Hacerse preguntas. Una conversación pendiente con Margarita Rosa de Francisco
14 Enero 2023

Hacerse preguntas. Una conversación pendiente con Margarita Rosa de Francisco

Margarita Rosa de Francisco.

Crédito: Andrés Reina

Hastiada de los insultos y la violencia verbal de sus contradictores, Margarita Rosa de Francisco decidió retirarse de las redes sociales. En esta conversación con Sandro Romero Rey habla de sus proyectos actuales y de 'Margarita va sola', libro que lanzará en abril.

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Foto: Will van der Vlugt


CAMBIO: Te confieso que he disfrutado mucho la reemisión de Café con aroma de mujer, 28 años después. La he comentado con "televidentes" jóvenes que la siguen con sorprendente entusiasmo. Ver la novela en bloques de hora y media diaria es muy distinto a los capítulos de media hora de los años noventa. ¿No te sorprende que nuevas generaciones se conecten con una historia que pareciera concebida para un mundo que ya no existe? ¿Desconfías de la eficacia del melodrama?
M.R.dF. (Risas). Más me sorprende imaginarte a vos sentado tomándote tu sopa y viendo una telenovela. Sí es cierto que hubo un alineamiento mágico y misterioso en esa historia y en todo lo que tuvo que ver con su realización. Todos los que participamos lo sentíamos. Desde que leí la primera página del libreto me dio un vuelco el corazón. Gaviota existía y yo lo supe ahí mismo. Había libretista, director, música, actores, diseñadora de vestuario (mi madre, Mercedes Baquero), paisaje, humor, belleza, todo. No sobró ni faltó nada. En cuanto al melodrama, pues, qué querés que te diga, ¡es mi fuerte! Soy una actriz experta en eso. También te confieso esto con mi alma: gozo más actuando en una telenovela que economizando gestos y emociones en el cine. Con esto no quiero decir que me gusten más las telenovelas como producto. No desconfiaré jamás de la eficacia de la buena lágrima de un actor, indispensable elemento melodramático.
CAMBIO: A veces pienso que hay un aparente desequilibrio entre tu posición política, gregaria, solidaria, participativa y tu progresiva reivindicación del aislamiento (A solas, Margarita va sola...) ¿No te parece que la segunda actitud pone en tela de juicio la primera?
M.R.dF. Mi posición política es filosófica. Soy cultora del silencio (a veces no aguanto ni la música) y cada vez lo busco más. Esto no ocurre porque me lo hayan recomendado, sino porque mi ser (o como se llame, alma, espíritu, naturaleza) tiende a eso con mucha fuerza. Se pueden exponer ideas y participar del debate colectivo sin necesidad de sacrificar un tesoro tan grande como es el placer del silencio, que inmediatamente me remite a un estado pleno de soledad. Por eso no acepté ser senadora ni cónsul en Miami, como me lo propusieron. No tengo el talento, ni la vocación, ni la capacidad para la acción política en términos de activismos duros, militancias y contacto directo con las personas, pero sí el impulso de pensar la política conceptualmente. Eso sí me apasiona.
CAMBIO: Ya han pasado un poco más de cinco meses del gobierno de Gustavo Petro. ¿Está llenando tus expectativas? ¿No sientes el peligro de que la cultura se instrumentalice ante las urgencias ideológicas del Gobierno?
M.R.dF. Creo en el modelo de mundo que Petro concibe. El problema que él tiene como gobernante se relaciona con el fundamento del que te hablé en la respuesta a la primera pregunta que me hiciste. Y él (el presidente más lúcido y valiente que hemos tenido) lo sabe perfectamente. Me refiero a que dentro del paradigma universal de la lógica del enemigo –que es la que genera todo tipo de fragmentaciones como las jerarquías, las explotaciones, los colonialismos, las segregaciones, los imperialismos, los géneros, etcétera– sus propuestas se contraponen a ese orden hegemónico que han perpetuado las grandes potencias económicas y que, si continúa, nos llevará a la aniquilación. Petro plantea un mundo que colabore en bloque para potenciar la vida; está dando todos los pasos que pueden iniciar ese largo proceso. Lástima que tenga que concederle cuotas políticas a los de la lógica del enemigo porque no hubo mayorías del progresismo en el Congreso. No sé a cuáles “urgencias ideológicas” te referís. Yo, por el contrario, veo en el presidente Petro una urgencia por desideologizar la vida y ponerla como un valor central de nuestra cultura. Para mí la cultura no solo es el conjunto de manifestaciones artísticas y sus políticas de apertura y comercialización, sino un saber ético integrador y respetuoso de las diversidades que componen a Colombia, y que se refleja en nuestros hábitos, costumbres, y modos de alegrarnos, entristecernos y registrarnos los unos a los otros.
CAMBIO: ¿Te parece que las agendas de las distintas posturas del feminismo a nivel mundial van por el camino correcto? Más allá de la aceptable justificación de los siglos de opresión machista, ¿no te parece que hay una peligrosa agresividad que va en contravía con las ideas de paz que la humanidad progresista intenta construir?
M.R.dF. Yo no sé cuál es el camino correcto con respecto a absolutamente nada. Sí te puedo decir que me preocupan las descalificaciones que se producen en los debates donde se supone que las partes están dispuestas a escucharse. Cualquier posición que quiera establecerse como una verdad incontestable me despierta mucha sospecha. Y son esas posiciones fuertes y sólidas, que tanto gustan a los totalitarismos, lo que suscita la intransigencia y la agresividad. Cuando me percibo a mí misma tendiendo a eso (me ha pasado con el feminismo), me sacudo y me salgo. Hoy veo más salud en la desidentificación y en el nomadismo conceptual.

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