El gaseoso sueño del hidrógeno verde
9 Octubre 2022

El gaseoso sueño del hidrógeno verde

Crédito: Colprensa

El gobierno pone sus esperanzas de transición energética en una alternativa que todavía ofrece muchos interrogantes.

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Planta
Promigas, de la mano de Ecopetrol y el Gobierno Nacional, pondrá en funcionamiento su primer piloto de producción de hidrógeno verde, que será inyectado a las redes de gas natural de la zona de Mamonal, en Cartagena. Foto: Colprensa, cortesía de Minenergía/César Nigrinis)

Por Álvaro Montes
Cambiar los combustibles fósiles por hidrógeno es más de lo mismo. Producir hidrógeno deja una huella de carbono casi tan nociva como el petróleo, así que, en términos prácticos el gobierno del presidente Petro estaría planeando comprar huevos para vender huevos, como reza el refrán popular.
La llamada "economía del hidrógeno" está de moda en el mundo y despunta como la forma de producir y almacenar energía con más futuro en el planeta. No libera contaminantes en la atmósfera y no produce dióxido de carbono (CO2) ni otros gases de efecto invernadero. Pero la ilusión que genera tiene poco que ver con la protección ambiental, porque el hidrógeno que es posible obtener por ahora a costos razonables, el llamado hidrógeno azul o el gris, se produce a partir de -ni más ni menos- combustibles fósiles. Esa es la razón por la cual los principales promotores del mercado del hidrógeno son las mismas compañías petroleras que durante el último siglo y medio hicieron ese festín tóxico que tiene al planeta al borde de la extinción.
Ver a las petroleras intentando convencernos de que las necesitamos en la nueva matriz energética sostenible que se abre paso en el mundo es como ver a las tabacaleras tratando de hacerse un lugar en el futuro de la salud. Y Ecopetrol, empresa petrolera, al fin y al cabo, está haciendo en la actualidad lo mismo que las demás grandes compañías que basan su modelo de negocio en los combustibles fósiles: prometiendo un mañana en el que el petróleo seguirá siendo esencial. No coincide exactamente con las propuestas de transición a energías limpias que llevaron a Gustavo Petro a la Casa de Nariño.

Las críticas internacionales al hidrógeno no cesan. Se cuestiona que el transportarlo es más complicado que en el caso del petróleo. Es un gas muy liviano y se necesita una red de tuberías más robusta que los oleoductos, con fuerte impacto ambiental.


Expliquemos lo esencial del hidrógeno. Está presente en el universo entero y no se agotará jamás, pero tiene un problema: no existe solo, aislado, sino que hay que separarlo del gas metano o del agua. ¿Cómo se separa? Existen dos formas principales. Una es el reformado de gas natural, que libera CO2. La otra es un proceso llamado electrólisis, que aparta de la molécula de agua la H de la O, el hidrógeno y el oxígeno de la famosa H2O. Para ello se utiliza mucha, pero mucha energía eléctrica que en la mayoría de los casos no proviene de fuentes renovables. Producir 2,9 kilovatios de energía a partir de H2 requiere invertir 2,8 kilovatios de electricidad. O petróleo en grandes cantidades. O las dos cosas.
Existen tres tipos de hidrógeno, bautizados con colores de acuerdo con su condición de sostenibilidad. El gris es el más nocivo y deja casi tanta huella de carbono como cualquier fuente de energía convencional actual. ¿Y adivinen qué? El 90 por ciento del mercado de hidrógeno en el mundo es de este tipo porque es el más económico.
El hidrógeno azul es algo más amigable con el ambiente; también requiere combustibles fósiles, pero las emisiones de carbono que produce se pueden echar bajo la alfombra para que no se noten. Se le llama "captura y almacenamiento", a la operación de enterrar en el subsuelo los desechos.
El verde es el hidrógeno ideal porque produce cero emisiones si se obtiene mediante fuentes de energía renovables y absolutamente limpias, pero -adivinen de nuevo- es la opción menos común, por debajo del 5 por ciento de la producción mundial.

Existen tres tipos de hidrógeno, bautizados con colores de acuerdo con su condición de sostenibilidad. El gris es el más nocivo y deja casi tanta huella de carbono como cualquier fuente de energía convencional actual.


Colombia va muy avanzada en la ruta del hidrógeno. Es el segundo país más promisorio en la región y hasta un encuentro hubo la semana pasada en Cartagena, que reunió a inversionistas, petroleras y otras organizaciones interesadas en promover ese mercado en nuestro país. Yeimi Báez, vicepresidente de soluciones de bajas emisiones en Ecopetrol, confirmó a CAMBIO las metas trazadas: producción al 2030 de 1 a 3 GW de H2 verde y 50 kton de H2 azul. En diciembre se pondrán en operación dos proyectos piloto de hidrógeno verde, uno en Cartagena y otro en Bogotá. El de Cartagena permitirá tanquear buses y autos y comenzará con un vehículo Toyota Mirai, y después otros vehículos particulares livianos y pesados. El piloto de Bogotá funcionará con un bus del SITP con capacidad para 50 pasajeros, que tanqueará en un patio de Fanalca, en Fontibón.
"Existen razones relevantes por lo que el H2 azul es parte de la estrategia de Ecopetrol: reduce la huella de carbono comparado con el H2 gris y con los combustibles fósiles, pero adicionalmente cuenta con un alto grado de confiabilidad en su producción, cosa que es clave para los sectores de movilidad e industriales que demandan abastecimiento de manera confiable", explicó Báez. Para Ecopetrol, el hidrógeno azul ofrece una alternativa mucho menos nociva para el medio ambiente que el H2 gris, ya que los gases de efecto invernadero generados por el proceso son colectados y almacenados en el subsuelo, evitando aproximadamente el 90 por ciento de la emisión generada en una planta de H2 gris.
La meta de Ecopetrol es que en 2040 el país produzca un millón de toneladas de H2 y que el 40 por ciento sea H2 verde, pero con las limitaciones tecnológicas y los costos actuales no está claro cómo se logrará tal indicador. Hay que disponer de una gran capacidad productiva de energías limpias antes de hacer hidrógeno verde. Es decir, hay que hacer primero la transición energética. "Estamos trabajando también en los estudios del H2 Blanco, que es aquel que se encuentra acumulado de manera natural dentro de reservorios geológicos en el subsuelo. Los primeros estudios muestran buenas señales, pero estamos en el inicio y debemos profundizar los estudios", agregó la vicepresidenta de la empresa.

Para Ecopetrol, el hidrógeno azul ofrece una alternativa mucho menos nociva para el medio ambiente que el gris, ya que los gases de efecto invernadero generados por el proceso se colectans y almacenan en el subsuelo.


CAMBIO consultó a Bancolombia, quizás la institución financiera que ha mostrado mayor interés en el mercado del hidrógeno, y respondió que por ahora están explorando y conociendo el negocio. "Hemos estado trabajando en el entendimiento de esta tecnología, de quiénes son los distintos actores en el proceso y cómo, desde nuestro rol como entidad financiera, podemos acompañar los desarrollos en el sector”, fue su escueta respuesta.
Las críticas internacionales al hidrógeno no cesan. Se cuestiona que el transportarlo es más complicado que en el caso del petróleo. Es un gas muy liviano y se necesita una red de tuberías más robusta que los oleoductos, con fuerte impacto ambiental. Y acerca de su carácter inflamable y volátil, el mundo todavía recuerda el estallido del legendario Zeppelin alemán Hindenburg al llegar a Nueva York, por allá en 1937, que estaba inflado con hidrógeno, un gas mucho más liviano que el aire.
Y no está claro cómo reducir el costo de producción de hidrógeno verde hasta tanto no se reduzca drásticamente el costo de producción de energías renovables. El gobierno español, para citar un ejemplo, planea producir 4 gigavatios en 2030, y ya sabe que para ello necesitará al menos 12.000 millones de litros de agua cada año. Es el agua que consumen 245.000 ciudadanos españoles o 13.000 hectáreas de suelos agrícolas.
El hidrógeno verde parece ser el camino, según ha expresado el presidente Gustavo Petro en varias oportunidades. Pero es costoso producirlo, tecnológicamente muy difícil, requiere tender infraestructuras de almacenamiento y distribución complejas y de alto impacto ambiental, y luce por ahora como una posibilidad muy lejana.

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