No coma estos peces en Semana Santa
En Semana Santa se dispara la comercialización de pescado en Colombia
Crédito: Fotografía: Colprensa
Con las tradiciones de Semana Santa se dispara el consumo de pescado en Colombia. Por sobrepesca y deterioro de su hábitat, el bagre rayado del Magdalena, especie única en el mundo, se encuentra en peligro crítico de extinción. Otras cuatro especies encabezan el listado de peces amenazados.
Por: Iván Serrano
Con cerca de 1450 especies registradas, Colombia es el segundo país del mundo con mayor biodiversidad de peces de agua dulce. Su importancia no solo radica en la riqueza y diversidad biológica en sí, sino que de ella dependen miles de colombianos; muchos de ellos de muy bajos ingresos y que tienen en la pesca su actividad económica principal.
La sobrepesca, la contaminación de los ríos por actividades como la minería y vertimientos de aguas servidas y el desarrollo de obras de infraestructura energética contribuyen al panorama de especies en riesgo.
El libro rojo de peces dulceacuícolas es una investigación realizada por el Ministerio de Ambiente, el Instituto Humboldt, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Manizales y WWF. Allí se listaron 81 especies de peces de agua dulce que se encuentran en riesgo, el listado las encabezan las siguientes cinco:
El bagre rayado del Magdalena
Es la especie emblemática del río Magdalena y alcanza una longitud de hasta 1.5 m. Este pez solo existe en Colombia y hasta los años 60 representó casi que el consumo exclusivo local. En los años 70 representó el 50 por ciento de las capturas durante la subienda, pero durante los últimos 30 años sus capturas han descendido en 90 por ciento.
Un estudio realizado en 2007 demostró que el 60 por ciento de las capturas de esta especie correspondía a peces por debajo de la talla mínima legal de pesca (80 centímetros). Aunque ha sido una de las especies emblemáticas del país poco se conoce de su biología.
La explotación comercial es la actividad que representa mayor riesgo para esta especie debido a su importante demanda. Los investigadores recomiendan una mayor acción de las autoridades ambientales para hacer cumplir las vedas y regular su comercialización.
La sabaleta de piedra
Es una especie oriunda de la cuenca Magdalena-Cauca. Su captura es especialmente rara. Se sabe de su existencia por tres atrapamientos registrados en 1879 y uno a finales de los 90. Su hábitat principal está ubicado en la cuenca del río Cauca, la cual cuenta con una alta concentración demográfica y elevada presencia de industrias y actividad agrícola intensiva.
La contaminación y alteración del hábitat en el que la sabaleta de piedra vive es inminente.
El jetudo o pataló
Este pez, similar al bocachico, pero que se diferencia por tener una boca más prominente, se encuentra en peligro crítico de extinción. Vive en las cuencas de los ríos Magdalena y Ranchería. El río Guayas en Ecuador es la otra cuenca en el mundo donde se puede encontrar a esta especie. Prefiere aguas claras y rápidas y su captura no es usual en ciénagas. Su carne es apreciada por encima de la del bocachico y en edad madura puede alcanzar una longitud de 50 cm. Ya ha desaparecido de varios afluentes en la cordillera Oriental y Central. La contaminación y la erosión derivadas de la extracción de oro han afectado notablemente su hábitat. La sobrepesca del jetudo es una de las actividades que amenaza su existencia, obras de infraestructura como la represa El Cercado en la cuenca del río Ranchería ha incidido en la reproducción de la especie. El país aún no ha implementado medidas para su conservación.
Bagre cazón o bagre blanco
Esta especie también es endémica de Colombia y vive en las cuencas de los ríos Atrato y Magdalena. Aunque aún se le encuentra en el río Atrato en el Magdalena está prácticamente extinto. La sobrepesca y la contaminación se constituyen en sus principales amenazas. Cómo media de conservación, se ha propuesto hacer estudios biológicos en el río Atrato y restringir su pesca en el Magdalena.
Arawana Azul
Su comercialización está prohibida en Colombia. Este pez ornamental es apetecido en acuarios de todo el mundo. Un ejemplar de entre 15 a 20 cm puede alcanzar un precio de hasta 5.000 dólares en el mercado internacional. Vive en la cuenca del río Orinoco, especialmente en los ríos Bita, Tomo y Negro. Se reproduce en temporada de aguas altas y suele encontrarse en ambientes de aguas tranquilas. Sus alevinos también tienen alto valor y es una especie de baja fecundidad. Para su conservación se recomienda hacer estudios de biología para determinar si es posible su reproducción mediante piscicultura.
La costumbre de consumir pescado en Semana Santa, alienta la explotación y el comercio indiscriminado de algunas de estas especies amenazadas. Sin embargo, José Saulo Osma, especialista en agua dulce de de World Wildlife Fund for Nature -WWF- le dijo a CAMBIO que aunque el consumo de pescado durante esta temporada es mayor al promedio anual, el mismo no representa una amenaza necesariamente significativa, por ser esta una época puntual.
En cambio, la contaminación de los ríos y la desecación de lagunas representan los riesgos más inminentes en contra de las especies de peces amenazadas.
Según Osma, en manos de los ciudadanos también está evitar la disminución de los peces en Colombia, la cual podría lograrse implementando las siguientes medidas:
- Saber a dónde van las aguas residuales de las residencias e industrias. Si estas llegan sin tratamiento a algún afluente es necesaria la construcción de Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales.
- Reforestar bosques ribereños, lagunas y parques urbanos.
- No tirar basura a ríos y humedales. No arrojar aceite usado al sifón de la cocina, un litro de aceite puede contaminar 1.000 m3 de agua, además de taponar cañerías.
De decisiones cotidianas por parte de los ciudadanos en la implementación de políticas gubernamentales depende que las próximas generaciones puedan conocer a esas especies de peces que ya son extrañas en su propio país.
