Johana Fuentes
14 Marzo 2024

Johana Fuentes

Vuelve y juega

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Ya se ha vuelto costumbre y hasta paisaje que el presidente Gustavo Petro lance ataques a los medios de comunicación del país. De nada han valido los llamados de atención de la Flip, cada vez que tiene la oportunidad tira un nuevo dardo que, aunque no lo reconozca, atenta contra la libertad de prensa y pone en peligro a quienes señala. 

El de esta semana ocurrió durante el anuncio de la construcción de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional, una buena noticia que se vio opacada por los comentarios que hizo después el mandatario sobre las emisoras que pertenecen a RCN y Caracol. 

“El momento de privatización hizo que mucha gente se quedara sin estudio, que la sociedad colombiana fuera embrutecida a través de RCN y Caracol, que el único saber que se transmite a la mayoría de la ciudadanía sea el que llega a través de las ondas de esas emisoras”. 

El presidente no solo estigmatiza y maltrata a los periodistas que trabajan en esas cadenas radiales, también lo hace con sus audiencias, pues las hace ver  como una masa manipulable, personas incapaces de discernir sobre la realidad o formarse un criterio acerca de la información que reciben. 

“Cuando uno abre, y no quiero discutir sobre gustos musicales, no encuentra sino un embrutecedor que va adormilando a la sociedad colombiana y le va haciendo sentir que la muerte es normal, que el genocidio es normal, que la violación de derechos a las y los más humildes es normal y no reacciona”, dijo en otro aparte de su discurso. No se da cuenta el presidente del peso de sus palabras y de lo peligroso que es en este momento para un periodista salir a la calle a hacer un cubrimiento, cuando él ya ha puesto un estigma sobre la prensa. 

Dijo en algún momento la Fundación para la libertad de prensa que al estar el periodismo en el foco central de las intervenciones del presidente, se propaga una tensión que puede tener repercusiones indeseables. Gustavo Petro aún no ha entendido que él no es un ciudadano más o un activista de Twitter (X), es el presidente de un país democrático, y debe darles garantías a todos los medios de comunicación, así este de acuerdo o no con la manera en la que se informa. 

Mientras esto pasa, en RTVC, el sistema de medios públicos del país, se hacen informes sesgados que parecen más propaganda para el Gobierno, se maltrata a la oposición y se llena la nómina de matoneadores digitales disfrazados de periodistas, como el caso de David Rozo, más conocido como Don Izquierdo, a quien dentro de poco lo acompañará Walter Rodríguez, el opinador conocido como Me dicen Wally, otro férreo defensor del Gobierno. Este último, llegará a integrar la mesa de Señal de la Mañana, nombramiento al que se opuso Dora Brausin, hasta hace unas semanas subgerente de radio de RTVC, y quien dejó su cargo por la forma en la que estaban manejando los contenidos. 

La televisión y radio públicas no le pertenecen a ningún Gobierno, le pertenecen a los ciudadanos, sin embargo, parece que al presidente se le olvida esto y solo busca la paja en el ojo ajeno, mientras ignora la que está el propio.

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