De la resistencia a la política
13 Enero 2022

De la resistencia a la política

Grupo de jóvenes que han conformado la llamada primera línea del paro nacional.

Crédito: Paloma Navarrete

Tienen entre 18 y 28 años. Hicieron parte de las primeras líneas en el paro nacional pero ahora fueron elegidos como consejeros municipales de juventud. Estos son 14 jóvenes que dieron el paso de la movilización a la función pública.

Por: Pablo Navarrete

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Por Pablo Navarrete

Antes de que empezara el paro nacional, en abril del año pasado, Darly Mendoza Tello se encontraba terminando una maestría en Manejo Costero Integrado del Cono Sur en la Universidad de la República, en Uruguay. Pero cuando esta ingeniera ambiental de 25 años se enteró de que hasta Los Santos, en Santander, había llegado el estallido social, interrumpió sus apacibles clases y volvió a Colombia. La tesis, dice hoy ella, sigue pendiente.

Tan pronto llegó a su tierra, se unió al movimiento de protesta y se convirtió en una más del grupo de jóvenes que, protegidos con capuchas, gafas, cascos y hasta máscaras antigases, se ubicaron en las primeras líneas en las manifestaciones que durante casi dos meses removieron el orden de las principales ciudades del país.

Ella, al igual que otros muchachos de su generación, integró esa vanguardia juvenil que se transformó en un símbolo de seguridad, unión y defensa para los manifestantes, a la usanza de lo ocurrido en octubre de 2019 en Chile, donde Gabriel Boric –un joven de 35 años que hace diez lideró las manifestaciones estudiantiles más grandes después del restablecimiento de la democracia en ese país– acaba de ser elegido presidente de la república. 

Pero ahora, 14 de ellos dejan atrás ese brumoso anonimato callejero y dan un primer paso que para cada uno tiene un significado personal diferente, pero un alcance colectivo similar. Son los que fueron escogidos el pasado 5 de diciembre como consejeros en las elecciones de los Consejos Municipales de Juventud (CMJ), mecanismos de participación, concertación, vigilancia y control que sirven como interlocutores entre la institucionalidad.

Estos consejos se crearon en 2013, cuando se expidió el Estatuto de Ciudadanía Juvenil, y sus funciones –reglamentadas en 2018– son actuar como mecanismos de interlocución y concertación ante la administración en los temas juveniles, concertar la inclusión de las agendas de las juventudes con las respectivas autoridades políticas y administrativas y ejercer veeduría y control sobre la gestión pública. 

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El salto de la protesta en las calles a la contienda política fue un logro enorme, fruto de su constancia al término del paro

Con la elección de estos nuevos 14 consejeros, el salto de la protesta en las calles a la contienda política fue un logro enorme, fruto de su constancia al término del paro. Y es que sus historias son el retrato de las necesidades de sus poblaciones, de las frustraciones de las comunidades arrinconadas por la violencia en la que viven y de la diversidad de voces que convergen en el sueño de habitar un país distinto. Todos tienen la misma ilusión: hacer de sus cargos como consejeros un camino para que algo cambie en sus territorios. Sobre esa perspectiva, Carolina Ardila, politóloga y docente de la Universidad Santiago de Cali, señala que este es un primer paso para que, a mediano o largo plazo, “empiecen a surgir nuevos liderazgos en la política colombiana”.

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"No veo en los Consejos posibilidades reales para estos jóvenes que tienen una urgencia inmediata de algo distinto”

De acuerdo con lo establecido por la Ley Estatutaria de 1885 de 2018, que reglamentó las funciones de los CMJ, los estímulos o contraprestaciones salariales, así como el presupuesto que estos consejeros requieran para la ejecución de sus proyectos y desarrollo de agenda pública, serán acordados directamente con la alcaldía de cada municipio. De ahí que haya voces disonantes sobre el papel de los jóvenes de las primeras líneas en este mecanismo, como la del analista político Diego Arias, quien lo considera como un avance en los procesos juveniles, pero insuficiente. “No dan respuesta a la necesidad de participación que ellos esperan, pues no aspiran únicamente a la política sino a la implementación de un proyecto nacional de transformación. No veo en los Consejos posibilidades reales para estos jóvenes que tienen una urgencia inmediata de algo distinto”, señala.

Posición que contrasta, sin embargo, con la opinión de la politóloga Ardila, que se muestra algo más optimista con el papel que desempeñarán estos nuevos protagonistas en la función pública. “Las críticas que se le hacen a los CMJ son legítimas –dice–, pero yo sí le encuentro un valor profundo a que los jóvenes de las primeras líneas y de la resistencia quieran participar en la política tradicional”.

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"Yo sí le encuentro un valor profundo a que los jóvenes de las primeras líneas y de la resistencia quieran participar en la política tradicional"

Ese es el desafío que 14 exintegrantes de primeras líneas de Santander, Valle, Magdalena y Bogotá tienen por delante. Pero, antes de enfrentar ese reto, cuentan acá su historia, que es reflejo de Colombia.

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