El kilo de cocaína a millón de pesos: el pueblo donde hasta el narcotráfico está en crisis
25 Noviembre 2022

El kilo de cocaína a millón de pesos: el pueblo donde hasta el narcotráfico está en crisis

Las bodegas donde guardan el clorhidrato se encuentran totalmente llenas. “Nos ha tocado vender las cosechas por un millón de pesos", dice un campesino.

Por: Javier Patiño C.

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El municipio del Tambo, Cauca, es el quinto en el país con más presencia de cultivos de hoja de coca. Más de 3.500 hectáreas de sembradíos que por muchas décadas han sido el motor de las confrontaciones entre la fuerza pública y las organizaciones al margen de la ley.

La zona fue históricamente de presencia del frente sexto de las Farc, que brindaba seguridad y presionaba a los campesinos para dedicarse a los cultivos ilícitos y sacar provecho de las cosechas.

Los habitantes vieron como un nuevo futuro el Acuerdo de Paz del gobierno Santos con los integrantes de las Farc, un sosiego en las confrontaciones y una nueva forma para ganarse dignamente la vida.

Pero el tiempo pasó y el sueño llamado paz se volvió nuevamente una pesadilla, por el retorno a las armas de los exintegrantes de las Farc para conformar el frente Carlos Patiño, que volvió a obligar a los campesinos a cultivar hoja de coca.

La riqueza de la tierra y la rápida producción de las matas, que dan más de tres cosechas durante el año, llevó a que el negocio fuera rentable para que carteles extranjeros formalizaran una alianza con las disidencias para la salida de los cultivos ilícitos.

Por la calidad y rápida salida al mercado internacional, al negocio de las disidencias le salieron varios competidores, a la zona ingresaron integrantes de la Segunda Marquetalia, que iniciaron una fuerte confrontación para quedarse con el control en la zona.

Esa disputa aún persiste y ha llevado a varios desplazamientos, no solo por la confrontación guerrillera, sino también por los controles de tropas de la Tercera División del Ejército.

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Dura realidad

En los últimos dos meses el negocio ha tenido un cambio radical: los campesinos que vivían por la compra de los cultivos ilícitos, se han quedado con sus cosechas porque nadie quiere sacarlas de la zona.

“Llevamos tres mercados sin dinero, la mercancía está represada y todo porque los grupos ilegales no quieren pagar el precio de siempre o les da temor que sea incautada por las autoridades”, afirma un campesino que pidió reserva de su nombre.

El labriego vive en el corregimiento de Huisitó, zona rural de El Tambo, centro del Cauca, el segundo municipio más grande de Colombia y cuya economía depende en más del ochenta por ciento del cultivo de hoja de coca.

Las bodegas donde guardan el clorhidrato se encuentran totalmente llenas, lo que ha depreciado el precio a menos de tres millones el kilo. En algunas partes la compran a menos valor, pero muchos campesinos no venden porque entrarían en pérdidas.

“Nos ha tocado vender las cosechas por un millón de pesos, de eso vivimos para mantener a nuestros hijos, esposa y varios familiares, las cosas se han puesto muy malas”, reitera el campesino.

La situación de crisis se ve en las mismas tiendas del pueblo, que antes estaban abarrotadas de ropa, calzado, variedad de alimentos y hoy,  en su mayoría, permanecen vacías porque no está circulando el dinero.

Para otro campesino, el negocio se dañó porque la droga no se mueve, se rompió el puente entre los narcos y los grupos ilegales, “no hay quien entre los insumos químicos, ni quién saque los cargamentos de droga”.

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El sueño de la paz

Para Milton Fajardo, profesor de la Universidad del Cauca, hace seis años tras la firma del Acuerdo de Paz y el desarme de las Farc, en la zona  tampoco había quien comprara la producción. Pero con el paso del tiempo la economía ilegal se reorganizó y se reactivo, convirtiendo nuevamente al Cauca en región cocalera.
 
Andrés Saldarriaga, analista militar, aseguró que en la actualidad los grupos ilegales están enfrentados por el control en la zona, dejando a un lado el negocio del narcotráfico, aprovechando para sacar a sus enemigos y mostrarse fortalecidos. 

Por su parte, los campesinos cultivadores ante esta situación quieren ser tenidos en cuenta para el proyecto de Paz Total que propone el gobierno nacional, sienten que en esta nueva oportunidad puedan abandonar los cultivos ilícitos, pero piden que los recursos de inversión lleguen hasta ese olvidado lugar de la geografía colombiana y no se quede en los bolsillos de los corruptos.


 

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