Estrecha conversación entre el arte, la ciencia y los saberes
19 Febrero 2023

Estrecha conversación entre el arte, la ciencia y los saberes

Rosario López, artista plástica.

Crédito: Óscar Monsalve

Arte y ciencia, paisaje y saberes, cestería y pintura, pasado y presente dialogan en el libro 'Trazas, oficios y territorio'. Este trabajo es el paso siguiente a una exposición con el mismo nombre que se exhibió en el Museo de Arte Moderno MamBo en 2021. La artista Rosario López, líder de la investigación, junto con las biólogas Dolors Armenteras y Fagua Álvarez, investigadoras principales de este proyecto, presentaron el libro el pasado miércoles.

Por: Eduardo Arias

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Aunque parezca increíble, existe una relación estrecha entre algunas piezas de la colección del MamBo,las formas de células tomadas de cortes de palma de moriche vistas a través del microscopio y algunos de los pictogramas encontrados en la serranía de La Lindosa.

A esta conclusión llegaron tres profesoras de la Universidad Nacional de diferentes disciplinas. Rosario López, artista plástica que lideró la exposición; la bióloga Fagua Álvarez, especialista en el estudio de los tejidos de las plantas, y Dolors Armenteras, también bióloga, que se ha especializado en ecología del paisaje. A ellas también las acompañaron otros investigadores, así como Tania Pérez-Bustos, de la Escuela de Estudios de Género de la universidad.

Apoyadas en algunas de las piezas de la colección del MamBo, las investigadoras analizaron las imágenes de las histologías –microfotografías de palma de moriche– realizadas en los laboratorios de la Universidad Nacional y los pictogramas registrados en la Serranía, y encontraron patrones que se repetían y que también están presentes en objetos elaborados por los habitantes de los Llanos con la fibra de la palma.

En la exposición, estos hallazgos se exhibieron en mesas que mostraban esas coincidencias entre obras de la colección del museo, los objetos elaborados por las comunidades y las imágenes captadas a través del microscopio. En las paredes se reproducían pictogramas, lo que creó un diálogo en múltiples direcciones entre diversas disciplinas y oficios tanto del pasado como del presente.

Estos hallazgos plantearon otras inquietudes, como llevar a cabo encuentros interculturales entre grupos indígenas de la Orinoquía y de la Sierra Nevada de Santa Marta. El resultado, un libro de fotografía de 342 páginas, con textos de apoyo.

Rosario López le explicó a CAMBIO cómo fue el proceso de elaboración de esta investigación que dio como resultado la exposición en el MamBo y ahora el libro.
 

CAMBIO: ¿Cómo surgió la idea de Trazas, oficios y territorios?
Rosario López: 
Fue el resultado de una convocatoria de investigación de alianzas entre grupos de investigación de la Universidad Nacional. Nos juntamos un grupo de biología, un grupo de antropólogas de la Escuela de Estudios de Género y un grupo de artistas, con el propósito de identificar y de clasificar el conjunto de pinturas rupestres que se encuentran en la serranía de La Lindosa en el Guaviare. Pero esta esta idea tuvo como antecedente el proyecto Ciudad de Piedra, que se desarrolló en 2019.

CAMBIO:¿En qué momento se estableció la alianza con científicos naturales y sociales para adelantar el proyecto?
R. L.:
Esta conversación se inició precisamente en el proyecto que señalé antes. Esa fue la primera inmersión de nosotros como artistas en el terreno. Los geólogos nos llevaron casi que de la mano, nos introdujeron en todo el territorio del Guaviare, nos introdujeron con los guías locales, con las comunidades, con los propietarios de las fincas y ahí empecé yo a ganar confianza frente a ese asunto del territorio y del paisaje. Posteriormente en 2021, con la segunda convocatoria de la Universidad, ya era un proyecto mucho más grande, con una bolsa de trabajo más amplia y además de eso no solamente establecía la alianza interdisciplinaria sino además nos permitió aliarnos con otras instituciones externas a la universidad y ahí es donde entran el MamBo y el Parque Nacional Natural El Tuparro.

CAMBIO: ¿Cómo fue ese diálogo entre los diferentes saberes involucrados en la investigación?
R. L.: 
Fue una conversación perfectamente horizontal. Una conversación en donde no había jerarquías ni mucho menos un deseo de establecer una sola mirada o un solo punto de vista. Se fue dando siempre un norte que nos llevaba a reflexionar acerca de lo poderosas y enigmáticas que podían ser las pinturas rupestres, las posibles lecturas de interpretación cruzadas. Que fueran vestigios de objetos en cestería. Para las biólogas podrían estar emparentadas con las estructuras de la palma de moriche que ellas observaban a través de sus microscopios. Entonces esa conversación interdisciplinaria, esa conversación desde diferentes puntos de vista y perspectivas, sin silenciar a nadie, permitió que aflorara esa observación profunda.
CAMBIO: ¿Qué novedades trae el libro con respecto a la exposición en el MamBo de 2021?
R. L.: 
Este libro-arte es novedoso por su formato, por su materialidad. Es una especie de libreta de campo ampliada que cumple con el rigor editorial y los detalles de una impresión de un libro de fotografía de 342 páginas, con terminados y con papeles de mucha calidad. Es una etapa más adelante de la exposición. Podíamos tener de primera mano la experiencia de las obras de arte de la colección del museo interpeladas con objetos de cestería, objetos cerámicos, objetos tejidos, esculturas muy grandes que pendían del techo del museo. Acá la propuesta es darle toda la importancia y la relevancia a las imágenes, bien sea una imagen de archivo de las piezas de la colección, pero también las imágenes de los sobrevuelos de las serranías de Chiribiquete y de La Lindosa, o incluso las mismas histologías que tomaron las biólogas en los laboratorios. Entonces este libro se convierte en una apuesta plástica, creativa, en donde el espectador tiene en sus manos esa experiencia directa de un paisaje ampliado, de un territorio expandido, y una sensación directa con las imágenes y esa resonancia de que se traslapan una encima de la otra.

CAMBIO: ¿Por qué la atraen el paisaje y el territorio, un tema presente en varias de sus exposiciones?
R. L.: 
Mi posición frente al paisaje se ha convertido en un asunto de territorio. Es un tema muy amplio pero intentaré sintetizarlo brevemente. Antes, en proyectos como 359, Insuflares o White fences, por ejemplo, yo estaba como sujeto en una contemplación directa de ese paisaje y ese horizonte que se expandían ante mis ojos. De 2019 para acá he venido desarrollando una inmersión profunda y una conversación muy estrecha con las personas que habitan estos estos territorios. Mi cuerpo, mi presencia directa en esa idea de paisaje ya está mucho más relacionada, mucho más activa, mucho más conectada. Muy seguramente tiene que ver precisamente con un momento histórico que marcó en dos mi trabajo como artista y fue el proceso de la firma del proceso de paz, en el sentido de que es un territorio al que todos podemos acceder. Claramente estoy consciente de las dificultades que ello conlleva. Por ahí va ahora mi trabajo.

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