¿Qué tiene que ver el TLC con Estados Unidos con el contrato de la bienestarina del ICBF?
Crédito: Foto ilustración: Yamith Mariño
En caso de que el Gobierno Petro concrete sus anuncios de terminar el contrato de producción de bienestarina con la multinacional Ingredion, esta podría demandar a Colombia bajo el capítulo final de inversión del TLC con Estados Unidos.
El presidente Gustavo Petro ha manifestado su interés en que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) deje de comprar bienestarina, pero no ha dicho cómo. En sus pronunciamientos, tampoco ha tenido en cuenta que existe un contrato por más de un billón de pesos, firmado con la multinacional estadounidense Ingredion, para ser cumplido hasta 2027.
Si bien el contrato del ICBF es con Ingredion Colombia SA, con sede en Cali, Colombia, la empresa controlante es Ingredion Incorporated, con domicilio en Chicago, Estados Unidos.
En caso de que el gobierno colombiano dé por terminado el contrato, cualquier reclamo del contratista tendría que hacerse bajo cláusula de arbitraje y existiría la posibilidad de una demanda bajo el capítulo final de inversión del TLC con Estados Unidos, si la terminación va más allá de un mero acto contractual; es decir, si la terminación es abusiva e injustificada.
El capitulo 10 del TLC con Estados Unidos tiene como objetivo “establecer un marco jurídico justo y transparente que promueva la inversión a través de la creación de un ambiente estable y previsible que proteja al inversionista y su inversión sin crear obstáculos innecesarios”.
La posibilidad de acudir al TLC también dependerá de qué inversiones hizo Ingredion para el objeto del contrato, que, según información reportada en el Secop, se desarrolla en plantas de propiedad del mismo Icbf ubicadas en Cartago, Valle y Sabanagrande, Atlántico.
Expertos consideran que terminar de tajo el contrato afectaría la confianza inversionista y generaría inquietud sobre la seriedad de Colombia para cumplir acuerdos comerciales. Adicional, creen que podría generarse represalias, comercialmente hablando, por parte de Estados Unidos.
El principal argumento del presidente Petro para dejar de comprar bienestarina es que es importada, pero lo cierto es que se produce en Colombia, aunque algunos ingredientes, como la harina y la soya, sí son importados.
El objeto del contrato incluye la producción y distribución de bienestarina sólida y líquida con sabores de vainilla y fresa. A corte de noviembre de 2022, el kilo tradicional le costó al Estado 12.321 pesos, mientras que el kilo para madres gestantes quedó en 22.185 pesos y la presentación líquida de 200 mililitros, en 1.476 pesos.