
Gustavo Gómez Montero, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport).
Crédito: Asoexport
"Del café que se produce en Colombia se exporta entre 92 y 95 por ciento": Gustavo Gómez, presidente de Asoexport
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En entrevista con CAMBIO, Gustavo Gómez Montero, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport), mencionó que Estados Unidos se lleva el 42 por ciento del café colombiano. Habló de la oportunidad que tiene el país con otras variedades del grano y de la necesidad de avanzar en certificaciones internacionales.

El café colombiano es uno de los más famosos del mundo. Se tiene registro de que los primeros sacos de café colombiano que se exportaron se despacharon en 1835, y por décadas fue el producto de exportación por excelencia. Aunque el petróleo y el carbón hoy dominan las exportaciones nacionales, el café sigue siendo el rey de las exportaciones en la agroindustria. Gustavo Gómez Montero, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport), conversó con CAMBIO sobre la situación del sector, las oportunidades que tiene este producto y los retos para seguir estando vigente.
CAMBIO: ¿Cuántos exportadores de café hay en Colombia?
Gustavo Andrés Gómez: Las empresas que hacen parte de Asoexport son las responsables de exportar el 75 por ciento del volumen de café en el país y la Federación de Nacional de Cafeteros es responsable de exportar entre 17 por ciento y 19 por ciento. Actualmente hay más de 1.200 registros exportadores, es decir, empresas o personas naturales habilitadas para exportar café. Sin embargo, las 20 primeras empresas exportan el 95 por ciento de café del país.
Desde el punto de vista de la producción, hay 630.000 fincas productoras y más de 540.000 familias productoras de café, y se calcula que más o menos 2 millones de empleos dependen directa o indirectamente del sector.
CAMBIO: Las exportaciones colombianas vienen cayendo desde hace varios meses, ¿cómo están las de café?
G.G.M.: A nosotros no nos ha ido tan mal, aunque sí han bajado las exportaciones. Por ejemplo, si se compara el acumulado entre enero y septiembre de 2023 con el mismo periodo de 2022 la caída en las exportaciones fue de 13 por ciento. Pasamos de 8,5 millones de sacos a 7,4 millones, lo cual es una caída importante.
CAMBIO: ¿Qué explica la menor producción cafetera actual frente a hace unos años?
G.G.M.: La producción cayó pues venimos de cuatro años consecutivos de fenómeno de La Niña, que se acentuó en 2022 con mucha lluvia. Por eso se bajó de niveles de producción de 14 o 13 millones al año a alrededor de 11 millones que es lo que estamos produciendo. Esa tendencia se viene revirtiendo con la llegada del fenómeno de El Niño en 2023, pero mucho de lo que pasa con la producción en un año depende de las condiciones del año anterior. Entonces llegó el sol y volvió a aumentar la producción de café en el segundo semestre de 2023, pero nos enfrentamos a otro fenómeno que es la reducción de las exportaciones.
Las exportaciones comenzaron a caer por una menor demanda internacional, principalmente por Estados Unidos y Europa, que son nuestros dos principales mercados. Por las presiones inflacionarias la gente tiene menos poder adquisitivo y tiene que comenzar a decidir cuáles son los productos básicos a los que puede acceder. Y en el caso del café, la gente empieza a disminuir el consumo de café de calidad y comienzan a irse hacia un café más estándar
Se espera que las cifras del final del año 2023 hayan generado un repunte. Los meses de noviembre, diciembre y enero de este año van a ser claves para la recuperación en las exportaciones.
Para profundizar
CAMBIO: Si bien Colombia históricamente ha sido un país cafetero hoy las exportaciones dependen más que todo de los hidrocarburos, ¿qué tanto pesa el café hoy?
G.G.M.: Cuando se mira la canasta exportadora, sin duda alguna, petróleo y carbón, los mineroenergéticos, son lo más importante. Pero si se quitan de la lista, comienza a figurar el oro o el café, que es el producto más importante del renglón agroindustrial. También hay cacao, banano, pasifloras y aguacate. Aunque en el peso general del comercio exterior el café no es tan importante, dentro del renglón agroindustrial sí y también tiene una relevancia social muy importante para el país en términos de generación de empleo.
CAMBIO: ¿A cuántos países llega el café colombiano hoy?
G.G.M.: Exportamos a más de 100 países en el mundo dependiendo del año pueden ser 112 países. El principal mercado es Estados Unidos, más o menos son 40 o 42 por ciento va para allá; después está la Unión Europea, que puede ser entre un 27 por ciento y un 30 por ciento, y en Asia está Japón, que es un comprador habitual del café colombiano, Corea y China, que ha venido creciendo de una manera importante en temas de consumo como destino de café colombiano.
CAMBIO: ¿Qué tanto del café que produce Colombia se queda y cuánto se envía a otros países?
G.G.M.: De lo que producimos exportamos entre un 92 y un 95 por ciento, dependiendo del año. Hay que aclarar que las cifras de producción que presenta la Federación Nacional de Cafetero son un cálculo estimado, que se saca basado en exportaciones, inventarios e importaciones. Las cifras de exportaciones son oficiales, por eso hay meses en que las exportaciones terminan con un registro mayor al de producción.
En Colombia exportamos en su mayoría café verde, pero también está subiendo el segmento de café industrializado, que necesita 2,5 millones de sacos aproximadamente para el país y para exportación de café procesado, sin embargo, las exportaciones dejan una disponibilidad de solo 500,000 sacos. O sea, no hay capacidad ni producción suficiente para absorber la demanda de la industria, y afuera están dispuestos a pagar más.
CAMBIO: ¿Qué se necesita para mejorar esa producción cafetera?
G.G.M.: La Misión Cafetera se hizo hace unos años, culminó en 2015, y una de las conclusiones fue que se tenía que comenzar a explorar la variedad de café robusta, porque Colombia tradicionalmente produce la variedad arábica. Es un modelo de negocio totalmente diferente, de una calidad más baja, pero mayor productividad y menores costos de recolección y de mantenimiento de cultivo.
Esta variedad tiene otra particularidad, mientras que el café arábica se puede sembrar a más de 1.200 metros, el café robusta es para zonas casi al nivel del mar y zonas planas. Ahí lo que se hace es ampliar la frontera agrícola en zonas como el Caribe, en los Llanos Orientales o en Tumaco, en el Pacífico. Ampliando la frontera agrícola podríamos tener una mayor producción y de alguna manera abastecer también el consumo nacional.
Para profundizar
CAMBIO: El Gobierno de Gustavo Petro tiene el plan de desligar la economía de los hidrocarburos y a la par potenciar el agro. ¿Qué rol puede tener el café en este proceso?
G.G.M.: En esa misma línea de aumentar las exportaciones y la producción agrícola también está el tema de restitución de cultivos. Se está viendo en muchas zonas del país que los cultivos de coca no están encontrando un mercado por el tema de drogas sintéticas en Estados Unidos y eso abre una oportunidad desde el punto de vista la restitución de cultivos ilícitos y el café es una excelente opción, tanto la arábiga como esta variedad robusta, y la ventaja que tiene el café es que todo lo que se produce se consume o se exporta. Una de esas estrategias podría ser impulsar la producción de café robusta en Colombia, porque podríamos anexar zonas que actualmente no son cafeteras, con la ventaja de que la industria lo va a absorber.
Nestlé, por ejemplo, manifestó que todo ese café de variedad robusta que se produzca lo va a absorber. Por eso se debe seguir apoyando la investigación, los registros y los permisos que se necesitan para hacer que esa actividad sea comercial.
Y desde la variedad arábica el impulso de consumo es fundamental para que los precios se mantengan estables. Es muy importante y también optimizar los costos de producción y mano de obra en el país, para que muchas de las áreas que han comenzado a salir de café vean en este grano una opción llamativa.
CAMBIO: ¿Dónde se ha dejado de cultivar café?
G.G.M.: Normalmente el área de mayor producción de café era el Eje Cafetero, pero hoy el departamento con mayor área cultivada es el Huila, después va Antioquia, Tolima, Cauca, Santander y abajo comenzaron a aparecer Caldas, Risaralda y Quindío, porque han hecho una transformación y han dejado el café y el área cultivada del país en café ha comenzado a decrecer en los últimos años.
CAMBIO: ¿Qué tanto los ha afectado el precio del dólar de los últimos meses?
G.G.M.: Lo importante con la tasa de cambio es que así como recibimos ingresos en dólares también están en dólares nuestros costos de exportación, como los costos portuarios y los fletes, y de los de producción, como los fertilizantes. Ahí lo importante es que se genere un equilibrio y que no haya tanta volatilidad en el mercado. La tasa de cambio alta es una muy buena noticia para las exportaciones en general, pero también hay que tener en cuenta que tenemos muchos precios asociados en dólares.
CAMBIO: ¿Qué estrategias está adelantando el Gobierno para impulsar al sector?
G.G.M.: Uno de los programas más importantes que tiene el Gobierno para el sector cafetero es el de renovación de cafetales. La meta de renovación es más o menos 10 por ciento del área cultivada, que puede estar entre 80.000 y 90.000 hectáreas de café anualmente. Es importante que esas estrategias sigan para que la productividad del parque cafetero se mantenga. Otro programa que se tiene en conjunto es el Fondo de Estabilización de Precios del Café, una ley que se aprobó en 2019 para estabilizar el precio del café para los productores. Este fondo solo entra en funcionamiento cuando el precio esté por debajo de los costos de producción. Eso no ha pasado.
Para profundizar
CAMBIO: ¿Cómo está el precio del café hoy?
G.G.M.: En 2019 teníamos precios cercanos a 800.000 o 900.000 pesos la carga, de hecho se alcanzó a llegar a 700.000 pesos. Con la pandemia vino una crisis en Brasil y en la producción internacional, y los precios alcanzaron a llegar a 2.400.000, casi tres o cuatro veces el valor que tenía antes la carga, una vez Brasil se recuperó de esos problemas de producción el precio comenzó a bajar bastante fuerte, hacia 1.200.000, que se estima es el costo de producción. El precio se ha mantenido recientemente alrededor de 1.400.000 pesos. Lo importante es que se reactiven las exportaciones para que los productores puedan entregar café y los exportadores lo puedan despachar.
CAMBIO: El café colombiano es famoso a nivel internacional, pero no somos los principales exportadores, ¿cómo podemos ser más competitivos?
G.G.M.: A nivel mundial somos conocidos por la calidad de nuestro café, por el aroma y la acidez. Brasil es el mayor productor de café, después viene Vietnam, pero también hay que tener en cuenta que Brasil es un país muchísimo más grande. Más que lograr esos niveles de producción el reto es seguir produciendo un café que sea diferenciado de ese café estándar Y lo otro que es clave ahora es cumplir con todas las reglamentaciones internacionales y nuevos sellos de sostenibilidad para poder seguir teniendo admisibilidad en mercados como Europa y Estado Unidos.
CAMBIO: ¿Esos 1.200 registros exportadores que hay en Colombia tienen la capacidad de cumplir esos requisitos?
G.G.M.: No, en este momento un porcentaje todavía pequeño del café puede cumplir con esa reglamentación y una de las grandes preguntas es quién va a pagar la implementación de esos procesos de trazabilidad y geolocalización para hacer que esos pequeños productores puedan seguir aprovechando y exportando a la Unión Europea, que es nuestro segundo mercado. En la cadena cafetera está el productor, que le vende a una cooperativa o asociación y ellos le venden a los exportadores. De las 600.000 fincas que hay en Colombia, el 95 por ciento tiene menos de cuatro hectáreas. Los desarrollos deben empezar a nivel de fincas, porque hasta ahí tiene que llegar la trazabilidad.
