¿Quién era el hombre que mató a un prestigioso urólogo de Medellín? Este es el perfil del asesino

Crédito: Redes sociales

29 Abril 2024

¿Quién era el hombre que mató a un prestigioso urólogo de Medellín? Este es el perfil del asesino

El Reporte Coronell revela detalles sobre el libro que escribió el asesino del urólogo Juan Guillermo Aristizábal, como las razones por las que decidió cometer el crimen, su vida personal y su historial clínico.

Por: Redacción Cambio

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Hace unos días fue asesinado Juan Guillermo Aristizábal, un prestigioso urólogo de la Clínica Medellín de El Poblado. En la mañana del 18 de abril un hombre ingresó a su consultorio y le disparó en reiteradas ocasiones. Por la gravedad de sus heridas, Aristizábal falleció en el sitio. Sin embargo, tras el crimen, las autoridades encontraron sin vida al sujeto en un baño. Tiempo después, se reveló que el homicida se llamaba Jhon Ferney Cano, un antiguo paciente del médico.  

También, salió a la luz un libro de más de 360 páginas escrito por el asesino del galeno. El Reporte Coronell tuvo acceso a esta obra que incluye la historia personal de Cano, su historial clínico y una supuesta negligencia por parte de Aristizábal en una cirugía. El periodista Daniel Coronell habló con un médico que también leyó el manuscrito para entender la mente del homicida.

Según las conclusiones del médico sobre la historia clínica de Cano, no hay evidencias de error médico por parte de Aristizábal. Así mismo, aseguró que el urólogo siguió rigurosamente los protocolos para el diagnóstico y el tratamiento del paciente. 

Además, señaló que no es cierto que el homicida hubiera sufrido una complicación posoperatoria, pues la cirugía dio los resultados esperados y la recuperación no tuvo complicaciones. Es más, según su historia clínica, el dolor que padecía Cano no tenía origen ni agravamiento por la intervención.

Por otra parte, según cuenta el periodista Coronell, el libro de Cano y su historia clínica demuestran que no era esquizofrénico, pero sí tenía una personalidad psicopática y obsesiva. “Cano también refleja en su escrito una inteligencia excepcional que no tuvo oportunidad para desarrollarse”, señala Coronell.

John Ferney Cano era hijo de campesinos que emigraron a una comuna de Medellín. Vivía entre la pobreza, la inseguridad, la violencia intrafamiliar y el matoneo escolar. Desde niño fue explotado laboralmente, pues durante muchos años no pudo tener un empleo formal; los ingresos de sus primeros trabajos estaban por debajo del salario mínimo y tenía que trabajar muchas más horas de las permitidas en la jornada legal.

“Aunque admite que era un estudiante indisciplinado, también cuenta que era aventajado en matemáticas y llegó a ser el mejor alumno de su curso. Sin embargo, las pobrísimas condiciones de su vida le impidieron llegar a la Universidad de Antioquia a estudiar una carrera profesional como le hubiera gustado”, detalla el periodista. 

En 2016, su novia lo contagió con una enfermedad de transmisión sexual y aunque un urólogo retirado lo trató con éxito, Cano siguió quejándose de un dolor en sus partes íntimas.

Cano escribió en su libro que las EPS demoraban sus citas con especialistas y le negaban exámenes ordenados, por ello, decidió pagar directamente una operación al urólogo Juan Guillermo Aristizábal, quien le había recomendado hacerse la circuncisión. La historia clínica de Cano señala que la cirugía fue exitosa.

Esta cirugía fue efectuada en la primera infancia no deja huella alguna, en adultos puede dejar una cicatriz queloide. Fue el caso de Cano, quien se quejaba porque, según él, su pene se veía muy feo, a lo que se sumaba el dolor que nada tenía que ver con la circuncisión, sino al parecer con una poco frecuente neuropatía del nervio pudendo”, señala el periodista Coronell.

Tras la cirugía, Cano visitó varios urólogos para que le dijeran que había sido mal operado, pero, en cambio, le dijeron que la operación se había realizado de manera correcta. También, contrató a dos abogados: el primero le recomendó que conciliara, pues el médico le ofrecía una compensación de 5 millones de pesos, Cano se negó; el segundo abogado le pidió a Cano 2.500.000 pesos para investigar si había antecedentes del doctor Aristizábal para interponer otra demanda, pero no encontró nada.

En el libro se lee el momento en el que Cano decide asesinar a Aristizábal: “He decidido que el individuo que mutiló vilmente mi miembro viril debe morir (…) Esa escoria debe ser fulminada en reiteradas ocasiones con una pistola hasta perforar todos sus órganos, especialmente su putrefacto corazón. (...) Verlo sangrar es mi anhelo y trabajaré con devoción por aniquilar esa basura”.

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