Eurocine, la fiesta anual del cine europeo en Colombia
6 Mayo 2024

Eurocine, la fiesta anual del cine europeo en Colombia

'Crossing', del director sueco Levan Akin, inaugurará la muestra de Eurocine.

Uno de los eventos culturales más relevantes del país es Eurocine, que este año llega a su edición número 30 y estará presente en nueve ciudades de Colombia, tanto en salas como centros comunitarios y bibliotecas públicas. En el certamen, que comienza el 9 de mayo, se presentarán 41 películas de 20 países. Suecia es el país invitado de honor.

Por: Eduardo Arias

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Hace 30 años tomó forma una idea que ya hace parte del ADN de los cinéfilios colombianos. Se trata del Festival de Cine Europeo en Colombia, Eurocine, que organiza la Fundación Kulturvisión, y que cada año trae una muy variada selección de producciones cinematográficas de los países miembros de la Unión Europea. Gracias a Eurocine los seguidores del séptimo arte han podido acercarse a producciones de directores y países que muy raramente llegan a las salas de cine del país, dominadas por la producción cinematográfica de Hollywood.

En esta edición de 2024 se exhibirán películas de 20 países, que complementa un componente académico que contará con conversatorios, charlas y clases magistrales. Además, este año, Eurocine se consolida en Bogotá como un evento de ciudad, gracias a la alianza con el Instituto Distrital de Turismo.

El festival llegará también a Cali, Medellín, Manizales, Pereira, Cartagena, Santa Marta, Barranquilla y Bucaramanga, y ofrecerá funciones en diferentes municipios de Cundinamarca y en Rincón del Mar, corregimiento del municipio de San Onofre, Sucre.
 

Suecia es el país invitado de honor, designación que coincide con la celebración de los 150 años de relaciones diplomáticas con Colombia. Contará con una selección representativa de lo que es la tradición del cine sueco en la actualidad.

Este año, además, trae una novedad adicional. Lucía Gonzalez asume la dirección del festival, quien toma la posta que deja Theresa Hoppe. Ella es maestra en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual de la Universidad de Sevilla, España, y profesional en Literatura Comparada y Cinematografía de la Freie Universität Berlin, Alemania. A lo largo de su carrera, ha creado, producido y gestionado una amplia variedad de proyectos interdisciplinarios que exploran la intersección entre el arte, la cultura y la justicia social. CAMBIO habló con ella acerca del festival, sus características y los retos que enfrenta al asumir la dirección.


CAMBIO: ¿Cómo asume usted el reto de ser la nueva directora de Eurocine?

Lucía González: Lo asumo con mucha emoción y mucha pasión, porque en este país dedicarse a la cultura y al cine requiere de mucha pasión y fe, es casi como dar un salto al vacío. Hay muchas personas que piensan o que me han dicho que dirigir un festival, así como Eurocine, puede ser más sencillo porque tiene una trayectoria y no estamos empezando de ceros. Pero esa trayectoria exige que estemos a la altura de ese legado que representa. También lo asumo con mucho agradecimiento por haber sido elegida por Teresa Hoppe, la exdirectora, para continuar con este legado y con este festival al que ella le dio tanto amor y dedicación. También lo abordo con mucha humildad. Todavía hay mucho por aprender. Cada edición del Festival nos va enseñando dinámicas nuevas, nos presenta retos diversos y por eso es importante que podamos mantener la ambición de innovar sin perder nuestros objetivos. Este año me lancé con mucha energía a explorar nuevas estrategias, a buscar nuevos aliados, a tratar de expandir nuestra presencia en otras ciudades y he sido particularmente ambiciosa con la programación. Estoy a la expectativa de ver si logramos con esta programación el impacto que estamos esperando.

Lucúia González.


CAMBIO: ¿Cómo explicar que un festival de cine que presenta películas que no forman parte de la cartelera habitual de las salas haya logrado mantenerse (y también crecer) en estos 30 años?

L.G.: El festival surgió en un contexto donde la oferta de contenidos audiovisuales independientes era escasa. No había tanto festival, no estaban las plataformas de streaming y esto permitió que Eurocine formara un público que año tras año se convirtió en un fiel seguidor y nos permitió consolidarnos como un festival de nicho. Luego el festival evolucionó y empezó a buscar estrategias para lograr su sostenibilidad más allá del apoyo de las embajadas de la Unión Europea, que, por supuesto, es vital cada año y sin este apoyo no sería posible. Surgieron cooperaciones, búsqueda de patrocinios alternativos y se introdujo una figura muy bonita que llamamos la ciudad hermana, mediante la cual, con alianzas con alcaldías, podemos llevar el festival a ciudades y municipios y nos permite no depender solamente de las salas convencionales. Eso nos ha dado una cierta independencia del circuito comercial y nos ha permitido también desligarnos un poco de otros festivales de cine europeos en el mundo. Yo creo que lo que más ha influido para que Eurocine pueda mantenerse vigente es ese enfoque centrado en lo que los espectadores quieren. La prioridad del festival no ha sido exhibir las películas más premiadas o las de renombre internacional, aunque en este año tuvimos muy en cuenta que fueran películas que tengan cierto reconocimiento internacional, pero no es nuestra prioridad. Lo que queremos es ofrecer un amplio espectro del cine europeo incluyendo esas obras que no solamente conecten desde un punto de vista artístico o intelectual con la gente sino emocionalmente. Y eso nos permite justamente tener una información diversa y entretenida y eso es también lo que nos permite que cumplamos con nuestra misión de ser una ventana de esos mundos, de esas realidades europeas que, aunque parecieran diferentes por su contexto, al final terminan siendo muy similares a las nuestras y terminan generando identificación en el público colombiano y mucho cariño. Eso termina en que el público colombiano le ha cogido mucho cariño al festival y eso es lo que yo creo que más explica su vigencia.
CAMBIO: ¿Cómo se lleva a cabo la curaduría de un festival de esta naturaleza?

L.G.: En este festival la curaduría arranca con un enfoque muy colaborativo, que involucra a las embajadas, algunos institutos fílmicos de la Unión Europea y el repositorio de la Unión Europea, cuyo número de películas varía cada año y que tiene una variedad de géneros y de países europeos. Sobre esa base empezamos a seleccionar y a ampliar la programación dependiendo de cuál va a ser nuestro foco en el año y también del país invitado de honor. El enfoque de la curaduría de Eurocine desde hace varios años ha sido ofrecer una programación versátil y muy diversa, con películas para todos los gustos, edades y con contextos educativos. Teresa Hope quería desafiar ese estereotipo de que el cine europeo independiente tiene que ser reflexivo, complejo, difícil de ver. En esta edición he querido buscar un equilibrio entre películas de autor y esas películas de entretenimiento para un público más general.

CAMBIO: ¿Y esto por qué?

L.G.: Porque hoy hay más contenido en internet, en plataformas de streaming hay más acceso al contenido europeo independiente y yo considero que no hay que subestimar al espectador. Nosotros tenemos un público muy amplio y está muy bien de películas de aventura, de comedia. Este año tenemos, por ejemplo, una película finlandesa sobre un ratón superhéroe dirigida a las familias. Y así como queremos mostrar esas películas también queremos mostrar ese documental intimista francés construido con material de archivo grabado con una cámara súper 8 en los años ochenta y estoy convencida de que hay una demanda para ese documental, hay un público. La nuez a la que le quise apostar este año, y vamos a ver cómo nos funciona, es la figura del curador invitado. Tenemos la suerte de poder contar con la participación de Carlo Chatrian, curador italiano que fue director artístico de la Berlinale durante los últimos cuatro años. Y digo que tenemos la suerte de contar con él porque las fechas de Eurocine son muy cercanas al inicio del Festival de Cannes y por eso al principio fue difícil conseguir quién aceptara venir.

CAMBIO: ¿En qué consiste su labor como curador invitado?

L.G.: A Carlo lo invitamos a curar una sección con la metodología de carta blanca. Le permitimos que él proponga su selección de acuerdo con el criterio que él quiera. Algo que me pareció muy mágico en este momento, ya visto en retrospectiva, es que él quiso compartirnos en esta selección su trayectoria como espectador. No su trayectoria como curador ni como crítico de cine, sino como espectador.

<em>El espíriru de la colmena</em> (1973), del director español Víctor Érice.


CAMBIO: ¿Cómo incide el público en la labor de la curaduría?

L.G.: Con el enfoque de ser un festival para la gente y no para la industria ni para un público exclusivamente cinéfilo, pensamos qué quiere cada sala en los diferentes horarios. Hay salas que nos dicen hasta las cuatro nuestro público es mayor de 50 años y de las cuatro para arriba es un público mixto joven. Estamos curando siempre teniendo en cuenta la perspectiva del espectador y en ese sentido me parece muy linda esa coincidencia de la elección que hizo Carlo Chabrian.

CAMBIO: ¿Cómo será la participación de Suecia, país invitado de honor?

L.G.: Tenemos una muestra relativamente pequeña conformada por cinco películas de los últimos dos años y una retrospectiva de Robbie Anderson, director icónico básicamente de culto. Esta retrospectiva de Robby incluye cuatro películas de lo que se conoce como La trilogía de la vida. También incluye su última obra sobre lo infinito que también está muy relacionado con los temas que toca Robbie Anderson en esas cuatro películas. El absurdo de la vida, el existencialismo. En las películas recientes suecas tenemos a Lucas Moodysson con su última película. El és un referente en la escena cinematográfica sueca. También tenemos directores que no son tan conocidos o nuevos talentos como Levan Akin, que es el director de Crossing, la película inaugural. Esta película nos habla de la emergencia de un nuevo talento, de una nueva manera, de una nueva mirada y nos muestra un director que está preocupado por mostrarnos una realidad diferente a la sueca porque la película se desarrolla entre Georgia y Turquía y nos permite echarle un vistazo a esa parte de Europa mucho menos explorada y mucho menos protagónica que la Europa más occidental. Levan Akim es de ascendencia georgiana.
 

CAMBIO: Al hacer la curaduría, ¿qué le llamó la atención del cine sueco?

L.G.: Hay muchas coproducciones. Esto habla de un panorama cinematográfico sueco muy diverso porque son coproducciones con diferentes países. Hay un documental de una directora sueca que reconstruye históricamente cuál ha sido esa representación de las personas LGBTI Q+ en el cine sueco y las primeras representaciones vienen desde 1919 hasta hoy. Eso es muy interesante. De hecho, una de mis películas favoritas que estuvo participando en una encuesta que hicimos para escoger la retrospectiva es una película sueca LGBT. Si nos fijamos, la película inaugural explora las experiencias de la vida trans en Estambul. Entonces sí podemos corroborar que hay un vínculo estrecho entre esas temáticas LGTBI Q+ o y el cine sueco.

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