Petro es "¡un verdadero desastre!": Plinio Apuleyo Mendoza

¿Cómo vivió las elecciones presidenciales pasadas? ¿Pensó que era posible que ganara Gustavo Petro?

Al principio, no consideraba que la izquierda tuviera posibilidades. Pero las encuestas empezaron a mostrar que Petro llevaba una ventaja. 

¿Qué piensa usted de la llegada al poder de la izquierda en Colombia?

¿Con Petro? Fue peor de lo que imaginaba. 

¿Cuál es su balance hasta ahora del gobierno de Gustavo Petro?

Muchas promesas, mucha improvisación, cambios perjudiciales para el país, un discurso absurdo en contra de los empresarios. Qué barbaridad, ¡un verdadero desastre! 

¿Usted ha conocido al presidente Petro en persona? ¿Tiene alguna anécdota sobre él?

No he tenido la ocasión. 

¿Qué opina del tema de la paz total? ¿Piensa que un acuerdo de este tipo puede salir adelante?

Es una utopía, un imposible jurídico.

¿Cuáles cree que fueron los errores de la derecha en las elecciones presidenciales pasadas?

Se produjeron numerosos debates internos en las coaliciones de centro y derecha, lo que ha llevado a divisiones que la izquierda supo aprovechar. Esta situación, al reducir las opciones disponibles, nos dejó con un único candidato alternativo que, desafortunadamente, carece de la experiencia política necesaria y muestra un temperamento poco adecuado para el cargo.

¿Qué opinión le merece la situación legal de Óscar Iván Zuluaga?

Muy preocupante.

¿Qué opinión le merece la situación legal de Álvaro Uribe Vélez?

Cuando la justicia se politiza pierde majestad. Se envilece. Es claro que el haber puesto en entredicho la pulcritud jurídica de Álvaro Uribe en los tribunales obedece a una estrategia politiquera degradada que apela al desprestigio personal del oponente, mediante infamias e insultos, en lugar de la confrontación de ideas

¿Cuál piensa que será el legado de Álvaro Uribe en Colombia?

En el momento que fue elegido, era el presidente que el país necesitaba: mano firme, corazón grande. Hay una generación que lo va a recordar como el gran estadista que salvó a Colombia de la amenaza de una narcoguerrilla agigantada militarmente, de los paramilitares y del narcotráfico. Lamentablemente, la generación más joven ha crecido con una idea errónea del personaje debido al descrédito que la izquierda sistemáticamente la ha endilgado. Algo muy injusto. 

¿Qué piensa usted de la aspiración presidencial de María Fernanda Cabal para las próximas elecciones presidenciales?

Es una muy buena candidata.

¿Cómo evalúa usted que José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan y uno de los principales críticos del Pacto Histórico, esté en la mesa de negociación del ELN?

Ha demostrado valentía y compromiso con el país, pues aceptó jugar un rol fundamental en un escenario sumamente complejo y volátil. Situación muy difícil.

Por quién preferiría votar usted a la presidencia de Colombia: ¿María Fernanda Cabal o José Félix Lafaurie?

Esa disyuntiva no existe.

¿Qué piensa usted del proceso de paz con el ELN? Por tratarse de una guerrilla tan atomizada, ¿cuál cree que será el desenlace de ese proceso de paz?

Es muy complicado negociar con varios interlocutores a la vez. Peor si no hay unidad de mando. Soy muy pesimista. Llevamos mucho tiempo en negociaciones inocuas.

¿Ha podido seguir la contienda electoral para las elecciones a la Alcaldía de Bogotá? ¿Cómo ve el panorama?

No he analizado el debate. Pienso que no hay un candidato que se destaque por tener verdadero liderazgo. Galán será el probable ganador de la contienda.

¿Cuándo fue la última vez que habló con Mercedes Barcha? ¿Cómo recibió la noticia de su muerte?

Cuando falleció Gabo la llamé para manifestarle mi dolor y darnos el mutuo pésame. La muerte de mi comadre me conmovió mucho.

¿Cuándo fue la última vez que habló con Fernando Botero? ¿Cómo recibió la noticia de su muerte?

No recuerdo exactamente la última vez que hablé con Fernando. Quizá fue en Roma hace algunos años. Me enteré de su muerte por televisión ese mismo día en la mañana y quedé muy impactado, pues no sabía de su condición de salud.

En el libro La llama y el Hielo, usted reveló que Fernando Botero contrató en París los servicios de “una bella muchacha de la vida alegre”, como usted mismo escribió, para que usted se alejara de una mujer que él pretendía. ¿Botero tuvo más comunicación con usted después de ese libro? ¿Siguieron siendo amigos?

Claro que seguimos siendo amigos.

Usted rompió lazos con Gloria Zea por las revelaciones que hizo sobre ella en otro de sus libros, Cinco días en la Isla. Hoy, a sus 92 años de edad, ¿qué piensa de ello? ¿La literatura para usted está por encima de la amistad?*

Yo no rompí lazos con Gloria Zea. La recuerdo con gran cariño y admiración. La literatura y la amistad no se oponen ni se excluyen. 

En un libro reciente de Jaime Bayly sobre la pelea de García Márquez y Vargas Llosa, ahí se menciona el episodio de una carta pública a Fidel Castro que firmaron varios escritores en contra del encarcelamiento de Heberto Padilla. En la novela se dice que usted decidió incluir el nombre de García Márquez en la carta sin consultarle. ¿Eso fue cierto o es ficción de Jaime Bayly?

Es cierto. Yo consideré que Gabo estaría de acuerdo. Pero obviamente no lo estuvo, como él mismo lo aclaró, y yo le pedí disculpas

En ese libro también se habla en clave de ficción de la verdadera razón del puño de Vargas Llosa a García Márquez: se dice, palabras más, palabras menos, que Patricia Llosa le habría dicho a Vargas Llosa que ella había tenido un romance con García Márquez para hacerle dar celos. En la novela queda claro que ese romance nunca ocurrió. ¿Qué opinión le merece esta ficción de Bayly? ¿Tiene algo de verdad?

No ocurrió. 

¿Cómo está su salud en este momento?

Con 92 años que pesan y muchos impedimentos después de dos isquemias.

*En abril de 2012, Simón Posada entrevistó a Plinio Apuleyo Mendoza en la revista Bocas, de El Tiempo. En esa entrevista, le preguntó sobre la anécdota con Gloria Zea. Esto respondió en su momento:

¿Y su pelea con Gloria Zea? ¿Cuándo fue la última vez que habló con ella?

Me gustaría responderle que desde hace solo un par de días. Pero no es cierto. No nos hablamos desde hace muchos años, tal vez desde 1997 cuando estaba a punto de entregar a la editorial mi novela Cinco días en la isla. Pocos días atrás le había llevado a ella el manuscrito. Era mi primera lectora, pues esa novela había surgido de una petición suya, hecha años atrás en París, de contar lo que había vivido en su primera infancia, algo profundamente conmovedor y apasionante. Pensaba haber cumplido honestamente con ese anhelo suyo, pero nunca imaginé que, una vez listo el libro para ser editado, ella se arrepintiera y me lo dijera sin rodeos. Para mí era imposible echar al cesto de la basura una obra en la que había trabajado por más de cuatro o cinco años. Y así llegó a su fin una larga y estrecha amistad. Realmente lo lamento.