Velia Vidal
1 Julio 2023

Velia Vidal

Viajes que no son turismo

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Emilia sale a vacaciones de mitad de año y le dejan, como nos ha pasado a muchos en el mundo, la tediosa tarea de escribir un diario de los días de receso. Primero va a Riosucio donde sus abuelos paternos y después a El Valle, donde sus abuelos maternos. El diario de vacaciones de Emilia es una excusa para que los lectores, a través de varias infografías, conozcan el Chocó biogeográfico, una ecorregión de gran importancia para el planeta que recoge un alto porcentaje de la biodiversidad de Colombia y de la tierra.

Los lectores podrán comprender por qué es el segundo lugar donde más llueve en el mundo, cuáles son sus ríos más importantes, cómo funcionan las mareas, las diferencias entre el Pacífico y el Atlántico, entre muchas otras cosas, como algunas de las especies endémicas que allí habitan. 

De eso se trata Chocó: selva, lluvia, río y mar. Un libro informativo para niños y niñas a partir de los ocho años, que acabo de publicar con Lazo Libros, con ilustraciones de Geraldine Ramírez. Lazo es una editorial especializada en libros informativos sobre Colombia, este es su tercer título, luego de El vuelo de las jorobadas y Llano

He celebrado mucho la publicación de este libro no solo porque era un sueño que tenía, escribir sobre el Chocó para los niños y niñas de cualquier parte del mundo, sino porque fue un trabajo muy exigente y riguroso, en el que los datos y la información técnica requirieron mucho esfuerzo en la investigación y en el lenguaje, especialmente para ser comprensibles para los niños y las niñas. 

Publiqué mi alegría en las redes sociales y uno de los comentarios que recibí fue: ¡Felicitaciones! Y me alegra no encontrar el sello del Ministerio de industria y turismo. Ni de Fontur. Ni de nadie más que el autor y la editorial. Así nadie se pone bravo si hay cambio de gobierno y se les acaban los recursos públicos a costa de la selva y las comunidades.

Los libros informativos para niños son un género de la literatura infantil con un gran desarrollo en el mundo, hay editoriales en todos los continentes dedicadas exclusivamente a ellos y los temas son muy amplios, muchos de ellos relacionados con ecosistemas, paisajes y lugares del mundo. Otros se enfocan en asuntos específicos como las nubes o las formas de reproducción de las ranas. 

Aunque este es el tercer libro de Lazo, no habían recibido hasta ahora una observación de esta naturaleza, y a mí no dejó de llamarme la atención y me surgió la pregunta sobre la mirada y las percepciones hacia un territorio como el nuestro. 

Me pregunté si, por ejemplo, el libro sobre el Amazonas que escribió mi amiga galesa Catherine Barr sería leído como un producto turístico y además se esperaría que fuera financiado por el gobierno británico. Seguramente no, porque lo que se imaginan de este tipo de libros es que son temas muy importantes, de interés general; tanto, que una mujer británica, que poco más conoce sobre Suramérica, decide escribir al respecto. Nos parece que cualquier editorial estaría interesada en publicarlo y que muchas familias querrán tenerlo en sus bibliotecas. Quizá pasaría algo similar con nuestro libro si estuviera hecho desde la mirada de un explorador del centro del país o de Europa, que hiciera un viaje para mostrarle al mundo lo exótico de esta tierra. 

De acuerdo con la apuesta de Paula Guerra, mi extraordinaria editora, Colombia necesita más libros informativos para niños y niñas que narren su biodiversidad, y la respuesta del mercado con los libros de Lazo ha demostrado que ella tiene razón. No es distinto con el Chocó. Justamente hacía falta un libro que facilitara una aproximación a este territorio, despojada de la mirada racista, exotizante y condescendiente que ha caracterizado al país hacia nuestra región.
 
Por fortuna no necesito hacer libros por encargo, escribo lo que me dicta mi deseo, y no lo hago para promover el turismo. Escribo desde y sobre el territorio que me vio nacer, que es mi residencia física y emocional, del mismo modo que hago un poema sobre el Támesis, después de llorar en una habitación en Bloomsbury, en esta ciudad que también me ha dado un hogar. Puede ser que el poema y el diario provoquen un viaje mental o emocional, que siembren el deseo de emprender un recorrido para conocer esos paisajes que narro, como suele hacerlo la literatura, y eso no convierte mis textos en guías turísticas. 

Chocó: selva, lluvia, río y mar, que tuvo la fortuna de ser revisado por importantes científicos de Quibdó, Bogotá y Medellín especializados en esta ecoregión, en agua, en animales y otros tantos temas que aquí se tratan está ahora en el mercado, igual que Éverest o que Galápagos, y le dará la oportunidad a las nuevas generaciones de conocer este lugar al que no tienen que venir de paseo para entender que de aquí sale parte del aire que respiran. 

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