El Pacífico, que no sea más la tierra del olvido
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Para que tres departamentos del Litoral Pacífico, Chocó, Cauca y Nariño potencien sus sectores de turismo y agroindustria es necesario frenar la violencia, mejorar la conectividad y superar el abandono estatal.
Por décadas el país les ha volteado la espalda a los departamentos del Litoral Pacífico, una de las regiones más biodiversas y con una enorme riqueza étnica y cultural, pero con inmensos problemas sociales y de orden público.
Tres departamentos de esta región del país, Chocó, Cauca y Nariño tienen elevados niveles de pobreza, baja cobertura de educación, salud y servicios públicos, altas tasas de desempleo e informalidad y una de las infraestructuras viales más rezagadas. Chocó, por ejemplo, es después de La Guajira, el segundo departamento con mayor pobreza -el 63,4 % de su población estaba en esta condición en 2021, según el Dane, mientras que la informalidad está en 65 %.
A este panorama se suma la presencia de toda clase de organizaciones al margen de la ley que tienen sitiados a sus habitantes. El ELN, Clan del Golfo, disidencias de las Farc, paramilitares y bandas de delincuencia común se disputan el control de los cultivos de coca principalmente en Nariño y Cauca, reclutan a jóvenes para sus organizaciones, extorsionan a empresarios y comerciantes, están detrás de la minería ilegal y desplazan a los habitantes de sus tierras.
Es una situación que lleva décadas porque el Estado no ha hecho presencia de manera contundente no solo con mayor fuerza pública, sino con recursos para inversión social.
Al abandono estatal y la inseguridad se suma la corrupción. Chocó ha tenido en la última década doce gobernadores, es decir un mandatario cada diez meses porque terminan investigados por celebración indebida de contratos, por faltas disciplinarias y por hechos de corrupción. Se necesitan mandatarios dispuestos a administrar bien los recursos de estos departamentos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
En Cauca, los conflictos por las tierras del norte del departamento son permanentes y han ido en aumento entre las poblaciones indígenas, dueños de fincas, multinacionales, empresas y grupos armados. El sector de la agroindustria y empresas que usan terrenos propios o arrendados y generan empleo formal se han visto afectados por comunidades indígenas que reclaman un derecho ancestral sobre las tierras.
Incluso se han presentado enfrentamientos entre algunos indígenas con población afro que trabaja en cultivos de caña de azúcar. Debido a estos conflictos, a los problemas de orden público y al aumento en el área sembrada de coca, que supera las 25.000 hectáreas, Cauca quedó como el más inseguro del país en el Índice de Riesgos Subnacional 2022 de Colombia Risk Analysis.
Agroindustria y turismo
A pesar de estos problemas, sus habitantes no pierden la esperanza de que su situación mejore y que el Litoral Pacífico no siga siendo la tierra del olvido, porque al igual que las demás regiones tiene cosas positivas para mostrar.
Nariño y Cauca tienen vocación agrícola gracias a que cuentan con suelos fértiles, variedad de clima y topografía y una de las mayores poblaciones rurales. Nariño se destaca en la producción de papa, mientras que Cauca está en el cuarto lugar en producción de café. Otras cadenas agropecuarias son cacao, caña panelera, frutas y hortalizas, ganadería y producción de leche, que los convierten en despensas agrícolas.
Sin embargo, los pequeños agricultores requieren mayor apoyo para fomentar la productividad, más asistencia técnica y desarrollo tecnológico, acceso al crédito y adecuadas vías de comunicación para comercializar sus productos.
Chocó tiene un potencial turístico que no se ha explotado por los problemas de orden público y la deficiente infraestructura. El departamento es rico en explotación de madera, oro, platino, plata y cobre, pero, según el Plan de Desarrollo 2020-2023, estas actividades se realizan en gran medida sin respetar las normas medioambientales y los derechos humanos.
La mejor conectividad en los departamentos del Litoral Pacífico permitirá impulsar sitios turísticos como el parque arqueológico Tierradentro, en inmediaciones de los municipios de Belalcázar e Inzá, el parque natural Gorgona para el avistamiento de ballenas, el parque Puracé que es una cadena volcánica con lagunas, bosques y aguas azufradas, y Popayán, la capital del Cauca.
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En Nariño se destacan la isla de La Corota, ubicada en medio de la laguna de la Cocha, la segunda más grande del país, a 40 minutos de Pasto; el santuario de Nuestra Señora de Las Lajas, un centro de peregrinación en inmediaciones de Ipiales, así como las playas de Tumaco y los volcanes Cumbal, Galeras y Azufral, entre otros.
Y en Chocó están las playas de Bahía Solano que permiten el buceo y el avistamiento de las ballenas jorobadas, Nuquí, Capurganá y Carmen de Atrato.
Mayor inversión e infraestructura
Es hora de volver la vista al Pacífico colombiano. La presidente ejecutiva de la Cámara de Comercio del Cauca, Ana Fernanda Muñoz, dice que no hay una atención integral del gobierno, de todos los ministerios, no solo de Defensa e Interior. “Dependemos de las transferencias del gobierno nacional y de las ONG que dan recursos de asistencialismo, pero necesitamos más apoyo para tener verdaderas oportunidades de desarrollo”, afirma.
Uno de los temas cruciales es mejorar la conectividad de tecnologías de la información y de vías terrestres. Estos departamentos tienen muy baja cobertura en internet, un gran freno para la educación y los negocios, a lo que se suma la falta de adecuadas vías de comunicación. En Nariño es más fácil llegar a Quito, la capital de Ecuador, que a Cali o Popayán. Además, están los permanentes bloqueos de la vía Panamericana, que se han convertido en un dolor de cabeza y en millonarias pérdidas para el transporte de mercancías y alimentos.
“Somos el único departamento que no tiene conexión de su costa con el interior del país”, dice la presidente de la Cámara de Comercio del Cauca”.
Por eso, la región pide agilizar uno de los proyectos viales prioritarios como es la doble calzada Pasto-Popayán, de 268 kilómetros, que demandará inversiones superiores a 4,5 billones de pesos y que hace parte de la quinta generación de concesiones (5G) por ser un corredor estratégico para el país. Un proyecto que está a punto de culminar es la doble calzada Pasto-Rumichaca, de 83 kilómetros, que mejorará la competitividad del suroccidente.
Otro de los proyectos clave para la región, una iniciativa de carácter privado, pero sobre el que no hay definiciones es la transversal Pacífico-Orinoquía, de 1.500 kilómetros, que atravesaría media Colombia, de occidente a oriente, al unir a Buenaventura, en el Valle del Cauca, con Puerto Carreño, en Vichada.
El Pacífico tiene mucha potencialidad, pero se requiere el concurso de todos para sacarlo adelante y superar el abandono histórico de esta bella región.
La serie periodística “La Fuerza de las Regiones” de CAMBIO Colombia es apoyada por Grupo SURA, que cree que un desarrollo armónico es posible con una gestión integrada y balanceada de los capitales económico, social, humano y natural.