nuevo intento de paz con el ELN no quede en un fracaso más?
 

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