El día en que dicen que el cine nació
23 Diciembre 2022

El día en que dicen que el cine nació

Fotoilustración de Yamith Mariño.

Por puro capricho, el 28 de diciembre de 1895 fue el día elegido para el nacimiento del cine, con la proyección del corto 'Llegada del tren a la estación de Vincennes', de los hermanos Lumière. Pero en realidad el cine había nacido antes.

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Por: Gustavo Valencia Patiño

El 28 de diciembre de 1895 es la fecha que figura en el registro civil de nacimiento del cine, es el día oficial de la presentación pública del aparato denominado cinematógrafo con el que se podían hacer registros fílmicos; con ello se creaba el fundamento del cine tal y como lo conocemos hoy.
Era la simple consecuencia de las últimas décadas del siglo XIX en el campo de la ciencia y la experimentación que, con el desarrollo de la física a nivel de la óptica, los avances en la química (en especial la fotoquímica con su progreso en la fotografía) más el descubrimiento de la electricidad y su aplicación práctica, se constituían en una conjunción de factores básicos que hacían que todo estuviera a favor de que dicho aparato fuera creado. De hecho, en diversos puntos del planeta, varios investigadores se dedicaban a ello.
Al respecto, muchas investigaciones se venían desarrollando en Gran Bretaña y Francia en la penúltima década del siglo XIX, del que cabe destacar el trabajo de Louis Le Prince (1842-1890), quien en 1888 presentó su primer trabajo y por el que es más conocido, La escena del jardín de Roundhay, del que se conserva un mínimo fragmento que dura escasos dos segundos. Muchos historiadores lo consideran el verdadero inventor del cine, quien iba a perfeccionar su descubrimiento, según lo manifestó a sus amigos, cuando llegara a París. Para tal efecto tomó el tren de Dijon a París. Sin embargo nunca llegó, nunca apareció y hasta la fecha sigue siendo un enigma su paradero y lo que ocurrió en verdad. Incluso Hitchcock quiso hacer una película al respecto pero nunca pasó de ser un proyecto más.

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Queda claro que antes de que los hermanos Auguste y Louis, junto con su padre Antoine Lumière exhibieran Llegada del tren a la estación de Vincennes y otros cortos más en una función pública el 28 de diciembre de 1895, ya se habían realizado anteriores presentaciones de registros fílmicos en otras partes del mundo.


Era el principio de una lucha intestina y violenta, una batalla sórdida, sucia y mezquina de las diversas compañías que querían hacerse con el monopolio de los grandes beneficios que producía el invento. Se le denominó “guerra de patentes” y con tal nombre pasó a la historia. Como toda guerra, terminó con un acuerdo y se asociaron en un trust regido por Edison, quien quiso volverlo monopolio. Con ello se convertía de repente en el dictador de la industria del cine estadounidense, dispuesto a enfrentarse con todos y a no permitir que se crearan nuevos negocios, lo cual iba a encontrar un abierto y tenaz rechazo por parte de las firmas nacientes, agrupadas con el término de los independientes.
Mientras tanto la proyección de “películas” que tenían una duración promedio de un minuto, puesto que las primerísimas apenas llegaban a escasos segundos, con el tiempo se fueron alargando a varios minutos. Se juntaban todas para lograr una función promedio de hora y media por la que la gente pagaba y entraba a unas carpas improvisadas para el efecto. Se sentaban en unos tablones que hacían las veces de sillas; al estar lleno dicho espacio se cerraban las carpas para lograr oscuridad total. La salubridad era lo de menos. No se tenían en cuenta los olores y las mínimas normas de higiene eran desconocidas.

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La mayoría de estos nuevos y avezados empresarios, los Independientes, que también habían visto el futuro inmediato de este súper rentable negocio, eran inmigrantes casi todos judíos centroeuropeos, de entre los tantos que llegaban por grandes cantidades a Estados Unidos en busca de mejor suerte.


Estos creadores y fundadores de algunas de las más grandes empresas de cine, luego conocidas como las Majors, empezaron en esta primera década del siglo XX enfrentando el abuso y tiranía impuesto por Edison y sus asociados. Estos independientes libraban sus batallas por subsistir y resistir a los embates legales de este trust y a la vez se interesaban cada vez más no solo en distribuir sino también en producir películas, punto clave en ese momento en el proceso de este negocio.
Entre 1906 y 1907 la situación de estos Independientes en Nueva York era muy difícil de sostener, pues estaban expuestos a que sus salas de cine, los famosos Nickel Odeons, fueran cerradas en cualquier momento y en especial, sus filmaciones fueran interrumpidas por ilegales, sus equipos fueran confiscados e incluso a veces, terminaban en acciones penales. Se comenzaron a buscar otras opciones y se descubrió que, al otro extremo del país, en la costa oeste, existían mejores condiciones para filmar. Había más luz natural casi todo el año y estaban cerca de la frontera de México, por si había que abandonar el país por cualquier acción legal contra ellos. Se encontró en los suburbios de Los Ángeles una zona algo despoblada que resultaba ideal para producir y filmar. Era un desconocido lugar que tenía por nombre Hollywood.

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Estos creadores y fundadores de algunas de las más grandes empresas de cine, luego conocidas como las Majors, empezaron en esta primer década del siglo XX enfrentando el abuso y tiranía impuesto por Edison y sus asociados.


Estos fueron los principales sucesos que se vivieron en torno al nacimiento del cine y del poderío económico de su industria. Se debe señalar que el comienzo de la producción comercial del cine, dentro de las leyes de la economía de mercado, coincide con una época de organización económica capitalista altamente desarrollada. En un breve período esta nueva industria atravesaría todas las formas de negocio que el capital permite, desde empresas privadas personales hasta compañías modernas de grandes consorcios, todo dentro de una incalculable danza de miles de millones de dólares.

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