Los Pelusos y la frontera con Venezuela, un escenario complejo del conflicto armado

Crédito: Colprensa

Los Pelusos y la frontera con Venezuela, un escenario complejo del conflicto armado

El grupo ilegal por cinco décadas tuvo el control de varios municipios en Norte de Santander, en un principio su ideología fue maoísta y ahora sus pocos integrantes se volvieron una organización narcotraficante.

Por: Javier Patiño C.

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La región del Catatumbo, en Norte de Santander, fue dominada por el Ejército de Liberación Popular (EPL) guerrilla armada del Partido Comunista, que mantuvo fuertes disputas con las Farc, el ELN y la fuerza pública por el manejo de las rutas del narcotráfico.

Antes, en la década de los 70, su ideología siguió la línea maoísta de los Tres Mundos, la cual sugiere que los países en vías de desarrollo deben unirse con los del segundo mundo para derrotar a Estados Unidos y a la Unión Soviética en esa época. Con la llegada de la década de los ochenta, esta guerrilla se alejó de las tesis maoístas para defender la insurrección popular contra la oligarquía colombiana.

Una historia armada que los pobladores creían había terminado en 1991, tras su desmovilización en el gobierno del presidente César Gaviria, que llevó a los cerca de 2.500 de sus integrantes a dejar las armas y conformar el partido Esperanza, Paz y Libertad.

Pero los integrantes del frente Libardo Mora se opusieron al acuerdo, conformándose como disidencia del EPL y autodenominándose como Los Pelusos, retomando las armas con el principal objetivo de tener el control del narcotráfico en diez municipios del Catatumbo. 

Esta expansión no fue fácil, pues llegó otro enemigo a la zona: las autodefensas, que llevaron a sus 200 integrantes a zonas rurales de difícil acceso. “La banda criminal mantuvo la estrategia de guerra de guerrillas y buscó la legitimidad social con los pobladores de esas zonas”, según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP). 

En 2016, con la desmovilización de las Farc, Los Pelusos intentaron recuperar su status político, reivindicándose como guerrilla y formalizando una alianza con el frente nororiental del ELN para expandir sus acciones criminales en los municipios de Ocaña, Carmen, Convención, Teorama y El Tarra.

De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, el grupo ilegal logró expandirse también en Curumaní, Chimichagua y Pailitas, en Cesar, ubicados en la Serranía del Perijá, importante corredor para la salida de cargamentos de cocaína y marihuana.

Alias Megateo junto con sus hombres del EPL.

Según Insght Crime, uno de los máximos cabecillas  de las disidencias del EPL fue Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, “fue su líder desde el 2005 y hasta octubre de 2015, cuando murió en una operación de la fuerza pública. Su sucesor fue Guillermo León Aguirre, alias David León, capturado el 15 de diciembre de 2016 en Medellín". 

Inicio de su caída

El 26 de septiembre de 2019, en una operación del Comando conjunto de Operaciones Especiales (CCOES), fue abatido Luis Antonio Quinceno Sanjuan, alias Pácora, uno de los delincuentes más buscados del país y cabeza de la banda Los Pelusos, quien había heredado el poder de la organización criminal.

“Después de que fue abatido alias Megateo en el año 2015, los máximos cabecillas no duran mucho en la estructura delictiva. Los estamos deteniendo entre tres a seis meses, como ocurrió con la captura de alias Pedro o Pepe y la baja de alias Pácora en 2019 y la captura en junio de 2021 alias Macho, quien fue su último cabecilla conocido de la banda criminal. Esto ha generado una desestabilización y deserción de sus integrantes”, afirmó un investigador de la Dijin de la Policía.

Pese a su debilitamiento, agrega el investigador, "no se trata de una simple banda criminal que nació ayer; es un grupo que lleva casi cuatro décadas en la región que resistió los rigores de los peores años de la guerra entre 1999 y 2004 y ahora se niega a desaparecer”.

Para las autoridades, de la organización criminal que generó tanto temor entre los pobladores de la región del Catatumbo, quedan pocos integrantes que utilizan el nombre para seguir con el negocio del narcotráfico.

Sin embargo, los constantes enfrentamientos con el ELN, sumados a la división interna del grupo, han reducido su capacidad de acción en Norte de Santander, donde han perdido territorios estratégicos para mantener sus rentas criminales.

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