A la izquierda Harvey J. Alter, judío ganador del Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la Hepatitis C en 2020; a la derecha Baruch Blumberg, judío ganador del Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la Hepatitis B en 1976.
Crédito: Freepik
Hay tantos Premios Nobel judíos...
A propósito del boicot a los productos de origen judío que pidió el líder iraní, Ayatolá Ali Khamenei, el empresario y exembajador en España, Alberto Furmanski analiza, para CAMBIO, los aportes que los judíos han hecho a la medicina y a la ciencia, y pide que los líderes influyan para que sus comunidades coexistan pacíficamente, en vez de que perpetúen la división.
Por: Alberto Furmanski
En respuesta a las recientes declaraciones del líder supremo de Irán, Ayatolá Ali Khamenei, quien ha instado al mundo islámico a boicotear productos de origen judío, resulta fundamental subrayar los valiosos aportes de personas de ascendencia judía en diversos campos de la ciencia y la humanidad. Es posible que el Ayatolá Khamenei no esté completamente informado sobre estos avances, que han sido cruciales en sectores clave y han beneficiado a millones de personas, incluidos muchos ciudadanos musulmanes.
Los científicos judíos han sido responsables de importantes descubrimientos médicos, como la identificación y tratamiento de la sífilis y la gonorrea, la creación de medicamentos cardíacos como la digitalis y la novocaína para el dolor dental, y el desarrollo de la insulina para el tratamiento de la diabetes. También han innovado en el alivio del dolor de cabeza con medicamentos como piramidón y antipirina, así como el uso de hidrato cloral para tratar convulsiones. Y han desarrollado tratamientos que han mejorado las vidas de generaciones completas. El psicoanálisis, por ejemplo, fue una disciplina desarrollada originalmente por un judío.
Otros avances significativos incluyen la prueba Schick para la detección de difteria, procedimientos para afecciones del oído y cerebrales y la vacuna contra la polio y la estreptomicina, un antibiótico que cura la tuberculosis. En otro ámbito, los teléfonos celulares fueron inventados en Israel por un ingeniero judío.
Con una población cercana a 15 millones de personas en el mundo, la comunidad judía ha hecho unos aportes muy significativos a las ciencias, tecnología y arte y, por ello, en 129 ocasiones, el Premio Nobel les ha sido otorgado a judíos.
El general Dwight Eisenhower ya nos alertó sobre la importancia de documentar la historia. Como comandante supremo de las Fuerzas Aliadas, al encontrarse con las víctimas de los campos de exterminio, ordenó tomar todas las fotografías posibles y que los alemanes de aldeas cercanas recorrieran los campamentos, incluso participando en el entierro de los muertos. Y dijo: "Haga que todo quede registrado ahora - obtenga las películas - obtenga los testigos - porque en algún momento de la historia, alguien negará que esto ocurrió".
Es crucial, entonces, abordar y condenar el extremismo y el terrorismo en todas sus formas. Pero es igualmente vital promover la educación y la colaboración intercultural, en lugar de fomentar boicots y odio. Un enfoque más constructivo sería reconocer los logros compartidos y avanzar hacia un entendimiento mutuo y hacia la paz. Por ello, es esencial reconsiderar cómo los líderes pueden influir positivamente en sus comunidades para coexistir pacíficamente, en vez de perpetuar la división.
