María Jimena Duzán
5 Febrero 2022

María Jimena Duzán

La querían matar

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El expresidente del Senado Arturo Char y su hermano, el candidato presidencial Alex Char, se habrían unido para financiar y montar un plan criminal que buscaba silenciar a su copartidaria Aida Merlano. El plan les habría costado 1.500 millones de pesos y los encargados de ejecutarlo fueron matones del bajo mundo de la mafia. La orden que tenían era no solo fraguar su fuga desafiando a la justicia, sino matarla.

Esa fue la bomba que soltó la exsenadora barranquillera durante la audiencia que tuvo la semana pasada contra el poderoso clan Char, el mismo que quiere poner de presidente a Alex Char. “La orden era matarme”, afirmó sin titubeos desde su cárcel en Venezuela. 

En su tik tok Alex Char nos reveló las cinco cosas que los colombianos debemos saber de él, ahora que es candidato. Recojo algunas: le gusta la salsa, le tiene miedo a los aviones y le gusta tomar sopa los sábados.

Su relato sobre cómo fue que los Char movieron todos los hilos del bajo mundo para deshacerse de ella fue nauseabundo, digno de una película de la mafia. 

El plan fue concebido desde el día en que su sede en Barranquilla fue allanada a solo semanas de las elecciones para Congreso de 2018. Las piezas del rompecabezas no encajaron desde entonces. Quien alertó a las autoridades de que en esa sede se estaban comprando votos fue un ciudadano preocupado. Este hecho es insólito en una ciudad como Barranquilla, donde la compra de votos es prácticamente un delito aceptado. Luego vino el episodio de las armas encontradas en el allanamiento y que, según ella, fueron puestas por la misma policía para incriminarla.  Además de las armas, encontraron 180 millones de pesos en efectivo que, según Aida, eran parte del dinero que les habían entregado Alex y Arturo Char para la campaña. Aida fue capturada de inmediato y se le señaló de ser dueña de una inmensa red de compra de votos, cuando en realidad era una ficha menor entre esa gran maquinaria que mueve el poderoso clan Char.  

Aida vio cómo Arturo Char, la cabeza de su lista, pasaba indemne pese a que se le abrió una investigación por presunta compra de votos. Mientras ella era procesada y condenada, en tiempo récord, a 15 años de prisión, él era elegido senador y presidente del Congreso.

El primer objetivo del plan criminal contra Aida era impedir que testificara en contra de Arturo Char.  Según su relato, el día que entró a la audiencia a rendir su testimonio contra Arturo Char, fue interceptada a la entrada del juzgado por una oficial del Inpec, quien le pasó un celular. “Es de parte de su hija”, le dijo. “Que ya llegaron las personas que iban a cuidarla”.  Aida de inmediato tomó el celular y cuando su hija le confirmó que a su casa había llegado una gente dizque para cuidar a sus hijos, comprendió que estaban secuestrados. Al entrar a la audiencia, asustada como estaba, Aida decidió no hablar sobre los Char. La extorsión había surtido efecto.

Según Aida Merlano, el 10 por ciento de las coimas que se les pedían a los contratistas tenían que ir para Alex Char.

Días después le informaron, por primera vez, sobre el plan de fuga que tenían para ella Alex y Arturo Char. El primero en revelárselo fue un abogado de apellido Muñetón que la visitó en la cárcel en nombre de los hermanos Char. Antes de hablarle de la fuga, el abogado le entregó una carta de amor de parte de Alex Char. Allí quedó claro que ellos tuvieron una relación amorosa muy intensa que nunca fue del agrado de Fuad Char, el padre de Alex, el jefe de la dinastía. 

En esa carta Alex le dijo a Aida que siempre iba a velar por ella y que le había dejado un dinero para su hijo. También le pidió el favor de que hiciera caso a todo lo que Muñetón le iba a proponer.  El abogado le informó los pormenores de la fuga y le dijo que estaba prevista para el día en que tenía cita en el odontólogo, que era en tres días. También le informó que le iban a hacer llegar una peluca, unos guantes, una cuerda y un colchón para que, al caer del balcón por el que se escaparía, no se lastimara.  La fuga se la vendieron como la oportunidad que tenía ella para iniciar una nueva vida en un país extranjero y ella aceptó la propuesta. Luego de la visita de Muñetón, Aida tuvo una videollamada con el hijo de Julio Gerlein en la que le volvieron a hablar del plan de fuga y le presentaron a Salvador, el jefe de la operación. Según Aida, Julio Gerlein hijo, había hecho la videollamada porque era el más interesado en que la exsenadora desapareciera del horizonte. En Barranquilla era un secreto a voces la larga relación que Aida había mantenido con su padre y la familia quería finiquitarla. De acuerdo con su testimonio, durante la videollamada se movió la cámara de Julio Gerlein y ella pudo ver que detrás de él estaban Arturo, Alex y Fuad Char. Salvador volvió a explicarle el plan de fuga y le dijo que un dragoneante le iba a hacer llegar a la cárcel todos los implementos para la fuga, pero le advirtió que lo del colchón no iba a ser posible. 

“Tú serás mi senadora y yo tu presidente”, fue una de las frases que le dijo Alex en momentos en que la pasión y la sed de poder los unían, y que Aida recordó en la explosiva audiencia. 

Llegó el día. Todo sucedió como estaba planeado. Sin embargo, cuando cayó del balcón se le partió un tobillo. Tal era la adrenalina, que Aida no reparó en el dolor cuando se montó en la moto que la estaba esperando. A la media hora pararon, la hicieron bajar y le dieron una bicicleta y un casco. En compañía de otra persona, se metieron por la ciclovía. 

Al cabo de media hora llegaron a una casa. Cuando entraron, Aida sintió que el ambiente era pesado. El dueño, al que le decían “el Paisa”, andaba armado y se la pasaba consumiendo cocaína. Él le arrebató el celular, y en la segunda noche entró en su habitación y la violó. Con la cacha de su arma, le rompió la cabeza cuando ella se resistió. Al otro día, Salvador llegó a la casa. Ella, acongojada, le dijo que no podía más con el Paisa. Salvador decidió dejar a un joven llamado Juan Carlos para que la vigilara. Juan Carlos era afable, no como el dueño de casa, ni como Salvador. Aida le preguntó que cuánto le habían pagado por cuidarla. Él le respondió: “Cinco millones”. Juan Carlos también le contó que a Salvador los Char le habían ofrecido 1.500 millones no solo para armar la fuga, sino para matarla. Ella, asustada, temiendo lo peor, y con poco dinero, le dijo a Juan Carlos que le daba 20 millones si la sacaba de ahí. 

Logró escaparse de las garras de Salvador –y de los Char–, y al otro día llegó a buscar refugio en Valledupar. La sorprendió una noticia que escuchó en la radio. Era la voz del presidente Duque anunciando el incremento de su recompensa. Ya no eran 50 millones, sino 200. El hecho de que este anuncio sucediera un día después de que ella se le hubiera volado a los Char, la convenció de que el presidente sabía muy bien lo que le estaba sucediendo. Eso fue lo que dijo en la audiencia. 

Aida tuvo que irse de Valledupar a Venezuela. Allá tuvo un aborto, producto de la violación. A los tres meses, en enero de 2020 fue capturada por las Fuerzas Especiales de Venezuela.  

Sobre los matones que la secuestraron y la ultrajaron no hay mayor rastro.  Sin embargo, a Aida Merlano sí le causó sorpresa una noticia registrada por  un medio local de Valledupar, sobre una masacre de tres personas ocurrida el 18 de diciembre de 2019 en Cesar. https://www.elpaisvallenato.com/2019/12/18/masacre-en-tamalameque-asesinan-a-tres-personas-2/ 

En una audiencia que ella sostuvo ante el Tribunal de Justicia de Venezuela, luego de su captura, Aida Merlano dijo que en esa masacre podrían haber sido asesinados quienes intervinieron en su secuestro.  “Me parece un poco sospechoso que después de todo lo que pasó, se hubiera producido esa masacre. No sé si, de pronto, fueron las mismas personas que me tenían secuestrada y a las que me les fugué, en retaliación o quizá para evitar que confesaran los nombres de quienes los habían contratado para lo que querían hacer contra mí”, dijo Aida Merlano en esa ocasión. 

Hasta el día de hoy, los móviles de esta masacre y sus autores materiales siguen sin conocerse. 

Aida contó en la audiencia lo que los Char no querían que revelara: el modus operandi con que compran las elecciones. Dijo que a todos los candidatos de sus listas les hacían firmar unos pagarés que servían para dar fe de la entrega de los dineros para la campaña. Luego repartían esos dineros a través del banco de los Char, llamado Serfinaza, y a través de los contratos falsos que se hacían en empresas como las de Arroyos de Barranquilla. Contó también que a los congresistas se les daba el 15 por ciento de los cupos indicativos, y que el 5 por ciento era para los alcaldes. Según Aida Merlano, el 10 por ciento de las coimas que se les pedían a los contratistas tenían que ir para Alex Char.

“Tú serás mi senadora y yo tu presidente”, fue una de las frases que le dijo Alex en momentos en que la pasión y la sed de poder los unían, y que Aida recordó en la explosiva audiencia. 

El retrato sórdido que hace Aida Merlano de Alex Char es el de un hijo de la mafia, malcriado y peligroso, que contrata matones para solucionar sus asuntos por fuera de la justicia y que tiene la pretensión de convertirse en el presidente de Colombia. Las hordas charistas van a decir que Aida es una loca mitómana y que Alex es un bacán, pero digan lo que digan, las denuncias que ella ha hecho contra Alex Char son tan contundentes que dejan por el piso su candidatura. 

En su tik tok Alex Char nos reveló las cinco cosas que los colombianos debemos saber de él, ahora que es candidato. Recojo algunas: le gusta la salsa, le tiene miedo a los aviones y le gusta tomar sopa los sábados. Yo le agregaría otra que reveló Aida Merlano en la audiencia: le tiene pavor a terminar en la cárcel. 

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