¡No lo hagas, Lucho!

Luis Díaz, estrella del Liverpool y de la Selección Colombia, es apetecido por el PSG de Luis Enrique.

Crédito: Reuters

11 Abril 2024 05:04 pm

¡No lo hagas, Lucho!

Los rumores dicen que el Paris Saint Germain está dispuesto a todo para tener a Luis Díaz en sus filas. El periodista de CAMBIO Juan Francisco García cree que sería un error fatal y le pide a Lucho no dar ese paso: "ser competitivo en la Premier League es llegar a la cumbre. No hay en el mundo un entorno más glamuroso, exigente y feroz".

Por: Juan Francisco García

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No ahora cuando en los pubs de Liverpool tu canción le compite a los Beatles y allá, tan lejos, lograste que los ingleses sepan que existe Barrancas, el río Ranchería, La Sierra Nevada. Que es Colombia y no Columbia. Por qué irse cuando el estadio más febril de Europa corea tu nombre y baila al son de tu padre, que arropado por la devoción de los hinchas con todo aquel que lleva tu sangre, volvió a la vida.

 El fútbol –lo sabes mejor que nadie– es un estado de ánimo. Sentirse amado, admirado. Ver a los niños pedir la 7 de Díaz y a los ancianos revisitar la infancia cada vez que intentas tus trucos es tan vital como entrenarse bien y dormirse a tiempo. Sé que Liverpool es aburrida y grisácea, que el sol no calienta y la comida es sosa y desabrida, pero París puede esperar. París para las vacaciones. 

Cómo irse ahora, cuando la liga más difícil del mundo reconoce en ti la alquimia mística que, como en los ingleses no se da, mandan a traer de América: pirotecnia eficiente, rebeldía solidaria, voracidad generosa, gol, frenesí con ritmo y con sentido, alegría: "His name is Lucho/ He came from Porto/ He came to score came to score came to score score score…":  

Nadie que haya nacido aquí, y fíjate que lo intentaron los mejores –Falcao, James, Cuadrado–, lograron competir en un grande con tanto protagonismo, regularidad y gol. Es verdad que estás lejos de los 44 goles que hizo Juan Pablo Ángel con el Aston Villa, pero hoy por hoy tienes mejor registro en goles por minuto y, ni él ni Faustino Asprilla, los únicos delanteros colombianos que de verdad dieron de qué hablar en Inglaterra, soñaron jamás con ser campeones de Premier. 

Tú más que soñarlo haces que los hinchas reds sueñen con serlo, en gran medida porque juegas en su equipo. Como soñó Kyle Walker –uno de los defensas más fieros y rápidos del mundo– cuando en el último clásico contra el Manchester City compartieron banda y lo sacaste a pasear. Como pasa, casi todos los domingos, con el pobre lateral al que le tocas en suerte. Jugando para el Liverpool o para la Selección Colombia. 

No es normal, Lucho. Ser competitivo en la Premier League es llegar a la cumbre. No hay en el mundo un entorno más glamuroso, exigente y feroz. Es el Everest, Wimbledon, El Col de la Loze. El técnico Juan Carlos Osorio, que hizo parte del cuerpo técnico del Manchester City, dijo que para marcar la diferencia hay que “ser lo más fuerte posible, lo más rápido posible y lo más potente posible”. Ese es tu estado de forma actual. Y lo es gracias a que domingo a domingo te enfrentas con los mejores.

Bajar la guardia en Inglaterra siendo jugador del Liverpool es traicionarse a uno mismo. Por eso la Premier te hace bien. Estira tu potencial. Te exige rebasar los límites, como hacen Djokovic, Alcáraz, Haaland, Egan Bernal, Falcao. 

Si hoy se te compara con los mejores extremos del mundo, Lucho, si tanto la opinión barrabravil como los técnicos, jugadores y expertos de primera te sientan en la misma mesa que Vinicius, Salah, Foden, Saka y demás fenómenos de las banda, es porque los estragos los ejecutas en la élite de la élite. Tu promedio de cuatro asistencias a gol por partido, la calificación promedio de rendimiento de 7,8 puntos sobre 10, el impresionante porcentaje de 0,7 en regates intentados; todo eso ocurre en el fútbol que todos miran y en el que todos quisieran estar. Desde Barrancas hasta Gales. 

¿Irse a París, Lucho? El París Saint Germaine, ese equipito desabrido, sin alma, ese compendio de superestrellas con sangre fría que está condenado a jamás ganar algo grande. ¿El equipo que perdió un mata a mata de Champions con el Barca después de ganar la ida 4 a 0? ¿Migrar a la liga francesa? ¿De verdad? ¿Del fútbol total contra los de Guardiola en Anfield al somnífero de la Liga 1, competencia de un solo equipo? 

Irse es bajar un cambio, Lucho. Olvidarse del niño que llevas dentro. Mira lo que le pasó a Neymar. Mira el desafuero con el que vive Mbappé, secuestrado por el dinero, y quien ya abandonó el barco.  Mira el capítulo opaco que fue para Messi a pesar de tantos millones de millones de millones. El fútbol no va por ahí, Lucho, cuando uno juega tan bien, tan extraordinariamente bien, y tiene entre sus dones que la pelota sonría. 

A los 27 años, con la vida arreglada, más vale perseguir la gloria. Caminar hacia la utopía. Ser campeón de Champions habiendo nacido en Barrancas. Meterse entre los jugadores insignias de un club legendario como el Liverpool. Ganar la Premier. Ser goleador de la liga más difícil del mundo. Perpetuar tu cántico en las gradas de Anfield. Seguir sonando, junto a los Beatles, en las discotecas. Ser mejor. Cada vez mejor. Hasta lo insospechado. 

¡No lo hagas, Lucho, que el glamour y los petrodólares son, en el fútbol moderno, las dos grandes espadas de doble filo para los futbolistas como tú! 

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