La luz eterna de Metallica
21 Mayo 2023

La luz eterna de Metallica

Metallica.

El undécimo álbum de Metallica es su mejor propuesta desde 1991. Riffs intensos y explosivos, con letras indulgentes que difícilmente saldrán de nuestra memoria, le dieron forma a un disco vertiginoso y fascinante en todo el sentido de la palabra.

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Por Jacobo Celnik
Generacionalmente, la música que me define, la que debió marcar mis años más influenciables, es la de Nirvana, Pearl Jam, R.E.M, Alice in Chains, Stone Temple Pilots, Soundgarden y Metallica en los días del llamado álbum negro, por más de que en lo más profundo de mi alma, sigo creyendo que mi adolescencia transcurrió en Londres en 1969. Digo lo anterior, porque el nuevo álbum de Metallica ha removido algunas fibras emocionales que creía dormidas o inexistentes en mi gusto por la música de ese grupo. Me explico: Los primeros setenta segundos de la canción 72 seasons, con la que abre su nuevo álbum, me produjo un déjà vu con la canción Battery de 1986, y me transportaron en una cápsula del tiempo a los días felices del colegio cuando escuchaba el casete de Master of puppets, a todo volumen, en ese viejo walkman Sony Sport color amarillo que tantas alegrías me dio y que por un instante me hizo soñar con seguirle los pasos al guitarrista Kirk Hammett.
El nuevo disco de Metallica, —autorreferencial y con exceso de riffs acelerados que evocan temas del inicio de su carrera en 1983 como Seek and destroy, No remorse o The four horsemen—, es una grata sorpresa por todo lo que es y significa el grupo californiano para la historia del rock, además de ofrecer una luz de esperanza a quienes todavía creen que el rock está muerto. No señores, ¡el rock vive y de qué manera!

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