Los dibujos, el otro gran legado del arquitecto Germán Samper Gnecco
21 Abril 2024

Los dibujos, el otro gran legado del arquitecto Germán Samper Gnecco

Germán Samper Gnecco.

Crédito: Bonny Forero

Además de ser uno de los más grandes arquitectos colombianos de la historia, Germán Samper Gnecco fue un soberbio dibujante arquitectónico, quien en sus viajes y recorridos plasmó aspectos arquitectónicos y urbanísticos de los lugares que visitó. Ese legado se editará en 15 tomos.

Por: Redacción Cambio

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El pasado 18 de abril se cumplieron cien años del nacimiento de Germán Samper Gnecco, uno de los arquitectos colombianos más importantes del siglo XX. Nació en Bogotá en 1924 y murió en mayo de 2019. Estudió arquitectura en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, de donde se graduó en 1948. Viajó a París y entre 1949 y 1953 trabajó como diseñador en el taller del célebre arquitecto Le Corbusier. Regresó a Colombia en 1954 y se vinculó al Banco Central Hipotecario donde desarrolló varios proyectos de vivienda. En 1958 ingresó como socio de la firma Esguerra Sáenz Urdaneta Suárez, que luego pasó a llamarse Esguerra Sáenz y Samper. Algunas de sus múltiples obras son la segunda etapa de la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Museo del Oro, el edificio Avianca, el edificio Coltejer, la capilla del barrio Polo Club en Bogotá, el Centro Administrativo Municipal de Cali, y el Centro de Convenciones de Cartagena. También se dedicó a desarrollar proyectos de vivienda de interés social, en varios de ellos con la colaboración de Yolanda Martínez, su esposa. Algunos ejemplos muy destacados en ese campo son el proyecto participativo para el barrio La Fragua y el barrio Carimagua ambos en Bogotá.

En 1986


Con Esguerra Sáenz y Samper y su hija Ximena Samper Martínez, su socia en la firma GX Samper Arquitectos, diseñó la Ciudadela Colsubsidio, en el noroccidente de Bogotá.

Para celebrar este centenario en proceso la publicación de Croquis de viaje, una edición de 15 tomos que recogen la totalidad de sus 5.635 dibujos que realizó en 310 ciudades de 62, tarea que comenzó a realizar a partir de 1949 por sugerencia de Le Corbusier. Alejandro Henríquez Luque, arquitecto egresado de la Universidad de los Andes en 1987, se graduó de su maestría con la tesis de grado titulada Los cuadernos de dibujo del arquitecto, el caso de Germán Samper, lo que lo hace un profundo conocedor del impresionante legado que dejó Germán Samper como dibujante arquitectónico. Cambio publica apartes del texto que él escribió para leer en el homenaje que se le rindió a Germán Samper Gnecco el pasado jueves en la sede de la Sociedad Colombiana de Arquitectos.

También dibujante, Henríquez es profesor de cátedra de la Facultad de Creación de la Universidad del Rosario. En su estudio desarrolla trabajos de diversa índole y envergadura y -de forma paralela- realiza trabajos de investigación para el Ministerio de Cultura y su Dirección de Patrimonio.

Los dibujos de viaje y Germán Samper

Por Alejandro Henríquez

Durante los 67 años que transcurren desde el momento en 1949 en el que Germán Samper recibe el consejo de su maestro, Le Corbusier –”para aprender arquitectura hay que dibujarla”– hasta la exhibición de sus dibujos realizada en Bogotá en 2016, se gestan simultáneamente cuatro actividades que definen esta colección y que devendrían, finalmente, en una obra realmente singular. Primero, la costumbre de capturar la arquitectura que le interesa en sus numerosos viajes le sirve para consignar ordenadamente estas experiencias a modo de narraciones dibujadas: son sus crónicas. Ese ejercicio de dibujo se depura posteriormente con los años y se desarrolla en las diversas maneras de representar la realidad que le interesa: son sus estrategias. Luego, decide ordenar lo que ya son centenares de bocetos, textos y dibujos, realizando un listado inicial que los clasifica: es su archivo. Finalmente, la visión general de este material tiene siempre un rasgo en común, manifestado en su interés de transmitir tanto sus experiencias de viaje como su forma especial de representarlas, y aparece entonces una nueva faceta: la enseñanza.

 

Pecs


El cronista

Samper comenzó a elaborar sus crónicas dibujadas en su estancia europea de 1949, y que continuaría en paralelo a su oficio de arquitecto. Esos bocetos iniciales, acompañados de notas, describen lugares y entornos arquitectónicos de diversa índole. Desde rincones de una vivienda u objetos de un museo hasta panorámicas de calles y plazas o conformaciones urbanas de ciudades enteras. Los croquis también reseñan ejemplos que hacen parte de la historia de la arquitectura, describen sus propias ideas acerca del entorno construido e incluso esbozan proyectos todavía por diseñar. A los dibujos en el sitio se le suman comentarios posteriores, de modo que lo que en principio es solamente el registro gráfico de un objeto o de un lugar, va conformando una serie interconectada, atravesada por temas que se desarrollan en investigaciones posteriores.


La fotografía, el video y ahora la transmisión en directo de las redes sociales, estuvieron al alcance de Samper pero se negó a utilizarlas. Privilegió la transcripción de ideas y experiencias a mano sobre la eficiencia y la inmediatez, confiriendo así a sus notas un carácter personal y una singularidad invaluables.

Es destacable entonces cómo los relatos de Samper apelan a un medio tan sencillo como el dibujo. Los trazos claros y justos de ellos se alejan de la grandilocuencia de los grabados de muchos cronistas del siglo XIX y provocan una relación franca y directa con el lector, mientras que los textos mantienen la cercanía con su estilo sencillo, que convoca a la imaginación e invita al conocimiento. Estos son, además, la base para la edición de sus libros. El fin último de estos documentos no fue nunca, pues, el terminar colgados en una pared, sino ser compartidos. La continuidad de esta práctica en los que se van plasmando en dibujo y escritura la cronología de sus viajes e ideas, conforman así una enorme crónica.

En definitiva, con un marcado estilo personal, logrado durante décadas de disciplina, Samper consigna en sus series y cuadernos una verdadera narrativa, un hilo conductor compuesto de innumerables historias individuales.
Es un cronista.

 

Cartagena


 

El estratega

Durante los 69 años de práctica constante del dibujo, Germán Samper desarrolló diversas maneras de enfrentarse a la elaboración de sus bocetos, a partir de lo que quería recordar o resaltar en ellos, consolidando así lo que se podría denominar como sus estrategias. El dibujo es una herramienta de comunicación inherente al ser humano, que lo define en su esencia y que lo diferencia de cualquier otro ser viviente: los animales no dibujan. Las pinturas rupestres de hace decenas de miles de años dan cuenta de ese momento en el que un homínido, frágil en comparación de los animales que lo rodean, deja de ser parte de ellos en el momento justo en que logra hacer un trazo en la pared de una caverna. Esta relación permanece desde entonces hasta ahora, cuando se dibuja sobre un papel con un lápiz o en un tablero con una tiza.
Mientras sus bocetos de diseño surgen en el acto mismo en que los realiza sin un propósito explícito –esto es, en el momento justo en que nacen sus trazos sobre el papel–, en los de viaje se vislumbra una intención y un propósito que conlleva con el tiempo y la práctica el uso de estrategias”en las que el arte y la técnica van de la mano. El dibujo de viaje para Germán Samper se realiza bajo las normas específicas de esas estrategias que aseguran lo que busca destacar.
Así, una primera estrategia es la de “los paseos urbanos”, una secuencia de dibujos que realiza a lo largo de un trayecto y que le permiten describirlo de forma cinematográfica. Suelen ser perspectivas tradicionales, que brindan al espectador vínculos espaciales, que enlazan plazas, calles y edificios. Samper realiza ejemplos de estos trayectos dibujados en diversas ciudades, como Brujas, Venecia, Dubrovnik, París, Cartagena de Indias o Florencia. Los textos se completan con el dibujo de una planta que señala el punto de salida, las distintas paradas, el recorrido en sí y el punto de llegada. El itinerario se termina de construir con las vistas independientes de las escalas realizadas.
La segunda estrategia es la de “los recorridos”. El dibujo se construye por fragmentos, cada uno de los cuales se proyecta a un punto de observación distinto. Los recorridos registrados mediante esta estrategia no requieren más que de una hoja de papel, de un lápiz y de la práctica, y generan representaciones de la realidad que inciden en el dinamismo de la ciudad y en el desplazamiento del espectador. El manejo de estas perspectivas y el cambio de lugar llevan al espectador a situarse en los lugares dibujados por Samper en lo que él define como “la cuarta dimensión”. Es la que adopta cuando intenta abarcar una extensión del dibujo que va más allá del ángulo de visón del ojo, que es de aproximadamente 60 grados; su variación permite representar un espacio, normalmente exterior, de forma que denota este sentido de movimiento. Requiere que el dibujante se desplace a varios lugares consecutivos y vaya conformando un solo dibujo que conserve su coherencia y una misma escala.
Con la estrategia de “las transparencias” elimina ciertos planos o edificios para resaltar lo que es primordial y subordinar lo accesorio. En las transparencias, Samper suprime los elementos que dificultan el entendimiento del espacio que quiere recrear, ya sean muros, columnas o edificios enteros. Esta estrategia consta de tres partes. En la primera el autor concibe el dibujo en su totalidad antes de comenzar su elaboración, y decide cuál será la magnitud de lo que se dispone a representar. En la segunda se hace una clasificación de la importancia de los elementos que se quiere representar, los que prevalecen como principales en la composición. En la última etapa, se manipula y transforma el dibujo para que aquello que no es primordial se haga transparente.
Es un estratega.


Vea aquí la animación de un dibujo de Germán Samper que realizó en el Gran Canal de Venecia.

 

El archivista

Otro de los elementos que hace particular el conjunto de dibujos de viaje de Germán Samper es que fueron ordenados, catalogados, clasificados y archivados. El ejercicio que inicialmente surge a partir del consejo de su maestro Le Corbusier, se convierte luego de los años en un extenso número de documentos que se almacena en su biblioteca personal. Dibujos del mismo viaje se organizan en un mismo grupo, que pasa a ser denominado como serie. Para almacenarlos, comienza utilizando carpetas sencillas para agruparlos y posteriormente diseña 35 cajas debidamente marcadas en las que irá acumulando los cuadernos y las hojas que componen el archivo.
En 2000 decide ocupar su tiempo de vacaciones para ordenar todo el material gráfico realizado hasta ese momento. Inicialmente crea la “lista roja”, compuesta por 3.858 bocetos, incluidos en 55 cuadernos y en 65 series, organizados en un total de 20 cajas. La “lista verde” se crea esporádicamente durante los siguientes años, y está conformada por 1.046 dibujos que hacen parte de nueve cuadernos y 48 series de bocetos, almacenados en 11 cajas. La última recopilación corresponde a la “lista gris”, compuesta por 733 dibujos, ocho cuadernos y 12 series, que se organizan en 4 cajas. Además de esto, se decidió incluir al final del archivo algunos bocetos que se realizaron como soporte gráfico de sus publicaciones, en el entendido que tenían también un propósito didáctico. En total se han catalogado 5.635 dibujos que incluyen 310 ciudades de 42 países y tres continentes. Todo este material se almacena en un mueble de madera diseñado específicamente para tal fin y está localizado en un lugar especial dentro de la propia oficina de Germán Samper.

 

Dibujando


Una vez clasificados, todos los bocetos son numerados y escaneados con el fin de ser compilados e impresos en volúmenes. Este proceso incluyó su edición y se tardó casi diez años en terminar para editar, inicialmente, nueve volúmenes que componen la “lista roja”. En el 2014 se realizó otra versión de los volúmenes que incluían dos adicionales con los bocetos de la “lista verde”. Finalmente se editaron tres volúmenes que componen la totalidad de la colección de dibujos, con un nuevo diseño de portada, actualizando los que originalmente evocaban la que se utilizaba en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), a mediados del siglo XX. Todo este material está inventariado en listas hechas a mano, reemplazadas posteriormente por versiones digitales en archivos en Excel hasta que, en el 2023, todos los bocetos fueron catalogados. La información allí consignada identifica el dibujo por su número, el cuaderno o la serie en que se encuentra, la caja en la que se almacena, su descripción, la transcripción del texto incluido, formato, técnica y lugar. Estos datos son fundamentales para visualizar estos bocetos y organizarlos, para crear una herramienta útil y eficaz para consultar el material gráfico y escrito. Cabe mencionar que el deseo de Germán Samper fue el de donar este archivo a la Biblioteca Luis Ángel Arango, uno de sus proyectos construidos más importantes y significativos. El archivo es el rastro de la evolución de Germán Samper como arquitecto y parte fundamental de su memoria arquitectónica.
Es un archivista.

 

Ronchamp


El educador

Más allá de sus actividades como docente -fue profesor universitario, conferencista y decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los Andes entre 1956 y 1959, político –fue concejal de Bogotá en tres ocasiones– o ejecutivo –fue presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos y creador de las bienales de Arquitectura en 1962–, el interés de Germán Samper fue siempre transmitir sus experiencias y compartir sus ideas y conocimientos.
Lo que hizo no fue casual. En cada uno de esos más de cinco mil dibujos que conforman su archivo se acumula la materia prima de sus numerosos libros y publicaciones, herramientas fundamentales para difundir sus experiencias y compartir sus conocimientos. Tres de ellas se refieren particularmente a sus croquis de viaje.
La primera es el libro La arquitectura y la ciudad. Apuntes de viaje, una publicación de más de 340 páginas que tiene la evidente voluntad de ser didáctica. Muestra al lector las diversas visiones que, con el tiempo, tiene Germán Samper al hacer sus dibujos: desde su etapa de joven arquitecto en el taller de Le Corbusier hasta los viajes que realiza al regresar a Colombia, para reconocerla a través de sus bocetos. También da cuenta del interés por la arquitectura de Oriente, en su viaje en 1960, y del reencuentro con las ciudades europeas en los viajes por España y Portugal de 1970 y por Francia, de 1977. El libro le enseña al lector las diferentes facetas del dibujo, y complementa con textos que, al igual que narran anécdotas de los viajes, enmarcan la historia de los lugares visitados e incluso dan cuenta de las propias ideas que Samper considera fundamentales en su oficio como arquitecto.
Posteriormente, en el libro Casa + casa + casa = ¿ciudad?escribe una reseña en la que relaciona los dibujos de viajes con los proyectos. En un lenguaje sencillo y acompañado de numerosos dibujos, evidencia la relación directa de sus croquis de viaje con su oficio como arquitecto en la mesa de dibujo, y, en particular, con los proyectos de vivienda popular. Allí referencia directamente el proceso de diseño urbano a partir de los lugares que conoce en sus viajes.

 

 

Jardín

 

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