SE COMPLICA LA VAINA

Semana para olvidar la que ha padecido el presidente Gustavo Petro.

Su insólita solicitud a la Fiscalía de investigar a su hermano y a su hijo, la súbita remoción de tres ministros, la creciente oposición a la reforma de la salud, la caída de su pretensión de asumir las funciones de la CREG, la crisis de orden público en el Caguán, el duro ataque del fiscal al comisionado de Paz, la decisión unánime de la Corte Constitucional sobre su potestad para suspender leyes en curso y, para terminar, el jalón de orejas de Washington sobre narcocultivos conforman una cadena de hechos perturbadores y complicados para el Gobierno.

Que un presidente le solicite al fiscal general que investigue a su hijo y hermano por rumores sobre trámites corruptos en las negociaciones de la paz total y diga que “confío en que puedan demostrar su inocencia" es por lo menos desconcertante. La actitud de Petro es encomiable y habrá que esperar qué dice la Fiscalía, pero el episodio deja muy mal sabor. Las revelaciones sobre las andanzas de su hijo Nicolás prenden más de una alarma. El tema puede crecer cual bola de nieve e inclusive enredar su gobernabilidad. Y ni hablar de que, en un panorama más general, la Corte pueda echar abajo todo el andamiaje de las reformas proyectadas.

La forma como fueron desvinculados los ministros Gaviria, Ariza y Urrutia deja mucho que desear (Petro no se ha leído el manual de Carreño), pero esos cambios no reflejan una crisis interna en el Gobierno.  Esta podría llegar si son seguidos de otras salidas de los ministros de la llamada tendencia “pragmática” (Ocampo, López, Osuna…). O si la reforma de la salud se convierte en el casus belli que desbarate la coalición política que acompaña al presidente.

No es descartable como lo indica el alud de críticas que han suscitado el proyecto del Gobierno y la intransigencia de una ministra de Salud “ideologizada y arrogante” según Roy Barreras, quuien  ha sido hombre clave de Petro y hoy encabeza su propio grupo político. Los partidos tradicionales que componen la coalición no votarán el proyecto presentado mientras Cambio Radical y el Centro Democrático presentarán propuestas alternas.

Situación incómoda para el Gobierno, debilitado por los sucesos recientes, que tendrá que optar por una reforma consensuada. Así lo sugiere la reunión que convocó el presidente con los jefes de los partidos Liberal, Conservador y de la U, en inevitable actitud conciliatoria sobre una reforma que sin duda necesita el país. Pero no para estatizar todos los servicios de salud, ni crear lo que César Gaviria llamó una “monstruosa burocracia” de insostenibles costos. El debate que se avecina será intenso y revelará mejor la correlación de fuerzas dentro y fuera del Gobierno, así como su grado de cohesión interna.

**********

El de la salud es el primero pero no el único plato caliente sobre la mesa. La anunciada reforma laboral ya tuvo reacción negativa entre empresarios y comerciantes y el proyecto de ley para “humanizar la política criminal y penitenciaria” produjo ácidas críticas del fiscal Barbosa, que sugirió que podía beneficiar a los narcos y, por otra parte, calificó al comisionado de Paz de mentiroso redomado. Es evidente que la estrategia de la paz total aún no se consolida y los graves hechos de orden público en el Caguán revelan no solo un malestar social por obras no cumplidas, sino la carencia de una definida política de seguridad a la que pueda atenerse una fuerza pública que no sabe bien cómo proceder.

El secuestro de más de setenta agentes del Esmad, de varios empleados de la cuestionada e incendiada empresa petrolera china y el asesinato de un subintendente de Policía (además de un campesino manifestante) son desafíos directos a la autoridad, que el presidente atribuye a “grupos que quieren destruir este gobierno”. No los identifica pero la vieja influencia de las Farc en esa región apunta hacia las disidencias que allí operan y el Gobierno busca llevar a una mesa de diálogo. Difícil será en medio de semejantes provocaciones.

El presidente de la Cámara de Representantes, David Racero, advirtió que si en este semestre no se iniciaban las grandes transformaciones del gobierno Petro “de nada sirve haber pasado por el gobierno”. De ese tamaño es el reto inmediato según este dirigente del Pacto Histórico que llamó al gabinete a “cerrar filas”. Comprensible petición, pero también el presidente ha de poner orden y clarificar prioridades. La última encuesta de Inmaver indica que ya 51 por ciento de colombianos desaprueba su gestión: una caída de siete puntos en tres meses.

Otra semana como esta y el desplome será peor.

P. S.: Inaceptables, indignantes e inauditos los abusos de la empresa Viva Air con miles de pasajeros nacionales y extranjeros que pasaron varios días abandonados en los aeropuertos. Si este atropello no produce ejemplares sanciones, económicas y penales, y no se individualizan responsabilidades, es inocuo seguir hablando del turismo como fuente de riqueza nacional.