
Guardia indígena en la Universidad Nacional.
Crédito: Carolina Calero - CAMBIO.
¿Cómo garantizar condiciones dignas a 20.000 indígenas? Así es el protocolo de atención para la minga en la Universidad Nacional
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Miles de indígenas llegaron a la Universidad Nacional exigiendo el cumplimiento de los acuerdos a los que llegaron con el Gobierno a principios de mes. ¿Cómo lograr que los campamentos tengan condiciones dignas para la minga? Este es el plan del Distrito.
Por: Carolina Calero

Desde el domingo 27 de abril, miles de indígenas han llegado a acampar en las instalaciones de la Universidad Nacional en Bogotá. Vienen de todos los rincones del país: del Cauca, Amazonas, La Guajira, Quindío, la Sierra Nevada, entre otros. Todos con un mismo propósito: exigir al Gobierno nacional el cumplimiento de los acuerdos pactados el primero de abril, cuando se asentaron en la Plaza de Bolívar para visibilizar las múltiples crisis que enfrentan en sus territorios.
Las chivas, que transportan entre 50 y 60 personas, siguen llegando. Este 29 de abril, alrededor del mediodía, llegaron cinco más, que suman un total estimado de 20.000 personas, según las cuentas de la Secretaría de Gobierno distrital.
Esta vez, su llegada fue organizada. Gracias a un acuerdo entre la Alcaldía de Bogotá y la Universidad Nacional, las comunidades lograron instalarse en el campus, donde se han preparado para permanecer varios días. No es la primera vez que vienen, desde finales del año pasado, distintas delegaciones indígenas han viajado a la capital para insistir en el cumplimiento de sus derechos y se han asentado en diferentes zonas de la capital.
Aunque en abril obtuvieron compromisos concretos para enfrentar la violencia, el abandono estatal y las dificultades en salud, educación y desarrollo, las promesas –dicen ellos– siguen sin cumplirse. Por eso regresaron a la capital del país. Y mientras esperan una respuesta del Gobierno, surge la pregunta de ¿cómo garantizar condiciones dignas para miles de personas que llegaron a Bogotá exigiendo ser escuchados?

Un recibimiento pactado: lo que dice la Secretaría de Gobierno
Desde semanas atrás, la Alcaldía Mayor de Bogotá y las organizaciones indígenas venían sosteniendo reuniones con el objetivo de asegurar una estadía pacífica y digna para los pueblos originarios. El resultado fue un acuerdo entre la Secretaría de Gobierno, el Ministerio del Interior, la Universidad Nacional y los delegados de las siete organizaciones indígenas nacionales, que permitió que la Minga Indígena Nacional se ubicara en dos puntos principales: el Parque Tercer Milenio y la Universidad Nacional. Sin embargo, las comunidades finalmente decidieron asentarse solamente en el campus universitario.
En este punto del corazón de la ciudad los indígenas duermen en carpas, se alimentan, descansan y planean los próximos pasos de su movilización.
“Bogotá da la bienvenida a las comunidades indígenas que se movilizan en el marco de la Minga Nacional. Reafirmamos nuestro compromiso con el respeto, el diálogo y la búsqueda conjunta de soluciones”, dijo el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero Ardila en un comunicado.
Además, con el apoyo de entidades como el Idiger, Bomberos, Acueducto, Ipes, UAESP, IDRD y las secretarías de Salud, Seguridad y Movilidad, se han instalado 39 carpas tipo hangar, accesos a agua potable, puntos de atención y mecanismos de acompañamiento. Así mismo, cuentan con un equipo de bomberos disponible y atención en salud.

Las condiciones están dadas, asegura la administración distrital, para que la estadía de la minga en Bogotá sea tan respetuosa como las anteriores, cuando, al retirarse, las comunidades entregaron los espacios en buenas condiciones.
“La movilización indígena ha demostrado que puede coexistir con la ciudad. Lo que el Distrito ofrece no es solo logística: es un reconocimiento al derecho a la protesta y a la diversidad cultural de nuestro país”, concluyó Quintero.
Vacunas, medicina ancestral y vigilancia epidemiológica
Mientras en la plazoleta del Che de la Universidad las comunidades hacen demostraciones culturales en agradecimiento por la amable bienvenida, un grupo de profesionales enviados por la Secretaría de Salud recorre las instalaciones todo el día.
Desde la llegada de la Minga Indígena Nacional, el Distrito activó un protocolo de atención integral para garantizar el bienestar de las más de 20.000 personas que se asentaron. Según confirmó la Secretaría de Salud a CAMBIO, hay equipos en terreno todos los días, desde las siete de la mañana, además de una ambulancia disponible las 24 horas.

De acuerdo con la entidad, actualmente se prestan atenciones de medicina general y enfermería, se desarrollan jornadas de vacunación y se realiza vigilancia epidemiológica para prevenir posibles brotes de enfermedades. También se habilitó un espacio para la medicina ancestral, en el que sabedores indígenas brindan acompañamiento de acuerdo con sus prácticas tradicionales.
Esta atención se mantendrá de manera indefinida, mientras se desarrolle la movilización y según lo que se acuerde entre las comunidades indígenas y las autoridades nacionales y distritales.
"Nos están matando"
Arnold es indígena del pueblo kokonuco, del Cabildo de Guarapamba, y llegó desde El Tambo, Cauca, después de más de 12 horas de viaje por carretera. Se instaló en la Universidad Nacional el lunes, junto a otros miembros de su comunidad, con la esperanza de que esta vez sí los escuchen.
“Venimos con la intención de que el primero de mayo podamos llegar hasta la Plaza de Bolívar y que el presidente Gustavo Petro nos escuche”, dice, mientras se resguarda de la lluvia en una carpa.
“En el Tambo no hay oportunidades. Muchos niños no tienen más opción que unirse a las disidencias”, cuenta. Durante un tiempo fue maestro en una escuela rural, a la que llegaba si caminaba cinco horas diarias. Un día, recuerda, una mujer del ELN lo mandó a llamar. Quería que pusiera videos en clase para convencer a los niños de que se unieran a su grupo.

“Yo no lo hice, por supuesto. Pero en nuestros territorios hay que aprender a convivir con ellos, porque nos están matando”, explicó.
Arnold reconoce que el presidente Petro ha mostrado voluntad de diálogo, pero considera que la situación “ya se le salió de las manos”. Sin embargo, destaca que, en esta ocasión, al menos en Bogotá, han sido recibidos con respeto. “Nos dejaron entrar a la universidad, no mandaron al Esmad a sacarnos. Tenemos agua potable y dónde protegernos de la lluvia”, señala.
Aunque aún falta ver si lograrán ser escuchados en la Plaza de Bolívar, Arnold insiste en que esta movilización es necesaria. “No venimos por gusto”, repite, mientras mira a su alrededor el campamento. “Venimos porque allá no hay futuro”.
