¿Quiénes son los cabecillas que ordenaron los ataques en contra de la fuerza pública en Cauca y Valle?

Los ataques de las disidencias en contra de los uniformados dejaron dos patrulleros muertos, así como heridos a otros uniformados y a tres menores de edad que se desplazaban temprano a comenzar su jornada escolar. 

Inteligencia militar interceptó comunicaciones de varios integrantes de las disidencias de las Farc con sus cabecillas para coordinar las acciones terroristas que afectaron viviendas de los municipios en el suroccidente del país.

En los últimos tres meses, los pobladores de la región se han acostumbrado a su forma de actuar: “Tienen aliados o enemigos y la orden en el último mes se remite exclusivamente a las ráfagas de fusil, secuestros, asesinatos en vía pública y torturas. Las palabras no forman parte de su forma de ser”, afirmó un poblador de la zona.

Según información de las autoridades, los múltiples ataques fueron ordenados por alias Mocho, cabecilla del frente Jaime Martínez, y alias Cholingas, de la Dagoberto Ramos. 

Los departamentos de Cauca y Valle del Cauca han sido parte de sus acciones. Patrullan las calles como si fueran la autoridad, extorsionan e instalan artefactos explosivos para afectar a la fuerza pública.

La Dagoberto Ramos

Su principal cabecilla es Wilmar Pazu Rivera, alias Cholinga o David, quien tiene bajo su mando a cerca de 250 hombres en armas, así como redes de apoyo al terrorismo en cabeceras urbanas.

Fue firmante del acuerdo de paz entre la extinta guerrilla de las Farc-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos. De hecho, fue acreditado como desmovilizado mediante resolución 017 de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.

Para un alto oficial del Ejército, es una de las estructuras más violentas del departamento y la encargada de la producción y comercialización de coca y marihuana, reclutamiento de menores, asesinatos y secuestros, como los ocurridos en Morales, Suárez y Jambaló.

Su principal tarea es cuidar a las cerca de 18.000 hectáreas de cultivos ilícitos y su producción en laboratorios, así como custodiar la salida de los cargamentos hacía el Pacífico caucano.

En medio de sus campamentos, hay varios resguardos indígenas, donde ejercen el control y reclutan a los menores para que ingresen a las filas del grupo ilegal. 

“Su poder se deriva del control de las rutas del narcotráfico y de la comercialización de la marihuana en el triángulo de la marihuana: Toribío, Corinto y Caloto”, afirmó el alto oficial.

El jefe de la Jaime Martínez

Óscar Eduardo Sandoval, alias Andrés o el Mocho. Este hombre de 36 años de edad ingresó a las Farc como integrante de la columna Daniel Aldana. Se encarga de la instalación de explosivos y de las comunicaciones del grupo ilegal.

Según inteligencia militar, por su experiencia fue enviado por Gentil Duarte para capacitar en cursos de operaciones de radio al personal del frente Oliver Sinisterra, en el Pacífico nariñense. Tiene conocimientos empíricos en temas de telemática, reparación y técnicas para mejorar la señal de los equipos.

A través de la Información de desmovilizados, se supo que ordenó la instalación de campos minados en los que varios integrantes de las disidencias y campesinos de la zona han resultado muertos y heridos. Esto ha generado malestar entre los mismos guerrilleros.

Según los seguimientos de la fuerza pública, alias el Mocho se encargó de realizar asesinatos selectivos de pobladores que se negaban a sembrar o negociar la venta y compra de droga.

Fue uno de los guerrilleros más cercanos a alias Mayimbú hasta ser nombrado como cabecilla del frente Carlos Patiño, con injerencia en los municipios de Morales, Cajibío, El Tambo, Patía, Balboa y Argelia, en el departamento del Cauca.

Organismos de inteligencia lo señalan de ser la persona que, bajo las órdenes de alias Iván Mordisco, se hacía cargo de solucionar las diferencias que se presentan entre varios grupos disidentes en los departamentos de Cauca y Nariño, con el fin de reunificar la organización y controlar las rutas ilegales.

Las autoridades dicen que tiene bajo su propiedad fincas ganaderas, apartamentos y viviendas en la costa Atlántica y en el Valle del Cauca, producto del pago de cargamentos de droga. 

En su contra hay tres órdenes de captura por los delitos de homicidio, desplazamiento forzado y reclutamiento de menores.