“El modelo de paz total del Gobierno Petro es la improvisación”: Eduardo Pizarro
11 Febrero 2023

“El modelo de paz total del Gobierno Petro es la improvisación”: Eduardo Pizarro

En entrevista con CAMBIO, Eduardo Pizarro pone el dedo en la llaga: la paz total está pésimamente diseñada; si no se rectifica, puede agravarse el conflicto; las Fuerzas Armadas están desconcertadas porque no hay una política de seguridad clara; es impresionante el número de oficiales que está solicitando el retiro; ojalá el ministro de Defensa demuestre un conocimiento más sólido en temas de seguridad y defensa, y mucho más, dice este experto en militares y conflicto armado.

Por: Patricia Lara Salive

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Eduardo Pizarro, sociólogo de la Universidad de París, con posgrado en Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes, Maestría y Doctorado en Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Políticos de París y profesor de la Universidad Nacional, es experto en el tema militar y en el del conflicto armado. Pero no solo lo es como académico, sino también porque a él le estalló la guerra en su casa. Eduardo es hijo del almirante Juan Antonio Pizarro y de Margot Leongómez de Pizarro, en cuya familia había generales (los Matamoros); y es hermano de Carlos Pizarro, quien fue jefe del M-19; y tuvo dos hermanos más que también fueron guerrilleros: Nina y Hernando. Es decir, que de los cinco hijos del almirante y de Margot, tres fueron guerrilleros, y dos de ellos fueron asesinados a raíz del conflicto. Y, como si eso fuera poco, a fines de 1999, a  Eduardo casi lo matan en un atentado que le hicieron las Farc. De manera, pues, que no hay nadie con más experiencia y conocimiento que Eduardo Pizarro Leongómez, para hablar del tema militar, del conflicto armado en Colombia y de la coyuntura generada por el plan de paz total del presidente Petro y por la política de seguridad del actual Gobierno. 

Cambio Colombia

CAMBIO: Eduardo Pizarro, ¿cómo ve la política de la seguridad del país?

Eduardo Pizarro: Creo que la idea de la paz total es absolutamente bienvenida. Nadie puede estar en contra del deseo de los colombianos de cerrar finalmente el ciclo de la violencia en Colombia. El nuestro es, probablemente, el tercer conflicto armado más prolongado de la historia actual: el conflicto más antiguo es el que hay entre India y Pakistán, desde 1947. Le sigue el conflicto entre Israel y Palestina, desde 1948. Y luego el colombiano… El sueño de todos los colombianos es la paz total. Sin embargo, creo que el modelo de paz total del Gobierno Petro es la improvisación. Creo que está pésimamente diseñado. El temor que tengo es que no nos conduzca a la paz, si no hay rectificaciones profundas del modelo. Y que podamos ver agravado el conflicto interno, es decir, que haya una gran frustración.

CAMBIO: ¿Por qué dice que está mal diseñada la paz total?   

Eduardo Pizarro: Creo que tiene enormes problemas. El primero, obviamente, es el número tan alto de grupos armados criminales que hay en el país. De acuerdo con un estudio de una ONG internacional que analiza los conflictos actuales en el mundo, Colombia es el segundo país con el mayor número de grupos armados ilegales. 

CAMBIO: ¿Cuántos grupos armados ilegales hay en Colombia?

Eduardo Pizarro: Es casi imposible determinar. Pero digamos que los grupos que tienen algún control territorial, y una presencia y control de municipios o departamentos, o que tienen vínculos internacionales, pueden ser entre 35 y 50. Es un número demencialmente alto. Y obviamente, si uno hace un cese al fuego con 5,7, 8 de estos grupos, es casi imposible garantizarlo. Porque los otros grupos, ante ese cese al fuego, van a intentar penetrar el territorio de quienes han firmado, para ocupar los cultivos ilícitos o la minería ilegal o controlar las fronteras. Pensemos, por ejemplo, en que el ELN firmase un cese al fuego en el departamento de Arauca, donde hoy se está confrontando el control del territorio con algunas disidencias de las Farc o con otros grupos armados ilegales. Difícilmente podría hacerse, salvo que haya una protección del Estado a ese cese al fuego. Pero eso es absolutamente inviable, dada la extensión y el número de grupos armados ilegales.

CAMBIO: Entonces, ¿qué habría que hacer para enderezar la paz total? 

Eduardo Pizarro: Pienso que fundamentalmente debería negociarse con los grupos armados que tienen un ideario político, con el ELN y con las dos disidencias de las Farc.

CAMBIO: ¿Incluido Iván Márquez?

Eduardo Pizarro: Incluido Iván Márquez, a pesar de que hay sectores que plantean que ellos, al romper con los acuerdos de paz de La Habana, ya no son actores políticos o, por lo menos, perdieron cualquier posibilidad de acceder a una negociación. Es fundamental negociar con estos grupos. Pero insisto, hay un grave problema, incluso con ellos. Porque ¿qué fue lo que ocurrió en el 2016-2018 con las Farc? Que las Farc tenían tres tipos de frentes guerrilleros: los frentes dedicados a la acción militar, los dedicados a la acción política y social y los dedicados a la economía de guerra, que eran los que estaban fundamentalmente en las fronteras con Ecuador, Brasil y Venezuela, en Chocó y Nariño. Y de los 63 frentes, todos los que estaban dedicados a la guerra, a la política y a la acción social, se reincorporaron a la vida civil; y los 19 frentes que estaban dedicados a la economía de guerra, se quedaron en las disidencias. Si usted hace el mapa de las disidencias, va a ver que todas vienen desde el Chocó hasta Venezuela, a lo largo de las fronteras marítimas y terrestres. Y el problema que estamos teniendo hoy es que, si usted mira el mapa del ELN, igualmente ve el mismo fenómeno: los seis frentes que están amenazando la continuidad del proceso de paz con el Gobierno son los frentes del ELN que están situados en la frontera, fundamentalmente vinculados a la economía de guerra para financiar esa organización.

CAMBIO: ¿Cuando usted habla de economía de guerra habla de narcotráfico?

Eduardo Pizarro: De narcotráfico y de minería ilegal. Esos frentes tienen dificultades para mantener la disciplina. Y en el caso del ELN la situación es compleja, porque en los últimos años el Gobierno comenzó a aplicar la doctrina de los objetivos de alto valor estratégico, que es una estrategia copiada a Israel para liquidar al liderazgo palestino fuera de Israel, en Jordania, en otras ciudades u otros países. Y el Ejército colombiano comenzó a aplicarla con la muerte de Raúl Reyes, Alfonso Cano, el Mono Jojoy, etcétera; y desbarajustó la dirección de las Farc. La cúpula del ELN, el Comando Central, son cinco. El Coce, más otros diez, conforman la Dirección Nacional de 15 miembros. Y están en Venezuela o en Cuba. Es decir, no hay ningún mando del ELN en territorio nacional y esto está afectando mucho el liderazgo y la disciplina. 

CAMBIO: ¿Pablito dónde está?

Eduardo Pizarro: Pablito está en la frontera colombo-venezolana, en Apure. Allá tienen su santuario estratégico. Toda la dirección del ELN está por fuera. Y esto está generando muchos problemas de control de los frentes locales. E insisto, sobre todo de los frentes dedicados a la economía de guerra.

CAMBIO: Entonces ¿su idea sería negociar con los grupos guerrilleros, es decir, ELN, disidencias y el grupo de Iván Márquez?

Eduardo Pizarro: Sí, teniendo mucha claridad en que las FARC EP, estado mayor, más que una organización, es una federación de grupos donde la disciplina es bastante frágil. Y muchos de estos grupos están muy descompuestos. Entonces, muy probablemente, de lo que se trata es de negociar con los sectores más politizados; pero es muy probable que haya de nuevo disidencias, como ha sido la historia de todas las negociaciones de paz en Colombia desde 1990.

CAMBIO: ¿Y qué hacer con el Clan del Golfo y las autodefensas de la Sierra, etcétera?

Eduardo Pizarro: Aquí viene un problema muy delicado y es que el diseño de la paz total se basa en una premisa: que el origen de la violencia es la pobreza. Y los estudios muestran que la violencia tiene tres orígenes: la ideología, la pobreza que permite el reclutamiento de jóvenes campesinos sin futuro, y la codicia, la acumulación de capital, que hoy es el motor más importante de la violencia en Colombia. Y si no se atacan simultáneamente los factores que alimentan desde la codicia el conflicto interno en el país, difícilmente va a lograrse la paz. Cuando fui presidente de la Comisión de Reparación de Víctimas, trabajé mucho con las Autodefensas Unidas de Colombia. Me pasé casi seis meses en la cárcel de Itagüí, yendo todos los fines de semana, a hacer negociaciones con Mancuso, con Jorge 40, con Don Berna. Y le pregunté un día a Mancuso: ¿termina el conflicto con las Autodefensas Unidas de Colombia? Y él me respondió: “No, termina el conflicto con los comandantes. Los 25 comandantes estamos aquí en Itagüí; pero los mandos medios van a continuar porque el incentivo criminal continúa”. ¿Y cuál es el problema? Que usted puede negociar con la cúpula del Clan del Golfo, que ya están ricos, viejos, cansados, que no quieren ser extraditados a Washington ni pagar largas penas de prisión. Pero usted no garantiza que los mandos medios disciplinadamente se adhieran porque a ellos les han dicho, -y es lo que yo sé-, que ellos ya están ricos, y que ahora les toca el turno a los mandos medios. Los mandos medios son el dolor de cabeza de todos los procesos de paz a nivel global, en África, en Asia. Y ese problema vamos a tenerlo en Colombia si simultáneamente no acabamos con los incentivos criminales.

CAMBIO: Y a los que están movidos por la codicia, ¿cómo hay que combatirlos? ¿Solo mediante la represión?

Eduardo Pizarro: No, hay que combatirlos acabando con los incentivos criminales. Y ahí viene un problema enormemente delicado, y es cómo acabar con el tráfico de drogas. Gustavo Petro planteó la necesidad de una regulación del mercado de la cocaína. Ningún presidente en ejercicio, salvo presidentes jubilados, como Zedillo o Santos, apoyó a Gustavo Petro en esa iniciativa. Ningún presidente de América Latina. Yo le pregunté recientemente al mayor experto en estos temas, Francisco Tumi, si hay ambiente hoy en Naciones Unidas para una regularización de la cocaína. Tumi estuvo en Viena casi 15 años en la Junta Antidrogas de Naciones Unidas. Y dijo que de los 193 estados que tienen asiento en Naciones Unidas no llegan a cinco los que estarían dispuestos a apoyar hoy una moción de regularización de la cocaína. Hay un ambiente absolutamente negativo en África, en los países musulmanes, en Asia, en buena parte de Europa Oriental, en muchos países de Europa Occidental, en gran parte América Latina. Es decir, tenemos enormes dificultades para convencer a la comunidad internacional de la necesidad de regular la producción de cocaína. Y esto va a ser muy difícil porque entonces el incentivo criminal va a continuar.

CAMBIO: ¿Y qué salida hay si la comunidad internacional no le jala? 

Eduardo Pizarro: Voy a plantear algo que es muy impopular: creo que hay que revivir el glifosato. Probablemente no sobre los cultivos de campesinos de dos hectáreas, pero sí sobre los cultivos industriales. Hoy en día tenemos 240.000 hectáreas sembradas de hoja de coca. Buena parte son cultivos industriales. Y esos cultivos industriales, que son los que están generando altos recursos para los grupos criminales, deben ser combatidos con mucha fuerza. Entonces, yo creo que tiene que haber una política para la población campesina de sustitución de cultivos muy eficiente. Y al mismo tiempo tiene que usarse el glifosato para destruir los cultivos de carácter comercial e industrial.

CAMBIO: ¿Y qué hacemos con los daños que le hace a la salud el glifosato?

Eduardo Pizarro: Eso no está probado. En el caso de Colombia, donde el glifosato está siendo utilizado de forma menos concentrada, el daño a la salud es muy limitado. Y de lo que se trataría fundamentalmente es de esto: en el año 2016 teníamos 40.000 hectáreas de hoja de coca. La hoja de coca se había trasladado masivamente al Perú. Y el glifosato ya no se estaba utilizando, porque los cultivos estaban muy dispersos, y era la amenaza del uso del glifosato lo que impedía que en Colombia crecieran. Cuando el Gobierno Santos cometió el gravísimo error de prohibir el uso de glifosato, pasamos de 40.000 a 240.000 hectáreas, porque la producción de coca que estaba en Perú, se ha trasladado masivamente a Colombia. Fue un gravísimo error del presidente Santos. Sergio Jaramillo lo reconoce. Yo creo que eso hay que replantearlo a fondo.

CAMBIO: ¿Cómo ve a las Fuerzas Armadas por dentro? ¿Cómo está el Ejército?

Eduardo Pizarro: El Ejército está, para decirlo en términos no muy duros, absolutamente inmovilizado. ¿Por qué razón? Porque se está planteando un cese al fuego con 7 u 8 de los 40 o 50 grupos armados ilegales. Entonces los mandos militares dicen: si nosotros salimos a patrullar y nos encontramos con un grupo armado, no podemos distinguir si es un grupo que firmó el cese al fuego o no. Si nosotros le damos plomo a este grupo armado y es un grupo que ha firmado el cese al fuego, vamos a ver en riesgo nuestra carrera militar. Y si no le damos plomo a este grupo que no ha firmado el cese al fuego, le entregamos el territorio. Entonces las fuerzas militares están profundamente desconcertadas porque no saben cómo actuar. Y en estos momentos la situación es muy preocupante porque el patrullaje y la confrontación han caído dramáticamente y los grupos armados están teniendo presencia en forma creciente en los centros urbanos. Está aumentando el número de masacres, el de asesinatos de líderes... Yo creo que hay que tener mucha más claridad sobre cómo manejar este tema. Y la única forma para que un cese al fuego funcione es localizar a los grupos guerrilleros en zonas que puedan ser protegidas y vigiladas por la fuerza pública, como fue el caso de las Farc cuando firmó un cese al fuego y se inició el proceso de entrega de armas. Porque imagínese un cese al fuego en el departamento de Arauca, donde se pueden mover muchos grupos armados ilegales, tanto los que firmaron como los que no firmaron. ¿Cómo distinguirlos? Yo digo un poco con ironía, que la única forma es que las fuerzas militares salgan con un altoparlante preguntando: muchachos, ¿ustedes son de los buenos o de los malos? ¿Nos damos plomo o no? Porque ¿cómo diferenciarlos? Por ejemplo, en el departamento de Antioquia, para poner un ejemplo, están la Oficina de Envigado, La Terraza, Robledo, Pacelli, La Sierra, Caicedo, Los Triana, Clan del Oriente, La Unión, Clan del Norte, Los Caparra, el Clan del Golfo. ¿Cómo diferenciar uno de otro? Es eso lo que hace muy difícil el modelo.

CAMBIO: Entonces su planteamiento es concentrar a los grupos guerrilleros, cada uno en un sitio. ¿Y qué hacer con el Clan del Golfo y demás?

Eduardo Pizarro: Si el Clan del Golfo aceptara localizarse territorialmente en una zona definida para iniciar su tránsito hacia el abandono de las armas, haría viable este modelo. La pregunta es: ¿lo van a aceptar?

CAMBIO: ¿Y los mandos medios?

Eduardo Pizarro: Y los mandos medios solamente pueden ser combatidos con eficacia reduciendo los incentivos criminales. Es decir, implicaría una política de Estado para controlar la minería ilegal y una política de Estado más eficiente para controlar el tráfico de drogas.

CAMBIO: ¿Cómo ve las relaciones entre el Ejército y el gobierno del presidente Petro; entre el Ejército y el ministro de Defensa y el presidente?

Eduardo Pizarro: Nosotros tenemos unas fuerzas militares profundamente civilistas en el sentido de que no aspiran a tomarse el poder político. La idea de un golpe de Estado contra el primer gobierno de izquierda en Colombia no es cierta. Colombia solamente ha tenido en el siglo XIX un gobierno militar. El de Melo en 1853, que duró ocho meses; y en el siglo XX, el de Rojas Pinilla y la Junta Militar durante cinco años. Colombia es, después de Costa Rica, el segundo país de América Latina que ha tenido menos gobiernos militares y menos años de gobiernos militares, lo cual es sorprendente. En Colombia no hay ninguna tradición de golpes militares y eso va a continuar. Y eso es un elemento importante a considerar: la tradición civilista del Ejército colombiano. Sin embargo, ese Ejército está en este momento muy desconcertado porque no hay una política de seguridad clara. Al comenzar los Gobiernos anteriores, de Uribe, de Santos, de Duque, hubo un documento de seguridad nacional y de orientación a las fuerzas militares, y lo que a mí me comentan los miembros del Ejército es que ellos tienen que tratar de adivinar qué es lo que el Gobierno está planteando, porque no hay claras directrices sobre cómo actuar.

CAMBIO: ¿Y qué cree que va a pasar?

Eduardo Pizarro: Que vamos a exigirle pronto al ministro de Defensa directrices claras sobre cómo las fuerzas militares tienen que actuar. Le pongo un ejemplo: las Farc-Ejército del Pueblo, Estado Mayor realizaron una toma armada en el Cauca, rompiendo el cese al fuego. Yo le diría al presidente Petro y al ministro de Defensa que hay que exigirles simultáneamente su ubicación muy clara en zonas, como se hizo con las Farc en el año 2016. Si no, si ellos se están moviendo por el territorio, van a tener no solamente confrontación probable con el Ejército, sino también confrontación con otros grupos armados ilegales que no han firmado el cese al fuego y que van a buscar ocupar sus territorios. Imagínese Nariño, donde está la disputa por el control territorial por los cultivos ilícitos entre múltiples grupos. Si las Farc firman un acuerdo y sus vecinos armados no lo firman, va a haber confrontación contra ese grupo que firmó con los grupos que no firmaron. Eso es lo que hace todo muy complejo.

CAMBIO: ¿Cómo está viendo la labor del comisionado de paz?

Eduardo Pizarro: Yo creo que el comisionado de paz se montó en un sueño, el de la paz total. Pero ha sido terriblemente improvisado su modelo. Armando Borrero, profesor de la Nacional, diferencia dos tipos de modelos de paz.  Los modelos de paz diseñados, estructurados, como fueron los de Juan Manuel Santos, Virgilio Barco y César Gaviria, y los modelos de paz voluntaristas, muy improvisados, como los de Samper, Pastrana y yo diría que Gustavo Petro. Los modelos de paz bien diseñados, con expertos internacionales colaborando en el diseño, han tenido éxito; los modelos de paz voluntaristas e improvisados han sido un fracaso. Yo creo que aquí se requiere pasar de un modelo de paz voluntarista, a un serio diseño del proceso de paz. Y eso es lo que todavía no vemos.

CAMBIO: ¿Y al ministro de Defensa cómo lo ve?

Eduardo Pizarro: Es un hombre valioso. Lo demostró en la lucha contra el paramilitarismo, y contra la corrupción, como funcionario de las Naciones Unidas en Guatemala. Pero me parece que no estaba preparado para el cargo que ocupa. Él hubiera sido un extraordinario ministro de Justicia. Uno de los problemas que tiene Colombia es que no hay un Instituto de Estudios Estratégicos que prepare civiles para los temas de Defensa y de Seguridad Nacional. Entonces estamos permanentemente nombrando civiles en este cargo que no tienen la formación suficiente en un tema tan complejo. Y yo creo que con el actual ministro de Defensa se está repitiendo este vacío. Ojalá que rápidamente logre llenar el vacío de formación y demuestre que tiene un conocimiento más sólido de los temas de defensa y seguridad nacional.

CAMBIO: ¿Y a usted le gustaría ser ministro de Defensa?

Eduardo Pizarro: Estoy feliz en mi casa dedicado a la lectura...

CAMBIO: ¿Cómo ve a la Policía?

Eduardo Pizarro: Usted plantea un tema extraordinariamente difícil por lo siguiente: la Policía está en estos momentos bajo el Ministerio de Defensa y la cuestión es que estamos requiriendo una Policía de carácter civil. Y el tema complejo es que Colombia no es Suiza; entonces al tener una Policía civil en zonas rurales donde hay grupos armados ilegales con armas largas, habría riesgos de masacres de los pobres policías. En las zonas donde hay grupos armados organizados, no podemos tener una Policía civil con un revólver. Tenemos que tener una Policía con formación militar y con armas largas. Yo creo que nosotros tenemos que crear un modelo distinto. Tenemos que crear una Policía civil en los municipios de más de 25.000 habitantes, una Policía rural con formación militar en los municipios de menos de 25.000 habitantes, y un ejército y una marina que en forma creciente vayan yéndose a su función de defensa nacional y de control de las fronteras. Mientras Colombia tenga fronteras tan porosas, tan inseguras, tan fáciles para el tráfico de drogas, la minería ilegal, el contrabando, el tráfico de personas y otros, va a ser muy difícil debilitar los grupos armados ilegales. Entonces necesitamos repensar el modelo de seguridad y de defensa nacional.

CAMBIO: ¿Y qué hacer con la seguridad en las grandes ciudades, que es uno de los problemas serios? La situación de Barranquilla, por ejemplo, con la extorsión y las masacres, es terrible. En general, en las ciudades la cosa está muy complicada…

Eduardo Pizarro: Creo que tenemos que fortalecer la Policía, y no tener una Policía completamente dispersa en todo el territorio nacional, porque eso la hace muy ineficiente. Necesitamos concentrar los 200.000 hombres de la Policía fundamentalmente, en las ciudades de más de 25.000 habitantes, para mejorar la seguridad urbana; y, al mismo tiempo, darles al Ejército y a una fuerza especial que puede ser una guardia nacional, como existe en Canadá o en Francia, los municipios rurales para que controlen el territorio en estos municipios tan vulnerables. Y eso nos permitiría mejorar mucho la seguridad urbana. Hay que rediseñar la forma como están distribuidas las fuerzas del Ejército, la Fuerza Aérea, la Marina y la Policía Nacional para mejorar la eficacia de la seguridad en el país.

CAMBIO: ¿Cómo vio la barrida de generales en el Ejército y en la Policía? 

Eduardo Pizarro: ¡50 generales! Fue absolutamente un error. Salieron oficiales extraordinarios. Oficiales que no tenían ninguna investigación. Oficiales que no estaban siendo cuestionados en derechos humanos. ¿Y cuál es el problema? Que para ascender a ciertos miembros de la Policía o del Ejército había que salir de los de mayor antigüedad ¿Y qué es lo que tenemos hoy? Un número muy bajo de generales. Entonces son los coroneles los que están ocupando cargos para los cuales no tenían la preparación suficiente. No habían hecho el curso de la Escuela Superior de Guerra para ser generales. Entonces esto ha generado un debilitamiento del mando tanto de la Policía como del Ejército, porque estos coroneles no están preparados para ocupar estos cargos, no habían hecho los cursos de Estado Mayor que les permitían ser comandantes de brigada o de división.

CAMBIO: Pero es innegable que había en ciertas zonas connivencia de personas del Ejército con grupos armados ilegales, con el Clan del Golfo; y que había corrupción en ciertos sectores del Ejército y de la Policía. ¿Eso no había que frenarlo en seco?

Eduardo Pizarro: Muy probablemente lo frenaron con personas que quizás tengan conductas similares. ¿Qué garantía hay de que muchos de estos coroneles que fueron ascendidos tengan una conducta distinta? Yo personalmente hubiera preferido una investigación a fondo de todo el generalato para ver quiénes ameritaban continuar y quiénes no; no ha debido ser un brochazo para tomar una decisión de esas dimensiones, sino haber hecho un estudio a fondo del Estado Mayor de las fuerzas militares. Yo, que llevo tantos años siendo conferencista en la Escuela Superior de Guerra, puedo asegurar que muchos de los oficiales que salieron eran oficiales extraordinarios por su formación y por su ética; y para ascender a otros tuvieron que salir, frustrando su carrera militar. Lo grave cuando se hace algo de esas dimensiones, ¡50 generales!, es que se genera un profundo desánimo interno, porque yo ingreso a la Escuela Militar con el sueño de ser general; y si ya no tengo garantías de serlo, porque en algún momento va a haber una salida masiva de oficiales, se genera un desánimo muy grande. Y hoy en día es muy impresionante el número de oficiales que están solicitando el retiro. Colombia puede verse abocada a una crisis de mando militar y policial muy grave en los próximos años.

CAMBIO: ¿O sea que esa salida tan grande de generales impactó la moral de las fuerzas?

Eduardo Pizarro: Impactó la moral de las fuerzas. Muchos oficiales están pensando, por ejemplo, en pasar al sector privado, que ha crecido mucho en Colombia, para trabajar en protección de empresas de petróleo o mineras u otras, porque están sintiendo temor de que ya sus posibilidades de ascenso se vean bloqueadas, o no tengan un futuro. A mí me parece que todos los presidentes de Colombia, cuando llegan, cambian 12 o 10 generales que salen de la institución; pero nunca 50. Eso fue muy negativo.

CAMBIO: ¿Usted conversa o ha conversado con el presidente Petro, con el ministro de Defensa, con personas allegadas a ellos sobre estos temas?

Eduardo Pizarro: Yo no conozco a Gustavo Petro, nunca lo he visto. Al ministro de Defensa lo conozco desde hace largos años, pero no he hablado con él desde que fue nombrado ministro de Defensa. Yo no he sido interlocutor del actual equipo de gobierno.

CAMBIO: Y si pudiera darles un consejo, ¿qué les diría?

Eduardo Pizarro: Que la clave hoy de la seguridad en Colombia es diseñar una buena política para acabar con los incentivos criminales. Yo creo que hay que pensar muy a fondo cuál debe ser la política antinarcóticos y cuál debe ser la política para reducir los ingresos provenientes de la minería ilegal. En primer término. En segundo término, me parece urgente diseñar una política de defensa y seguridad nacional que permita redefinir el rol de la Policía y redefinir el rol del Ejército, la aviación y la marina. Un solo dato, el mar territorial de Colombia en estos momentos es de alrededor de 900.000 kilómetros cuadrados, es decir, el 80 por ciento del territorio terrestre de Colombia. Y la marina colombiana no tiene capacidad de controlar algo de esas dimensiones. Colombia es el único país de América del Sur con extensas costas en el Atlántico y el Pacífico. Necesitamos fortalecer la marina para poder controlar las economías de guerra. Necesitamos un gran rediseño de los temas de seguridad y defensa nacional.

CAMBIO: ¿Y qué consejo le daría al comandante de las fuerzas en ese momento?

Eduardo Pizarro: Creo que valdría la pena abrir un debate nacional con expertos nacionales e internacionales para ver cómo Colombia, con el presupuesto de guerra actual, con el número de hombres que tiene, puede mejorar la seguridad nacional. Colombia es el tercer país más complejo geográficamente del mundo. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, el país más complejo del mundo es Afganistán; el segundo es la República Democrática del Congo; y el tercero es Colombia. Colombia tiene un territorio enormemente complejo y requiere un gran rediseño de los modelos de seguridad, porque si no, la presencia territorial del Estado va a continuar siendo muy deficiente y las fronteras de Colombia van a continuar siendo muy porosas. Pongo un ejemplo, en estos momentos hay 310 fronteras terrestres en el mundo. La frontera número 17, por su extensión, entre 310, es la frontera Colombia-Venezuela. La frontera número 31 es la frontera Colombia-Brasil y la frontera número 32 es la frontera Colombia-Perú. Es decir, Colombia tiene tres de las fronteras terrestres más extensa del mundo. Y esas fronteras son todas, en su inmensa mayoría, selváticas. Es decir, Colombia tiene un desafío de seguridad que nosotros no nos imaginamos. Y pongo otro ejemplo, muy pocos países del mundo tienen cinco regiones naturales simultáneamente en su territorio. Colombia es un país caribe, un país pacífico, un país andino, un país llanero y un país amazónico. Piense en Uruguay,  tiene dos regiones naturales, Colombia tiene cinco. Eso es muy raro en el mundo. Entonces necesitamos un gran debate sobre geografía y seguridad nacional. Sería extraordinario que las facultades de Geografía nos ayudaran a mejorar un poco la concepción de cuál debe ser la distribución de las fuerzas militares y de policía en un  territorio nacional tan complejo.

CAMBIO: Hay quienes dicen que los militares están en una especie de actitud de brazos caídos. ¿Usted qué cree?

Eduardo Pizarro: Los militares están desconcertados. Y obviamente tienen temor porque si salen a patrullar el territorio y se encuentran de narices con un grupo armado que firmó el cese al fuego, pero ellos no pueden saberlo, y se enfrentan con ese grupo, por ejemplo, con una disidencia de las Farc, el Gobierno se indigna porque eso está afectando el cese al fuego, y puede verse afectada su carrera militar. Entonces, para muchos mandos militares en las regiones, es mucho menos costoso permanecer enclaustrados que salir a patrullar con riesgo para su carrera militar. Porque, insisto, en los ceses del fuego eficientes, los grupos armados se localizan territorialmente. Porque si andan patrullando, por los caminos, los riesgos de confrontación son enormes.

CAMBIO: Bueno, hablemos de su papá, un almirante vertical, absolutamente entregado a su Armada, pero también con una capacidad de comprensión muy grande de sus hijos… Y creo que, por lo menos Carlos, se alzó en armas porque creyó que las Fuerzas Armadas ya no eran como las que su padre les había descrito. Hoy, cuando el presidente es un miembro de ese grupo guerrillero al que perteneció Carlos y por el cual los militares lo torturaron tanto cuando lo capturaron, en momentos en que su papá estaba moribundo, ¿qué cree que estaría diciendo el almirante? ¿Qué cree que le estaría diciendo su papá que dijera en esta entrevista?

Eduardo Pizarro: Mi papá era un gran lector de Teilhard de Chardin, un antropólogo jesuita que planteaba que los cambios en la sociedad debían ser muy lentos, como habían sido los cambios del mono al hombre, toda la evolución. Y mi papá nos decía que nosotros, marxistas, hablábamos del cambio radical y él decía: la historia me va a dar la razón. Los cambios deben ser construidos desde la sociedad con mucha lentitud para que la transformación cultural tenga profundidad. Yo creo que mi papá nos estaría recordando que Teilhard de Chardin tuvo razón sobre Marx. Esa sería su reflexión y nos mostraría que finalmente él tuvo la razón, que si hubiéramos pensado en cambios más lentos, más madurados y no en cambios bruscos, hubiéramos tenido más razón y no nos hubiéramos equivocado tanto como nos equivocamos. Creímos con toda honestidad que Colombia necesitaba cambios profundos, pero creo que el método que utilizamos, que utilizaron mis hermanos, no fue el que Colombia requería.

CAMBIO: Hoy, después de todo lo que ha sucedido, ¿qué siente al pensar en sus dos hermanos muertos a raíz del conflicto?

Eduardo Pizarro: Yo siento un profundo respeto por todos los jóvenes de América Latina que empuñaron las armas después de la Revolución Cubana y que creyeron sinceramente que el cambio debería ser de esas dimensiones. Porque pienso que fueron personas honestas, que sacrificaron su futuro creyendo honestamente que el cambio radical era la vía; y al mismo tiempo, toda mi obra intelectual ha planteado un debate con esa izquierda, mostrando que ese no era el camino. Las dos revoluciones triunfantes hoy… la de Nicaragua es una vergüenza; la de Cuba sigue manteniéndose, pero no es un proceso exitoso en términos de construcción nacional. Yo creo que el modelo que hemos debido pensar para nosotros es el de Canadá, Suecia, Noruega, Finlandia, el de la creación de sociedades reformistas profundas, de justicia social. Es decir, yo, hoy en día, me situaría en el campo de la socialdemocracia avanzada.

CAMBIO: Bueno, Eduardo Pizarro, muchas gracias por aceptar esta invitación de CAMBIO.

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