Tras los pasos del youtuber de las disidencias
Crédito: yamith Mariño Díaz
Las autoridades le siguen la pista a alias Antonio Medina, cabecilla del frente 28 de las Farc, quien ha impuesto la escalofriante moda de amenazar, extorsionar e intimidar a sus víctimas por medio de videos que envía a traves de redes sociales.
Por: Javier Patiño C.
El ingeniero de petróleos Julián Galindo recibió en su celular cinco mensajes de un número que no le era familiar. Aun así, decidió devolver la llamada, por si se trataba de una emergencia. De inmediato, la pantalla le arrojó que el número al que llamaba se encontraba inactivo.
Por un tiempo, su teléfono dejó de registrar llamadas de ese número, hasta que un día le llegó a su WhatsApp –proveniente del número en cuestión– el video de un grupo de guerrilleros, protagonizado por uno de los hombres que ha infundido el terror entre los habitantes de varios municipios de Casanare, Boyacá y Arauca: alias Antonio Medina.
Para profundizar
Medina lo saludaba, se presentaba como el comandante del frente 28 de las disidencias de las Farc y lo invitaba a presentarse en el campamento guerrillero a cumplir una cita que sería coordinada de forma telefónica para no interferir con los trabajos que realizaba su empresa.
El ingeniero lo entendió de inmediato: tendría que pagarles a las disidencias para poder seguir trabajando y salvaguardar la vida de sus diez trabajadores. La decisión que tomó fue denunciar el mensaje a las autoridades. “Esa es la nueva modalidad –le respondieron–. Nos resultó youtuber el hijueputa”.
Inteligencia militar ha identificado varias extorsiones, intimidaciones y amenazas realizadas por Antonio Medina a ganaderos, arroceros, petroleros; a funcionarios de alcaldías y concejos, y a organizaciones no gubernamentales, por la vía de las redes sociales y por medio de videos que hace llegar a sus víctimas. Entre los agentes de inteligencia ya lo bautizaron como “El youtuber de las disidencias”.
Su verdadero nombre es Omar Pardo Galeano y desde hace cuatro meses, tras la muerte de Arturo y Ferley, cabecillas del frente décimo de las disidencias de las Farc, comanda la organización en el oriente del país.
Fuentes militares señalan que tiene varios campamentos en el estado de Apure, Venezuela, desde donde coordina sus acciones contra los militares y contra la población civil, pero también contra la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y contra el ELN de alias Rambo, con los que sostiene duros enfrentamientos por el control de las rutas del narcotráfico.
Reclutador de menores
Fuentes de la Octava División del Ejército le aseguraron a CAMBIO que Medina es, en la región, el principal reclutador de menores, a quienes obliga a cruzar la frontera hacia Venezuela para que ingresen a las disidencias.
Para profundizar
“Sabemos, por desmovilizados y padres de familia, que este guerrillero tiene un grupo de jovencitas a su disposición para satisfacer sus deseos sexuales, tres de las cuales siempre lo acompañan en sus videos”, señala un integrante del Ejército. Los investigadores han identificado que atrae a los jóvenes con promesas de ropa, celulares y joyas que nunca les entrega. “Les prohíbe la comunicación con sus familias y los obliga a permanecer en los campamentos para solo estar al servicio de sus órdenes; de lo contrario, son sometidos a castigos y humillaciones”, enfatiza el uniformado.
Veinte años de delincuencia
Según información de las autoridades, Medina ingresó a las Farc en el año 2002, al frente urbano Antonio Nariño, estructura política de las antiguas Farc en Bogotá que operaba en las localidades de Usme y Soacha, donde era conocido por los alias de Adrián, Bersely o Culebro.
Luego, fue trasladado a la columna móvil Bladimir Estiven, del Bloque Oriental, con injerencia en el departamento del Meta.
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Las autoridades lo capturaron en 2009, para que cumpliera una condena de 15 años por los delitos de terrorismo y rebelión; pero la pena fue interrumpida en el 2017, cuando el Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá le otorgó la libertad para que se acogiera a la Justicia Especial para la paz (JEP).
Nadie volvió a saber de él hasta 2018, cuando apareció en Casanare, donde grabó un video que se volvió viral en las redes sociales por un discurso en el que resaltaba que su guerrilla no tenía fines extorsivos, sino hacer presencia para ayudar a la comunidad más vulnerable de la región.
En muy corto tiempo, el grupo bajo su mando incrementó la capacidad de hombres y de armamento para expandir su dominio en Casanare y Boyacá.
En abril de 2018 fue herido en el brazo izquierdo durante un enfrentamiento con la fuerza púbica, lo que lo obligó a salir de su zona de injerencia para desplazarse al departamento de Arauca, donde recibió el apoyo de alias Arturo, cabecilla del frente décimo de las disidencias de las Farc.
Según les consta a las autoridades por comunicaciones interceptadas, en 2021 Medina fue emboscado por integrantes de la Segunda Marquetalia, cuando se desplazaba por el río Arauca, ataque del que se salvó arrojándose hacia una orilla, donde fue auxiliado por sus hombres de seguridad.
Por el ataque, tuvo que permanecer varios meses escondido, recuperándose y restableciendo su esquema de seguridad.
En 2022, hombres de la Segunda Marquetalia y el ELN lo detectaron en el estado de Apure, Venezuela, a pocos kilómetros de la frontera con Colombia, e intentaron asesinarlo con explosivos; pero Medina solo resultó herido en una pierna y en un brazo, heridas de las cuales aún se está recuperando.
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Los agentes de Inteligencia del Ejército han identificado que en el campamento de Medina no falta la cerveza importada ni las botellas de whisky, y que tiene escondidos en territorio venezolano autos de alta gama, adquiridos con el pago de extorsiones y el cobro de aduana para permitir el paso de cargamentos de coca.
Por reclutamiento forzado de menores, y por los delitos de secuestro, terrorismo, concierto para delinquir, extorsión, homicidio en persona protegida, homicidio en grado de tentativa y amenazas, el llamado “youtuber de las disidencias” se cuenta entre los más buscados en los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare. Por información que conduzca a su captura, las autoridades ofrecen una recompensa de 1.000 millones de pesos.