Los cinco concejales de Bogotá que merecen la reelección

Si bien soy crítica de la reelección en general, y mi experiencia como concejal de Bogotá ha reforzado esa posición, las reglas del juego democrático mantienen hoy vigente esa posibilidad para las corporaciones de elección popular. 

Por eso, a las puertas de unas nuevas elecciones locales y tras casi cuatro años de ser testigo del trabajo de los concejales de la capital del país, puedo concluir que de los 32 que buscan su reelección en el cargo, hay cinco que, desde mi punto de vista, se destacan por priorizar el interés ciudadano sobre el interés particular. No incluyo a nadie de listas cerradas, porque en esos casos no es posible el voto por una persona específica.

La base de mi observación y mi análisis al trabajo de los concejales, que he realizado desde el lugar privilegiado que me ha dado la curul que ocupo como concejal del Nuevo Liberalismo -cargo que dejaré el 31 de diciembre de este año-, son el rigor y la seriedad con los que estos cinco concejales, que mencionaré más adelante, han asumido el estudio de los proyectos que ha presentado la alcaldía. 

Esto, independientemente de si apoyaron o no esos proyectos, porque parto de la base de que en una democracia es apenas natural que haya divergencias y concepciones distintas sobre la manera de abordar los problemas de la ciudad.  

El otro componente de este análisis para concluir cuáles de los 32 concejales que hoy buscan su reelección le convienen a Bogotá, es el papel que han hecho en otra tarea clave dentro de una corporación de elección popular: el control político al gobernante de turno, en este caso a la alcaldesa Claudia López.
Eso sí, debo decir también que durante estos casi cuatro años he observado la labor del Concejo de Bogotá con la óptica de una periodista crítica que pasó 25 años cubriendo diferentes temas de la realidad nacional. 

Y me atrevo a afirmar que la ideologización del debate político se ha convertido en un obstáculo para el avance de Bogotá en temas tan urgentes como las soluciones estructurales a los serios problemas de movilidad que tiene la capital. Así lo ha demostrado de manera suficiente el debate sobre si la primera línea del metro debe ser elevada o subterránea.

Después de mi experiencia como concejal de la capital del país, también puedo decir con total certeza que el político que más les sirve a Bogotá es aquel que hace lo necesario para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, por encima de los intereses de los partidos, de las tendencias políticas y de las ideologías.

Es apenas lógico aclarar que no menciono a los cinco concejales que creo que merecen ser reelegidos para sugerir el sentido del voto. Sólo parto de la idea de que estoy entregando información, que quizá puede ser útil para quienes aún no han decidido por quién votar para el Concejo de Bogotá.

Sobre todo, porque el Concejo de Bogotá cumple la tarea fundamental de hacerle el control político al segundo cargo más importante del país y porque, a pesar de esto, es una corporación que despierta poco interés entre los ciudadanos, e incluso entre los medios de comunicación. 

Un dato sugerente sobre el desinterés ciudadano en las tareas del Concejo de Bogotá es que en los comicios de hace cuatro años 687.061 electores votaron en blanco o no marcaron la papeleta. Esto es el 21.78 por ciento de los que participaron en esa elección.

Ese altísimo porcentaje es cuatro veces superior al voto en blanco o no marcado que se registró en la votación para alcalde: apenas 5.45 por ciento.   

Y estoy segura de que ese evidente desinterés, demostrado por las cifras, ha sido cómplice involuntario de actuaciones políticas que no le hacen ningún bien a Bogotá y a su gente. 

En todo caso, por las razones que expuse al comienzo de esta columna, en estricto orden alfabético destaco el rigor y la seriedad con la que se toman la tarea los siguientes cinco concejales: Diego Laserna, de la Alianza Verde; Javier Ospina, del Centro Democrático, Julián Rodríguez Sastoque, de la Alianza Verde, Manuel Sarmiento, de Dignidad, y María Victoria Vargas, del Partido Liberal.