¿Se les puede creer? Las disidencias admiten que mataron a la patrullera pero dicen que no hay plan pistola

En una cámara de video quedaron registradas, el pasado miércoles 2 de agosto, las imágenes del ataque de dos integrantes de las disidencias de las Farc contra la patrullera Paula Cristina Ortega Córdoba, de 28 años, a quien le quitaron la vida cuando iba por una de las calles del barrio Calixto Leyva, en Neiva, Huila.

La patrullera, que se desplazaba en moto, se detuvo en un semáforo cuando fue abordada por los sujetos, uno de los cuales le disparó con una pistola con silenciador, le robó el arma y salió huyendo en moto con su cómplice.

La Policía reaccionó de inmediato e interceptó a los asesinos a la altura del corregimiento de San Antonio, Neiva. Portaban dos pistolas –una de ellas el arma de dotación de la uniformada asesinada–, un silenciador, una granada, una barra de indugel y panfletos del frente Iván Díaz, de las disidencias de las Farc .

Según fuentes de Inteligencia de la Policía, el asesinato de la patrullera, repudiado tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, hace parte de un "plan pistola" ordenado por Iván Mordisco, comandante del Estado Mayor Central. El incentivo, de acuerdo con una conversación interceptada por Inteligencia, son cuatro millones de pesos por cada agente asesinado a quien pueda demostrarlo entregando el arma de dotación del asesinado.

Días antes del homicidio, el general Carlos Humberto Rojas, jefe nacional del servicio de la Policía, previene a todos los integrantes de la Policía de posibles ataques de las disidencias de las Farc.

“Integrantes de esta estructura vendrían promoviendo el pago de 4 millones de pesos por la muerte de policías y el hurto del armamento. Se debe estar alerta porque estos actores armados ilegales estarían haciendo labores de observación criminal para conocer las rutinas y posibles espacios de vulnerabilidad para cometer los ataques”, asegura el poligrama, un documento interno usado entre miembros de la Policía.

Fuentes de la institución le dijeron a CAMBIO que, tras el anuncio de una mesa de negociación con el Gobierno nacional, las disidencias de las Farc estarían usando métodos como los de Pablo Escobar para presionar a la fuerza pública.

En la década del noventa, el capo del cartel de Medellín ofreció a su grupo de sicarios un millón de pesos por cada policía asesinado.

El coronel retirado Javier Díaz afirma que lo que buscan las disidencias es obligar a los policías a refugiarse en sus instalaciones, para que les dejen el camino despejado en las ciudades. 

Los investigadores de la Policía advierten que en los últimos dos meses, el grupo comandando por alias Iván  Mordisco quiere mostrarse fuerte ante el Gobierno, causar terror entre la población civil y contrarrestar las operaciones que se han realizado en su contra, como la destrucción de laboratorios de coca, la captura de varios de sus integrantes y la interdicción de cargamentos.

La muerte de la patrullera Ortega no es el único de ese estilo que ha ocurrido por estos días. El pasado sábado 29 de julio fue asesinado, sin ningún motivo en especial, el patrullero Jorge Andrés Guerrón Yela cuando se encontraba prestando servicio en el CAI del barrio Obrero, en Pasto, Nariño.

Disidencias: "El plan pistola no es cierto"

En un comunicado publicado este viernes 4 de agosto, las disidencias de las Farc admiten que asesinaron a la patrullera. "Son acciones propias de una organización que no está en cese al fuego con las fuerzas armadas, porque el gobierno nacional se abstuvo de prorrogarlo", escribieron.

El grupo aclara que, sin embargo, no se ha ordenado un plan pistola contra los uniformados, "Después de una comunicación con las diferentes unidades, en los territorios hemos logrado concluir que la noticia que circuló por las redes sociales, que se está pagando por la muerte de policías y militares, es falsa".

Agregan que sus principios éticos y morales, "se ciñen a documentos que dictan los pasos a seguir sus acciones ofensivas y que no incluyen estar pagando recompensas para dar de baja a policías".

No obstante, es evidente que la muerte de la patrullera no corresponde a un enfrentamiento armado sino a un asesinato a quemarropa, más similar a una acción sicarial que a una confrontación.