La transición energética toma tiempo
20 Mayo 2024 05:05 am

La transición energética toma tiempo

La deseada transición energética es un proceso amplio, técnico, complejo, costoso y de largo aliento. Los aportes de Colombia al restringir y adelgazar su industria petrolera son prácticamente insignificantes. Pero el sacrificio para la nación será particularmente enorme.

Por: Francisco Fernando López

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De acuerdo con las estadísticas del Banco Mundial, Colombia aporta al mundo el 0,6 por ciento de CO2 a la atmósfera, al ocupar el lugar 137 en el ranking de 184 países, siendo uno de los que menos contaminan. El propósito de no extraer gas, ni petróleo, ni carbón –por el momento– será irrelevante para salvar al mundo del calentamiento global. En cambio, para el país, se producirán efectos devastadores a corto y mediano plazo que afectarán negativamente el crecimiento, el empleo, el bienestar y el desarrollo. Disminuirán, por ejemplo, las regalías para las regiones, las cuales llegaron en agosto de 2022 a 16,8 billones de pesos.

Sin duda, las regalías provenientes de la industria petrolera son uno de los recursos que más alimentan las arcas del Estado. Sin ellas, ¿cómo reorientar y financiar efectivamente y a corto plazo la transición energética? La transición desde combustibles fósiles a energías limpias es lenta, metódica y hay que preparar para ello una nueva infraestructura.

Afirman los ambientalistas –algunos mesiánicos–, que para salvar el mundo hay que dejar de extraer desde ya los combustibles fósiles porque son altamente contaminantes, causantes del calentamiento global, lo cual nadie discute. Pero todavía se utilizan en gran medida en la industria, los vehículos, aviones, o en una innumerable gama de productos. La transición, por mucho afán que se le ponga al tema y angustias catastróficas que se anuncien, no puede ir demasiado rápido porque hay condiciones de productos, procesos y mercados cuya sustitución no puede ser inmediata. Al contrario, debe ser paulatina y a mediano plazo.

Parque eólico

Se confirma lo anterior con datos como los siguientes: en conferencia sobre 'La proyección del Poder Naval' (ARC2016), se expuso que “el 96 por ciento del comercio mundial en términos de peso se efectúa mediante transporte marítimo. Al año, en promedio, 1.900 millones de toneladas de petróleo (60 por ciento de la producción mundial) se transportan por mar. Se calcula que más del 80 por ciento de la carga del mundo lo transporta la marina mercante”. Estas tendencias a hoy no han cambiado significativamente. Sin embargo, poco se habla de ellas. Un informe de Vessels Value actualizó el estado de la flota mundial de barcos, y da cuenta sobre que, en 2022, la cifra total llegó a 58.067 unidades. Esta cantidad no es posible reemplazarla o adecuarla a combustibles más amigables con el medioambiente en un horizonte cercano.

Los barcos contenedores consumen 225 litros de combustible por hora promedio, según Technoton& Wialon. El consumo de combustible de un portacontenedor puede llegar a 150 toneladas al día. En promedio, la flota (contenedores, petroleros, graneleros, cruceros, etcétera) consume hasta 75 toneladas diarias de combustible cada uno, es decir, unas 27.000 toneladas anuales por unidad. Con la cifra de Vessels Value, para ese mismo periodo, el consumo mundial estaría alrededor de 1.500.000.000 de toneladas. Entonces, ¿cuánto tiempo pasará para sustituir los motores actuales con el fin de que operen con energías limpias?

El crucero más moderno del mundo es movido por gas licuado. Es el Icon of the Seas, para 7.500 pasajeros, 2.300 tripulantes y pesa 250.000 toneladas. Pocas naves usan este tipo de carburante y solo hay unas escasasque utilizan energía nuclear.

Mientras tanto, la marina mercante continúa con el consumo de combustible tradicional, moviendo el comercio mundial. Los defensores del medioambiente poco hablan de esta realidad. La deseada transición energética es un proceso amplio, técnico, complejo, costoso y de largo aliento. Requiere de centros de investigación, organizaciones, entidades y líderes con dosis importantes de pragmatismo, claridad mental y pies en la tierra. Coherentes entre lo que predican y lo que hacen. Que acepten la asesoría de técnicos y especialistas. Que el apasionamiento por la defensa del medioambiente sea racional. Que no se conduzca al desequilibrio social y económico al expedir políticas mediáticas, cuya aplicación requiere de planeación y adecuación a los plazos necesarios para una transición ordenada y efectiva.

La transición es necesaria y urgente en la industria, los vehículos, el agro, la aviación o en los otros muchos sectores cuyos esfuerzos ya están en desarrollo. Pero las dimensiones y volúmenes del comercio mercante cobran especial importancia en la transición energética y son un gran reto para el mundo. En este panorama, los aportes de Colombia al restringir y adelgazar su industria petrolera son prácticamente insignificantes. Pero el sacrificio para la nación será particularmente enorme.

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