El conde de Montecristo, la epopeya de la venganza y la justicia por mano propia

¿De qué sirve haber conseguido una inmensa fortuna de la noche a la mañana si el único motor de la vida es vengar una injusticia con mano propia sin poder disfrutar ni un solo día de la vida? Esa parece ser la reflexión central que deja El conde de Montecristo, la película francesa de aventuras y suspenso que llega a las salas de cine de Colombia en 24 de octubre.

Esta producción, que demandó casi 43 millones de euros, ya la han visto cerca de nueve millones de espectadores en Francia y ha recibido grandes elogios por parte de la crítica. Basada en la novela del mismo nombre, escrita por Alexandre Dumas, esta película de casi tres horas de duración se ha convertido en el éxito francés del año.

El Conde de Montecristo hizo parte de la selección oficial del Festival de Cannes y es la producción cinematográfica francesa más costosa de 2024. Es una producción de Pathé, escrita y dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière y protagonizada por Pierre Niney en el papel de Edmond Dantès.

La puesta en escena es esplendorosa y recrea la Francia de la primera mitad del siglo XIX. Desde los convulsionados tiempos de la caída de Napoleón hasta la restauración de la monarquía, una época de represión y persecución política marcada por la corrupción y la impunidad. Escenas de barcos que se hunden en alta mar, esplendorosos paisajes marinos, de bosques y prados, castillos y palacios, así como la vida agitada París y Marsella, así como siniestro el Castillo de If, frente a la costa de Marsella, que en aquel entonces era una terrible prisión. La película se rodó principalmente en Francia, con algunas escenas que se filmaron en Malta y Chipre.

Delaporte y De La Patellière conforman un equipo de trabajo muy eficiente. El año pasado realizaron dos entregas de la saga Los Tres Mosqueteros’: D’artagnan y Milady, ambas de 2023 que fueron un gran éxito, lo que llevó a Pathé a enfrentar el reto de convertir un libro de 1.300 páginas en una película unitaria. Para ambos directores la adaptación de esta historia épica representó no solo una oportunidad de aprovechar el universo narrativo de Dumas, sino además el reto de condensar una obra literaria de tal magnitud en una sola película. “Montecristo tiene 1.300 páginas en folio, equivalente a entre 3.000 y 4.000 páginas de guion, cuando un guion normalmente comprende 140... ¡Es como si te dieran acceso a una biblioteca y te pidieran que elijas un solo libro! Un ejercicio increíblemente emocionante pero vertiginoso, que representó tres años de escritura y preparación”, dice Delaporte.

Ellos trabajan juntos desde 2005 como directores, guionistas, productores y dramaturgos: entre sus trabajos se destacan Le prénom (2012) y Le meilleur reste à venir (2019). Con El Conde de Montecristo ambos directores recibieron los premios Cheval Noir y el Audience Award Silver en el Fantasia Film Festival.

Un dato curioso es que Alexandre de la Patellière es hijo del fallecido director de cine Denys de La Patellière, quien dirigió una versión de El Conde de Montecristo para la televisión en 1979. Él recuerda que a los ocho años estuvo en el rodaje de la adaptación que su padre hizo y, al ver a Jacques Weber como Montecristo, supo que ese era el trabajo que quería hacer.

Dumas terminó de escribir El conde de Montecristo en 1844 con la colaboración de Auguste Maquet. Se la considera como una de las obras más icónicas de la literatura universal por su exploración sobre temas como la justicia, la venganza, la traición y la redención. Edmundo Dantès, su protagonista, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la justicia y la superación. Dumas, quien nació en 1802 y murió en 1870, es uno de los escritores más admirados de la literatura francesa por su capacidad para crear epopeyas llenas de acción y emociones. Con títulos emblemáticos como Los tres mosqueteros y El Conde de Montecristo, Dumas no solo revolucionó la novela histórica, sino que también sentó las bases para lo que se conoce como literatura de aventuras. Su talento para combinar historia, drama y elementos épicos ha hecho de su obra un referente en la cultura occidental.