Los artilugios de los herederos de Víctor Carranza para ocultar su millonario botín

Tres años antes de que la muerte finalmente lo alcanzara, Víctor Carranza, el zar de las esmeraldas, logró eludir un atentado digno de una película: hombres armados secuestraron un carrotanque lleno de gasolina y lo estrellaron a toda velocidad contra el primero de los cinco carros blindados que componían su caravana de seguridad. Al choque se le sumaron balas, granadas y hasta rockets en la carretera que de Puerto López va a Villavicencio, pero Carranza salió ileso. Eso fue el 29 de marzo de 2010.

El patrón, protagonista como pocos de la violencia en Boyacá y los Llanos Orientales, se fue de este mundo por causas naturales en abril de 2013, tras librarse de la justicia. Solo en 1998 logró ser detenido en un operativo minucioso de la Fiscalía de la época, pero dos años más tarde quedó libre y la justicia nunca condenó su rol clave como creador y financiador de las Autodefensas de los Llanos Orientales, para las cuales se hicieron reuniones con jefes paramilitares como Carlos y Vicente Castaño, según Salvatore Mancuso, y tampoco respondió por la creación de Los Carranceros, su ejército ilegal privado.

La multimillonaria fortuna amasada en las cinco décadas que le dedicó al negocio de las esmeraldas, en las minas de su natal Muzo en Boyacá, en su expansión por el departamento e incluso durante la temida guerra verde que dejó miles de muertos, consiste en numerosos lotes, empresas, inmuebles, fideicomisos y acciones. Esa fortuna se volvió el eje de una nueva disputa: la de sus nueve herederos, que pelean en la justicia desde el mismo momento en que su padre falleció.

Carranza se casó con una prima: María Blanca Carranza. De esa unión nacieron Víctor Ernesto, Luz Mery, Hollman, Jorge Arturo y Felipe Andrés Carranza Carranza. Pero en relaciones extramatrimoniales, el Patrón tuvo cuatro hijas más: Vivian Andrea Carranza, Iliana Catalina Carranza, Ginna Juliana Carranza y Sandra Rusinque.

Fueron precisamente estas hijas extramatrimoniales quienes iniciaron una disputa por los bienes, alegando que encontraron al menos 130, mientras que María Blanca, la viuda, solo habría reportado 25 antes los jueces.

Además de los nueve herederos, a esta pelea se sumaron Yamile Piñeres, esposa de Víctor Ernesto Carranza, el mayor de los hijos del esmeraldero, quien ya falleció, y sus hijos Kimberlly y Víctor Ernesto, quienes alegan que María Blanca y los hijos nacidos en el matrimonio hicieron todo un entramado para reducir el tamaño de la millonaria herencia y así evitar que los hijos extramatrimoniales y dos de sus nietos lograran obtener más del codiciado botín.

La reducción ficticia de la fortuna

Según las hijas extramatrimoniales, desde la muerte de Carranza en 2013, María Blanca se puso manos a la obra y entregó a sus hijos múltiples bienes con un valor muy inferior al comercial y les cedió acciones, cuotas o partes de interés y creó un fideicomiso civil sobre algunos bienes, lo que hizo que no pudieran ser incluidos en la bolsa para repartir. Lo hizo con:

• 55.000 acciones de la empresa Ganadería Brisas de Agualinda por $1.100.000.000
• Cuotas o partes de interés en la Empresa Hotelera y Turística del Llano Ltda. y el Hotel del Llano, por $ 29.020.000 
• 300.000 cuotas o partes de interés de la Operadora Turística Lord Pierre Ltda por $ 300.000.000 
• 20.000 cuotas o partes de interés de la Ganadería La Cristalina Ltda, por $ 20.000.000. 
• 400.000 acciones de Calizas del Llano ‘Callanos’ SA por $ 400.000.000.
• Además, María Blanca constituyó a favor de sus hijos un fideicomiso civil sobre los inmuebles La Esmeralda, Las Quebradas, El Volcán, El Diamante, San Mauricio, La Iberia, Ganadería Nare – predio Santa Teresita, Santa Cecilia, San Francisco y El Bosque, que superan los 60 mil millones de pesos.

El reclamo aseguraba que, en todas esas operaciones, la intención real fue ocultar los bienes de la masa sucesoral, porque los valores fueron ficticios, los pagos no ingresaron al haber de la sociedad conyugal y la señora María Blanca Carranza de Carranza siguió con su administración. Esto afectó a las hijas extramatrimoniales. 

En 2021, un juez determinó que en efecto hubo una reducción del botín porque se ocultaron acciones o cuotas de participación en las empresas Brisas de Agualinda, en el Hotel del Llano, la Operadora Turística Lord Pierre, la Ganadería La Cristalina Ltda, Calizas de Llano y los siguientes inmuebles:

• Lote La Esmeralda-casalote (154-27273 Chocontá)
• Lote Las Quebradas (154-14049 Chocontá)
• Lote El Volcán (154-24725 Chocontá)
• Lote El Diamante (154-10738 Chocontá)
• Lote El Bosque (176-32601 Zipaquirá)
• Lote San Mauricio (176-32602 Zipaquirá),
• Lote Ganadería Nare (176-38793 Zipaquirá)
• Lote Santa Cecilia (176-15274 Zipaquirá)
• Lote San Francisco (154-5348 Chocontá)
• Lote La Iberia (154-3568 Chocontá).

Lo que dijo la justicia

Por eso, el juzgado no solo ordenó devolver esas acciones, cuotas de participación y los predios a la sociedad conyugal, sino que dijo que lo deben hacer por el doble de valor, según establece el Código Civil. También determinó que los responsables debían perder los derechos de herencia sobre esos bienes, lo cual debía tenerse en cuenta a la hora de repartir efectivamente la fortuna. Esto es clave porque la sucesión (herencia) de Carranza ya se resolvió, pero hay otra partida que está por definirse en la justicia y que involucra a los bienes ocultados.

El problema de esa decisión es que metió a todos los herederos en una misma bolsa y también culpó del engaño a Yamile Piñeres Leal, esposa del primogénito del zar de las esmeraldas y a sus dos hijos. Por eso, Yamile insistió ante la justicia y señaló, entre otros, que nada decía el fallo de cómo debía hacerse esa restitución doblada de la que habla el Código Civil, y precisó que Víctor Ernesto Carranza (el primogénito) falleció antes de que se pudieran hacer los últimos trámites sobre el fideicomiso civil, por lo que ni ella ni sus hijos lo heredaron.

En julio de 2022, la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá resolvió el lío y precisó que quien participó en el engaño fue el hijo mayor, Víctor Ernesto, pero no su esposa y sus hijos. La decisión señala que fue él quien se alió con su mamá María Blanca y sus hermanos para afectar a los hijos extramatrimoniales o lo que en derecho se llama ocultamiento y/o distracción dolosa de la sociedad conyugal. Y por eso, Yamile y sus hijos ya no tenían que hacer una restitución doblada sobre el fideicomiso.

El caso terminó en la Corte Suprema de Justicia. En un fallo conocido por CAMBIO, la Sala Civil ratificó la sentencia y reiteró la tesis de que María Blanca Carranza no gozaba de libertad de administración de bienes que fueran de su propiedad antes de la disolución de la sociedad conyugal, porque “los actos administrativos y dispositivos realizados durante la vigencia del matrimonio también pueden ser sometidos a control”.

La decisión precisa que si uno de los cónyuges o compañeros demuestra que su pareja o su heredero dispuso dolosamente de un bien, durante la existencia de la sociedad conyugal o patrimonial, para afectar la repartición de la herencia, sí es procedente aplicar la restitución doblada. 

¿Esta decisión implica el final de la guerra entre los herederos del zar de las esmeraldas? CAMBIO consultó a allegados de Yamile Piñeros, quienes indicaron que este debate podría aún no estar zanjado, ya que se está pensando acudir a otro tipo de recursos judiciales y porque hay otros bienes en la mira aún. También en este caso hay una denuncia que interpusieron las hijas extramatrimoniales de Carranza ante la Fiscalía hace más de siete años, que sigue en una fase preliminar -en averiguaciones- sin mayores avances, por el ocultamiento de los bienes.

Eso sí, algunos de los bienes que Carranza adquirió a la fuerza han ido devolviéndose a la nación. En 2017 fue recuperada la hacienda El Porvenir de 27.000 hectáreas en Puerto Gaitán, Meta, que eran baldías y fueron apropiadas ilegalmente por el esmeraldero. La Agencia Nacional de Tierras dijo que esas tierras iban a ir a campesinos e indígenas.