El entrampamiento contra el hermano de Piedad Córdoba
25 Marzo 2022

El entrampamiento contra el hermano de Piedad Córdoba

Los hermanos Álvaro y Piedad Córdoba Ruiz.

Crédito: Wil Huertas

'Cambio' tuvo acceso al 'indictment' en el que el agente de la DEA Matthew Passmore relata cómo fue la celada en la que Álvaro Córdoba, hermano de Piedad Córdoba, terminó involucrado en el intento de enviar al menos cinco kilos de cocaína a Estados Unidos, con ayuda de las disidencias de las Farc de Gentil Duarte.

Por: Guillermo Gomez

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El pasado 3 de febrero, un día después de la captura de su hermano Álvaro, la senadora electa Piedad Córdoba lanzó un trino: "Basta ya de persecución política contra mí y contra mi familia. Ni mi hermano Álvaro Córdoba ni yo tenemos relación alguna con narcotráfico ni con grupos armados. Reto que se muestren las pruebas que soportan este nuevo montaje judicial". No se trataba precisamente de un montaje judicial, pero sí de una celada de agentes de la DEA en la que terminó involucrado. 

Cambio tuvo acceso al indictment mediante el cual el gobierno de Estados Unidos solicitó la extradición, por el delito de narcotráfico, de Córdoba y de dos personas más, en el que el agente de la DEA Matthew Passmore relata a la Corte de Nueva York la cronología de los hechos que respaldaron la solicitud, y que por fin salen a la luz.

Passmore es un conocido cazador de narcotraficantes, especialmente en Venezuela. Según el portal Itempnews, sus declaraciones fueron claves para que la Corte de Nueva York acusara en 2020 de narcoterrorismo al exdiputado venezolano Adel El Zabayar, y fue el artífice de la captura en Madrid, en 2021, del exdirector de inteligencia de Venezuela Hugo Carvajal, acusado de ser la cabeza del Cartel de los Soles, un grupo de militares venezolanos dedicados, según los Estados Unidos, al tráfico de estupefacientes con ayuda de las antiguas Farc.

En calidad de testigo, Passmore relató a la Corte de Nueva York la cronología de los hechos que derivaron en la supuesta participación de Córdoba, y de dos personas más, en los delitos de narcotráfico y porte de armas, que sirvió de respaldo para el pedido de extradición que el gobierno norteamericano le envió a Colombia el 23 de marzo. 

Según su declaración, que sustenta con grabaciones de reuniones presenciales y virtuales entre los involucrados, durante todo 2020 dos agentes encubiertos, que se hicieron pasar por narcotraficantes mexicanos interesados en contactar narcos colombianos, mantuvieron permanente contacto con Libia Amanda Palacio Mena, a quien finalmente le comunicaron que la organización de narcotráfico para la que aparentemente trabajaban estaba interesada en establecer una línea de suministro de cocaína desde Colombia y Venezuela, que llegara a los Estados Unidos por vía mexicana. 

El 21 de julio de 2021, Palacio y uno de los aparentes traficantes de droga sostuvieron una reunión por video en la que apareció, por primera vez, Álvaro Córdoba. Ese día, según Passmore, el supuesto narcotraficante mexicano les dijo a Palacio y a Córdoba que su organización quería negociar la cocaína colombiana a gran escala y estaba buscando un lugar donde pudiera estar protegido y trabajar libremente. El infiltrado añadió que no trabajaba con ningún cartel en particular, que ya había pagado la protección en México y ahora buscaba un “padrino” que lo apoyara en Colombia, a lo que Córdoba Ruiz habría respondido que sabía a lo que se refería y que, si encontraba una ayuda de esas características, se lo haría saber a través de Palacio.

 

Indictment o acusación contra  Álvaro Fredy Córdoba Ruiz, Alberto Alonso Jaramillo Ramírez y Libia Amanda Palacio Mena. 

 

El 10 de agosto de 2021, en Medellín, Córdoba, Palacio y el infiltrado participaron en otra videorreunión, pero antes de que el hermano de Piedad Córdoba se uniera a la conversación, el infiltrado manifestó estar contento de que Palacio hubiera conversado con Córdoba para empezar a mover kilogramos de cocaína hacia México. 

Una vez Córdoba Ruiz ingresó a la reunión, el infiltrado contó que tenía un asociado con capacidad para mover 3.000 kilogramos por mes desde Colombia a México y desde México a Nueva York, pero que para ello necesitaban algún tipo de seguridad. Córdoba y Palacio entendieron que lo que quería el mexicano era un medio de transporte seguro para que la mercancía no fuera detectada por las autoridades. Según Passmore, Córdoba aseguró que no tenía las conexiones pero que empezaría a hacer consultas con amigos, y que, si ese contacto se lograba, el mexicano le podía pagar.

Dos semanas después, se volvieron a reunir a través de videoconferencia. En esa ocasión, Córdoba Ruiz sumó a la reunión a su amigo Alberto Alonso Jaramillo Ramírez, a quien Córdoba describió como alguien que podría ayudar a proporcionar seguridad y conexiones con fuentes de suministro. Jaramillo, miembro de la justicia indígena, declaró que él ya tenía una gran cantidad de “pollos” y que solo esperaba a que le dijeran cuándo, cómo y dónde. Passmore dice que, gracias a su experiencia, pudo concluir que, cuando Jaramillo hablaba de “pollos”, en realidad se refería a cocaína. Córdoba, entonces, sugirió a los infiltrados que se reunieran en persona para hablar sobre esa transacción de drogas. 

El 3 de septiembre de 2021, en Medellín, se efectuó la reunión presencial, en la que participaron dos personas más: Antonio, alias Toño, y Jorge Mario Jaramillo –quien se describió a sí mismo como un oficial retirado de la policía antinarcóticos de Colombia– aseguró, según Passmore, que sus fuentes de suministro podrían producir hasta 8.000 kilogramos de cocaína cada cuatro meses, y habló de la posibilidad de proporcionarles una muestra de hasta cinco kilogramos para que comprobaran la alta pureza del alcaloide. También, ofreció llevarlos personalmente a los laboratorios en la selva y les describió a Antonio como un supervisor de inmigración que podía servir de ayuda en caso de necesitar pasaportes, tarjetas de identificación y transportar hasta un millón de dólares en un vuelo. Luego presentó a Jorge Mario, con quien conversaron sobre la posibilidad de mover hasta un millón de dólares en drogas, incluso fuera de México. Asimismo, hablaron sobre la logística para transportar vía aérea, la droga hacia México. 

El 15 de diciembre de 2021, Córdoba confirmó que estaba lista la muestra de cocaína de cinco kilos para que la recogieran en Medellín.

Dos días más tarde, Córdoba, Jaramillo, Palacio y el infiltrado volvieron a charlar. Jaramillo dijo que había hablado con miembros de las Farc encargados de suministrar la cocaína. De acuerdo con el agente Passmore, Jaramillo manifestó que la disidencia guerrillera tenía rutas, camiones y todo lo que se necesitara en México. Córdoba agregó, por su parte, que en un campamento cerca a Popayán las Farc tenían cerca de 300 hombres armados hasta los dientes, y se ofreció a cuadrar un viaje para que los mexicanos se reunieran con el comandante de la disidencia, para que discutieran sobre la cantidad, los precios y la logística. (En el momento de la captura de Álvaro Córdoba, autoridades colombianas informaron que se trataba de Gentil Duarte). 

Libia Amanda Palacio Mena, Álvaro Fredy Córdoba Ruiz y Alberto Alonso Jaramillo Ramírez.

 

Ese mismo día, Córdoba, Palacio y el infiltrado viajaron a una finca ubicada a dos horas de Medellín. Al lugar llegó un hombre que le entregó al mexicano los cinco kilos de cocaína. Lo que siguió fue que Córdoba y Palacio regresaron a la capital de Antioquia conducidos por el infiltrado mexicano, quien los contactó con un agente encubierto de los Estados Unidos que se hizo pasar por socio de la organización narcotraficante. El agente encubierto les entregó una bolsa que contenía 15.000 dólares. Passmore relata que Córdoba y Palacio contaron el dinero y que aparentemente se lo repartieron. 

Passmore finaliza su relato diciendo que, incluso hasta los primeros días de febrero de 2022, Córdoba y Palacio continuaron hablando con el infiltrado mexicano sobre su disposición a participar en el tráfico de droga hacia Estados Unidos utilizando a las disidencias de las Farc como suministradores. 

Firma del agente de la DEA Matthew S. Passmore en el documento judicial donde quedó consignada su declaración jurada ante la magistrada Katharine Parker. 

 

Córdoba, Palacio y Jaramillo fueron capturados el 2 de febrero de 2022 en Medellín y deberán esperar que la Corte Suprema de Justicia de Colombia decida si acepta o no el pedido de extradición que hay sobre ellos.

Frente al porte de armas de fuego, por el que también son incriminados, el indictment refiere que los tres instigaron a la posesión de ametralladoras para promover el delito de narcotráfico. 

Bejamin Woodside Schrier, fiscal auxiliar de los EE. UU., quien estudió las pruebas del caso y la declaración del agente Passmore, concluyó que los acusados colombianos son culpables de concierto para importar narcóticos y para poseer ametralladoras, delitos por los que las leyes de ese país establecen una pena máxima de prisión de cadena perpetua. 

Recién capturado, Álvaro Fredy Córdoba le envió un audio a su esposa en el que le dice que todo es un montaje de la DEA. Sin embargo, le admitió a Piedad Córdoba, quien lo visitó en prisión, que sí se había reunido con unos mexicanos.  

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