Del 'pacto de la Orinoquía' al 'desengaño' de Petro: la política detrás de la pelea por el metro
Crédito: Fotoilustración de Yamith Mariño
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La primera línea del metro de Bogotá se convirtió en el principal tema de discordia entre el presidente Petro y la alcaldesa Claudia López. El conflicto tiene consecuencias políticas en el Congreso y la campaña para las elecciones de octubre.
Por: Redacción Cambio
Otro capítulo más en la novela en la que se convirtió la construcción de la primera línea del metro de Bogotá tuvo lugar este 26 de julio, a través de un cruce de mensajes entre el presidente Gustavo Petro y la alcaldesa Claudia López. El mandatario habló de un acuerdo con la Alcaldía Mayor para “evitar” que la construcción sea elevada y López salió a desmentirlo. Petro optó por decir que el Gobierno había sido “engañado”. Este nuevo enfrentamiento entre las dos figura políticas marca una ruptura cada vez más evidente que tendrá impacto tanto en el Congreso como en la campaña electoral en la capital.
Petro y Claudia López han venido discutiendo sobre el tipo de metro que es mejor para Bogotá desde el año pasado, con el exalcalde ahora en una posición de poder y con buena parte de los recursos para la megaobra bajo su tutela. De hecho, el presidente ha utilizado el financiamiento como un mensaje para disuadir a la alcaldesa.
En febrero de este año, Petro y López lograron llegar a un acuerdo en el denominado Pacto de San José del Guaviare o Pacto de la Orinoquía, una especie de acuerdo de no agresión hecho a bordo de un avión fokker en el que ambos se desplazaron a una cumbre de Asocapitales en esa región del país. En ese momento, el presidente y la alcaldesa acordaron no referirse en público a sus diferencias sobre el proyecto y explorar la viabilidad de hacerlo subterráneo. Al fin de cuentas, López en campaña manifestó estar de acuerdo con el metro bajo tierra por la Avenida Caracas, pero como alcaldesa decidió no ponerle trabas al proyecto elevado.
De ese pacto en las alturas se fortalecieron las dos mesas técnicas entre equipos del Gobierno y de la Alcaldía Mayor de Bogotá de las que hoy depende el futuro de la primera línea del metro. Hay una mesa jurídica en la que se han explorado las consecuencias de cambiar el contrato y una mesa técnica y financiera. En ambas tienen asiento tanto representantes del Gobierno, de la Alcaldía Mayor, de la empresa Metro de Bogotá y asesores externos como el reconocido abogado Enrique Gil Botero, contratado por la Presidencia.
Según dijo el ministro de Transporte, William Camargo, la última mesa de trabajo tuvo lugar en mayo pasado. En ese entonces se acordó que el Gobierno, a través del Ministerio de Transporte, se encargaría de hacer estudios con la Sociedad de Ingenieros para explorar el costo-beneficio de cambiar la primera línea de metro para hacerla subterránea y no elevada. Los estudios siguen sin ser entregados. Mientras tanto, la alcaldesa inauguró la construcción del viaducto elevado el pasado 25 de julio, un día antes del desengaño del presidente y el nuevo choque en redes sociales.
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“En estas mesas de trabajo, la más reciente en mayo 17, se plantearon alternativas que contemplan tramos subterráneos y acordamos con la Alcaldía de Bogotá efectuar un análisis costo-beneficio, el cual esperamos concluir desde el Ministerio de Transporte el próximo mes de octubre”, aseguró el ministro Camargo.
El titular del Ministerio de Transporte también le pidió a la alcaldía el cronograma de construcción del viaducto para tenerlo en cuenta en los estudios de la Sociedad de Ingenieros e invitó avanzar en los “frentes de obra que no son objeto del análisis que se realiza desde el sector, como borde oriental, hasta finalizar estudios acordados”.
Hoy en día, de aquel pacto de no agresión entre Petro y Claudia López queda muy poco. Por un lado, la alcaldesa ha retomado poco a poco su tono crítico hacia el Gobierno en temas cruciales como la seguridad y presupuesto el metro. El 29 de mayo, López participó en un encuentro con juventudes del Partido Verde y allí reveló que sus diferencias con Petro sobre el metro vienen desde hace varios años.
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“Todos los politiqueros y bodegueros que sueñan que el metro vaya mal y se pare les tengo una buena noticia: el metro va a seguir (...) un líder muy importante y hoy presidente de la república me dijo en 2019: ‘nadie gana en Bogotá sin mi apoyo. O usted se compromete a parar el metro elevado o no la apoyo’, y le dije ‘Gustavo: yo prefiero perder la alcaldía”, dijo la alcaldesa en el evento político.
Las fuerzas en el Partido Verde también se han venido reorganizando en los últimos meses alrededor de dos facciones: apoyo irrestricto al Gobierno o una posición más crítica e independiente, siendo esta última en la que parecen agruparse los defensores de la alcaldesaç La figura más representativa es la senadora Angélica Lozano.
La puja por la presidencia del Senado que tuvo lugar días atrás dejó al descubierto la disputa entre el claudismo y el petrismo en el Partido Alianza Verde y un intento fallido por trabajar en conjunto. Angélica Lozano logró reunir el apoyo mayoritario de los senadores de la Coalición Centro Esperanza por encima de Inti Asprilla, leal con Petro, lo que obligó al Gobierno a ceder y terminar apoyando la aspiración de la esposa de Claudia López para no quedarse sin nada. En los pasillos del Congreso se rumoró que durante la visita a Bruselas, en las que coincidieron Petro y Claudia López, días antes de la instalación de la nueva legislatura, ambos habrían conversado sobre el metro y la presidencia de Lozano.
Al final, la división de los verdes alrededor de Petro y López fue determinante para que Iván Name se colara como una tercera opción, recogiendo los apoyos de opositores, independientes y algunos disidentes de la coalición como JotaPe Hernández.
La discusión por el metro también incide en la campaña electoral
El ingrediente de las elecciones locales también está poniéndole más picante a la disputa entre Petro y Claudia López por la primera línea del metro. Todos los candidatos confirmados han empezado a priorizar en sus mensajes su postura sobre si lo que conviene es un metro subterráneo o un metro elevado. Por ello, con el nuevo encontrón entre el Gobierno y el Distrito aún en caliente, cada aspirante ha aprovechado para fijar una postura.
Por un lado está el exsenador Gustavo Bolívar, quien es la esperanza del presidente para ganar en la capital. Bolívar lanzó su candidatura el pasado 25 de julio, el mismo día que la alcaldesa inauguraba las obras del viaducto elevado. Bolívar fue claro en estar de acuerdo con Petro respecto a la primera línea del metro y hacer todo lo posible para que ese tramo sea subterráneo.
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“Vamos a lograr a toda costa, como se pueda hasta el 31 de diciembre, para que el Metro de Bogotá en el tramo de la Avenida Caracas sea subterráneo”, dijo Gustavo Bolívar.
Por su parte, Jorge Robledo, candidato por Compromiso y Dignidad y quien ha sido muy crítico con el Gobierno actual, le envió una carta al presidente y a la alcaldesa expresando que coincide en la posición de ver inconveniente el metro elevado por la Avenida Caracas y solicitando que el Gobierno le pida al Consejo de Estado un concepto sobre la posibilidad de cambiar el contrato. Eso sí, Robledo ratificó que, si es alcalde, dará continuidad a las obras en el modo en las que estén contratadas el primero de enero de 2024.
El Consejo de Estado parece ser, entonces, el camino para “arbitrar” entre el Gobierno y la Alcaldía y dar la última palabra sobre la viabilidad de cambiar el contrato que ya existe con el consorcio chino. Los abogados de la Alcaldía de Bogotá lo ven inviable y los del Gobierno, no. La Secretaría Jurídica de la Presidencia tendría que ser la encargada de pedir el concepto de la alta corte. Eso sí, el eventual pronunciamiento del Consejo de Estado no tendría la fuerza vinculante de un fallo y se tardaría en ser entregado entre dos y tres meses.
Rodrigo Lara, otro de los candidatos para suceder a Claudia López, ha expresado que enterrar la primera línea del metro costaría unos 17 billones de pesos, dinero con el cual se podría construir una tercera línea de metro por la carrera Séptima, en vez de los buses.
A favor de mantener el metro elevado está Carlos Fernando Galán, quien ha dicho que “la discusión del metro no puede ser un problema de egos”, e invitó a Gustavo Bolívar a debatir sobre la primera línea del metro y “los impactos que tendría parar esa obra”.