'Volátil', la coreografía de las desapariciones
17 Noviembre 2023

'Volátil', la coreografía de las desapariciones

‘Nodo– Cuerpos en movimiento’, que se desarrolla en el Centro Nacional de las Artes Delia ha sido el lugar de encuentro de la danza contemporánea.

Por: Eduardo Arias

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El Festival Nodo-Cuerpos en movimiento se lleva a cabo en estos días en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella y se extenderá hasta el lunes 20 de noviembre. Ha sido un encuentro que expresa la diversidad y creatividad de la danza. Una de las obras que participó en Nodo fue Volatil, de la compañía Cortocinesis. Es una reflexión sobre la desaparición y explora temas como la pérdida, la fragilidad y la persistencia. La danza se convierte en una metáfora sobre la carne que se niega a desaparecer, preservando sus surcos y cicatrices como narradores de historias fragmentadas. Esta obra se estrenó en la Quinta Bienal Internacional de Danza de Cali y en la inauguración del Teatro Fanny Mikey del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata. Nació gracias a una beca de creación que les otorgó la Quinta Bienal de Danza de Cali. “Propuse tocar un tema álgido, la desaparición, y lo llevé a la escena desde dos perspectivas. La primera se refiere a la desaparición de la amante, cuando pierde al ser amado o cuando es uno mismo el que desaparece a los ojos del amante. El otro tema es la desaparición forzada, la desaparición del ser querido de una manera violenta, agresiva y obligada”, señala Vladimir Rodríguez, su director y coreógrafo.
Para darle forma a este montaje hicieron un recorrido histórico con el asunto de la desaparición forzada. “Hice un trabajo documental tanto de la desaparición del amante como de la desaparición forzada. Traté de recuperar elementos álgidos de la historia reciente de nuestro país”. En la obra se cita la masacre de El Salado, así como los actos simbólicos de perdón . También utilizan una citación directa de grabaciones de la JEP en la Comisión de la Verdad. “Hubo todo un trabajo documental que vino a alimentar la forma de esta pieza”.
De acuerdo con Rodríguez, lo que pretende volátil es hablar del cuerpo que se volatiliza. “Sabemos que en la desaparición forzada en Colombia hay una gran variedad de métodos. Entonces la reflexión era: ¿cómo tocar el tema de esta desmaterialización que sufre un cuerpo, de esta volatilización que sufre y cómo escénicamente cómo a través de la iluminación, del sonido de la escenografía y de la actuación de los actores podía presentarse un cuadro inmersivo donde el espectador viva tener la experiencia de la desaparición? ¿Cómo podíamos hacer una evocación no metafórica sino concreta?”. Por esa razón el público participa de manera activa. Un dispositivo escénico conecta de manera íntima al espectador. En un cuadrilátero se juega con una serie de velos que dejan ver de un lado pero no del otro y que sirven para producir estas desapariciones delante del público. “Más que una búsqueda maniquea de decidir quién es el bien y el mal en el fenómeno de la desaparición es un asunto de exponer la desaparición como material artístico y material estético”, señala Rodríguez.

Vladimir Rodríguez


Para ellos uno de los retos más complejos era abordar un tema tan trágico y doloroso sin que ellos hubieran sido víctimas directas de la desaparición. Otro de los retos fue encontrar la manera de abordar el tema con delicadeza y tratar de darle nuevos significados a través de un proyecto estético. La música original de este espectáculo la escribió Mauricio Proaño, compositor ecuatoriano.
Más que intentar curar heridas, Volátil busca confrontar al espectador con la experiencia de desaparición. “Yo siento que este tipo de piezas que nosotros hacemos invitan más a que el espectador produzca su propia reflexión frente a lo que vive en ese momento escénico. No presentamos conclusiones ni puntos de vista ideológicos o políticos específicos. En ese sentido es un compromiso con las artes escénicas y con el teatro, y con el tema de esta tragedia, pero desde el lugar que conocemos que es el lugar del arte”.
Rodríguez considera que Volátil tiende un puente entre la desaparición y el espectador. “Curar y sanar es algo que se ha hecho de muchas maneras. También de manera simbólica en este país y en otros contextos. Por ejemplo, en la confrontación de los victimarios frente a las víctimas, donde ellos cuentan sus métodos a las familias de las víctimas y esperan justamente paz y reconciliación. El perdón es un tema muy interesante como objeto escénico, pero nosotros no estamos en capacidad de dar perdón o culpar. Esa no es la finalidad de Volátil. Lo que pretende y logra no es que los observadores pasen por estados emocionales y que esos estados emocionales guíen sus juicios y sobre todo que les generen un criterio frente a la realidad histórica de nuestro país”.

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