¿Por qué Santa Fe es el favorito para ser campeón?

Hugo Rodallega, goleador de Santa Fe, y Marcelo Ortiz, defensa argentino.

Crédito: Colprensa

6 Junio 2024

¿Por qué Santa Fe es el favorito para ser campeón?

Este sábado empieza el vértigo de la décima estrella para Santa Fe, que quiere cerrar como se debe un semestre en el que ha mostrado su mejor cara. En frente está el Bucaramanga más ilusionado de su historia, así que Juan Francisco García, hincha de Santa Fe, analiza las cuatro razones por las que El Primer Campeón es para él el favorito.

Por: Juan Francisco García

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La mística de la hinchada santafereña 

Después del terrible semestre de la segunda mitad de 2023, la relación entre la hinchada y el presidente Eduardo Méndez parecía irreconciliable. El escepticismo de las graderías iba al alza y el cántico "que se vayan todos" se repetía como el estribillo favorito. Méndez salió del estadio, varias veces, chiflado e insultado por el hincha colérico que se sentía ninguneado por el manejo deportivo y administrativo del club. 

El malestar fue tanto que los rumores de la venta del equipo — fantasma que aparece siempre en los momentos más aciagos— volvieron a visitar El Campín. Los hinchas de toda la vida esperaban, pues, recibir el 2024 con el estadio vacío y el eco de la desesperanza. 

Pero Méndez, zorro viejo del negocio, aguantó las críticas, se tragó el veneno y con sus formas rústicas, lacónicas y antipáticas desmintió los rumores de venta; y, más bien, se puso "manos a la obra". 

Santa Fe jugadores
Fecha 4 de cuadrangulares, Independiente Santa Fe contra Once Caldas. Crédito: Colprensa.

Como si Santa Fe estuviera en los mejores años, el presidente desplegó un huracán de fichajes que supo vender inmejorablemente en las redes sociales y que le devolvieron el favor del hincha. Del desasosiego y la desesperanza se pasó a un semestre con más de 20.000 abonados, cifra récord para el equipo.

Y la hinchada santafereña, famosa por su lealtad y resiliencia, volvió a ser, desde el comienzo, el famoso jugador número 12 que todo equipo que aspire al campeonato necesita. La mística de la hinchada del ‘León’ le subió el nivel y la autoestima a la manada de jugadores nuevos que apenas empiezan a entender el peso de su camiseta. En los cuadrangulares, su misterio se manifestó y el romance entre los jugadores y las graderías, la confianza que se percibe en el ambiente, fue muy importante para mantener el invicto y ganar todo en casa (sin recibir un solo gol de locales)

Las leyendas 

En este Santa Fe hay dos leyendas incontestables: Hugo Rodallega y Daniel Torres. No por ser un lugar común deja de ser cierto: los equipos que hacen historia, en el 99 por ciento de los casos, tienen entre sus filas a referentes que jalan el carro en los momentos difíciles, no dejan que el ego se infle en el éxito, atemperan el espíritu cuando todo está en juego y contagian de profesionalismo y ambición al vestuario

El caso de Rodallega es, al mismo tiempo, poético y deportivamente formidable. Poético porque verlo rendido, llorando, excedido por la emoción de jugar una final del fútbol colombiano, comprueba que los futbolistas que de verdad honran su profesión y mantienen el hambre del niño hasta que el cuerpo se los permite. Y deportivamente formidable porque, más allá de ser el goleador del equipo —y el segundo goleador de la liga hasta la fecha con 11 goles— ha sido una feliz sorpresa para todo el fútbol colombiano verlo levitar por la cancha, jugando para hacer jugar, derrochando inteligencia y técnica, siempre con el arco entre las cejas y con la cabeza fría del veterano impermeable a la presión y las patadas. 

Daniel Torres, por su parte, desafió el consejo de Sabina de “no volver a donde fuiste feliz” para encarnar mejor que nadie en el refrán que dice que el buen hijo siempre vuelve a casa. Salió del Medellín con la frustración del subcampeonato para volverlo a intentar, esta vez en el equipo de sus amores

Su nivel despampanante, su comerse la cancha como si tuviera 20 años, pero ahora con la sabiduría del volante que sabe exactamente cómo y cuándo robarse los espacios, sumado al amor estridente que le profesan los hinchas, lo convirtieron en la gran fuente de aguante, intensidad, equilibrio y amor propio de este equipo

Para lidiar con los nervios de estos días tan largos antes de la final definitiva, el 15 de junio en Bogotá, los hinchas rojos se aferran e inclinan, como ante dos talismanes, ante las fotos de Hugol y Daniel Torres, leyendas con todas las letras

El acento del Río de la Plata 

El gran acierto de Eduardo Méndez —a lo Florentino Pérez— fue traer como técnico a Pablo Peirano. El asistente técnico de Gerardo Pelusso, con quien ganó en 2016 la inolvidable Copa Sudamericana que hoy reposa en las vitrinas del Primer Campeón, prometía una sola cosa: competir

Cortado con la misma tijera que Arias, Costas y Pelusso, en el acento que Peirano le pondría al equipo pudo intuirse el orden, la intensidad, la seguridad defensiva y el juego directo, sin lírica pero sí con eficacia. El famoso hueso muy duro de roer

Gracias a que el club le cumplió con los refuerzos exigidos —entre los que destacan los defensas Agüero y Ortiz y el delantero Agustín Rodríguez, todos con acento che—, Peirano armó un típico rompecabezas “a la uruguaya”. 

Foto de Peirano
Crédito: Colprensa.

Con línea de tres atrás, dos carrileros de alto voltaje, tres fieras en la mitad y dos puntas con peso aéreo, pero también con gran juego al espacio y de espaldas, este Santa Fe es sobresaliente en las dos caras: defiende el cero de su arco con las entrañas —en los cuadrangulares solo recibió un gol— y en ataque sabe clavar los puñales en los momentos justos. ¡Por fin el rojo de Bogotá volvió a ser un equipo próspero en el gol de diferencia y a tener a uno de los suyos peleando por ser el delantero más letal de la liga—. 

Si Santa Fe ha logrado ser amenazante y competitivo en los últimos años, ha sido, hay que decirlo, por esa mezcla de coraje, equilibrio y eficacia que le han impuesto los entrenadores del Río de la Plata. El Primer Campeón se siente cómodo bajo sus códigos, sin la exigencia de la  elaboración, rendido ante el repliegue feroz, el juego vertical y el nervio. Eso lo han entendido todos, desde Mosquera hasta Rodallega.

Lo sabe el Bucaramanga, que este sábado recibirá a Santa Fe con la conciencia de enfrentarse a un perro que ladra y que sí muerde. 

Mosquera Marmolejo, el Courtuois de Santa Fe 

Los partidos y los campeonatos se ganan en los detalles. A veces, si se trata del arquero, estos pasan por alto. Lo vimos en la última final de Champions con el Real Madrid, en la que los focos se concentraron en Kroos y Vinicius y no en Courtuois, que sostuvo milagrosamente al equipo en el primer tiempo. 

Pues Mosquera Marmolejo es hoy el Courtuois de Santa Fe, y quizás el mejor arquero de la liga. Como Daniel Torres, fue otro de los refuerzos provenientes del Medellín que rindieron por encima de sus ya muy altas expectativas. 

La intuición, la experiencia y la ubicación hacen pensar en que Mosquera adivina el pensamiento y las decisiones de los rivales. Está siempre donde debe estar. Y realmente vuela.

 La jerarquía de este Santa Fe empieza en él, continúa en Ortiz, fluye por Daniel Torres y concluye en Rodallega. Es gracias a él que el hincha puede decir, más bien sentir, que si la final empieza mal y en Bucaramanga el local se crece, tiene que ser extraordinariamente preciso y creativo para vulnerar su predio. 

No tiene arquero Santa Fe, ¡tiene arquerazo!

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