Hombre interesado en cuestiones de la moda, aunque evite la ostentación y mantenga un decoroso “aliño indumentario”, el poeta Ángel Marcel (Pompilio Iriarte) versea en sus décimas de hoy las expresiones que relacionan el armario con el lenguaje. Y remata con un comentario sartorial y político.
Le hace falta la cabeza
De las prendas de vestir,
que usamos todos nosotros,
sean de seda, cuero o lana,
todo esto puedes decir:
«En los zapatos del otro»,
«La ley para los de ruana»,
«Bien puestos los pantalones»
«Me lagartié una corbata»,
«Martica se alzó la bata»,
«calzones matapasiones».
Hemos visto a deportistas
que «sudan» su camiseta
y lucen pantaloneta,
guantes, licras en las pistas.
Hemos visto a medallistas,
olímpicos campeones,
vestidos, como supones,
de sudaderas, con gracia.
Pero vemos, por desgracia,
presidentes sin calzones.
«Colgar los tenis» señala
que «los guayos» alguien cuelga,
que a la vida le hace huelga,
que el último aliento exhala,
que a alguien lo mató una bala.
Si de tercio nos cambiamos,
con estilo declaramos
sin olvidar el estrato,
que una «piedra en el zapato»,
es «Pedrusco en Ferragamo».
Gorras, cascos militares,
tricornios, kepis, chisteras,
(en los corceles, testeras),
mitra y tiara en los altares,
y en las regiones polares,
ushankas de lana gruesa.
En el Perú, ¡qué belleza!,
don Pedro Castillo lleva
gran sombrero. Cosa nueva:
le hace falta la cabeza.
Pompilio Iriarte.
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