15 Diciembre 2022

Gabo Nobel, 40 años después

Hoy se inaugura en la Biblioteca Nacional una exposición permanente con la medalla de oro y el diploma que recibió Gabriel García Márquez en 1982 como parte de su Premio Nobel de Literatura. Además, está la máquina de escribir en la que creó 'Cien años de soledad'. La muestra también está disponible en un video 3D en el que se aprecia, además, la voz del nobel leyendo el primer capítulo de su novela.

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Medalla
La medalla que recibió Gabriel García Márquez en 1982.

Uno de los momentos más felices que ha vivido Colombia como nación fue el Premio Nobel de Literatura que la Academia Sueca le concedió a Gabriel García Márquez. Lo recibió el 11 de diciembre de 1982 en Estocolmo en medio de una celebración muy particular, ya que García Márquez, en vez del tradicional smoking, lució un liqui-liqui blanco y, además, lo acompañó una nutrida comitiva de amigos, músicos y artistas que alteraron el rígido protocolo de la ceremonia.

En ese acto, García Márquez recibió una medalla y un diploma que mantuvo con él hasta su muerte. En 2014 la familia García Barcha le donó a la Biblioteca Nacional esos objetos que, bajo su custodia, forman ya parte del patrimonio de los colombianos.

Diploma
El diploma.


La medalla y el diploma, que estuvieron guardados en una bóveda de la biblioteca, serán exhibidos al público a partir de hoy. Forman parte de la exposición Gabriel García Márquez 40 años del Nobel, en la que también se presentarán otros documentos y objetos, entre ellos la máquina de escribir eléctrica que García Márquez utilizó para escribir Cien años de soledad, y que es el otro objeto que la familia García Barcha le donó a los colombianos a través de la biblioteca.

La exposición se inaugura con una ceremonia en la que participan Patricia Ariza, ministra de Cultura; Adriana Martínez, directora de la Biblioteca Nacional, así como un grupo de gestores culturales y escritores. La apertura del evento estará a cargo de Gonzalo Mallarino Flórez, autor del libro El día que Gabo ganó el Nobel.

Mallarino, que en aquella época tenía 23 años, fue uno de los integrantes de la comitiva.

El origen de esta iniciativa se debe a Alejandro García Moreno, embajador de México en Colombia, quien le solicitó a la vicecanciller Laura Gil que la biblioteca le prestara esos tres objetos al pabellón de México, país invitado de honor a la Feria del Libro de Bogotá de 2023.

Al recibir esa petición, Laura Gil pensó que esos objetos deberían estar a la vista del público de manera permanente y el pasado 31 de octubre le escribió una carta a la ministra Patricia Ariza en la que le sugiere su iniciativa.
Qué mejor fecha para hacer realidad esa iniciativa que en la semana en que se conmemoran los 40 años de la ceremonia de entrega del premio.

Como señala Adriana Martínez, “el diploma del Premio Nobel es un documento personalizado para cada ganador del premio. En el caso de García Márquez el diploma trae una hermosa ilustración basada en Cien años de soledad, La medalla tiene ´por un lado la imagen en relieve de Alfred Nobel y por el otro el de la musa Caliope”.

Máquina de escribir
La máquina de escribir eléctrica Smith Corona en la que Gabriel García Márquez escribió 'Cien años de soledad', y la primera edición de la obra, publicada por Editorial Suramericabna de Buenos Aires en 1967.


La máquina de escribir eléctrica es una Smith Corona eléctrica de 1957 que García Márquez compró en 1964. Fue su quinta máquina de escribir y la primera eléctrica que utilizó, Como tenía un teclado orientado al idioma inglés, le cambió la tecla del signo “más” por una ñ.

“Está también en la exposición una primera edición de Cien años de soledad que tiene historia, porque es el mismo ejemplar que se robaron en la Feria del Libro de 2015 y que posteriormente la Policía recuperó y le devolvió a su dueño, el librero Álvaro Castillo, quien entonces decidió donárselo a la biblioteca para que ahora sea de todos los colombianos, como escribió él mismo en la dedicatoria”.

En la exposición también se exhibe un retrato de García Márquez recibiendo el Nobel, obra de Justiniano Durán.
La muestra, que a partir de hoy es permanente, está en la sala Samper Ortega, la sala de consulta que está en el primer piso. “Cualquiera que entre a la biblioteca va a ver la exposición", dice Adriana Martínez, quien también señala que aunque inicialmente solo se exhibirán las piezas que forman parte de esta exposición, se tiene previsto habilitar otras salas para mostrar no solamente más objetos y documentos relacionados con Gabriel García Márquez “sino también otros tesoros que conserva la biblioteca y que puedan estar al alcance del público que nos visite”.

Cien años y Nobel

Un testigo de excepción.
Para recordar aquellos días de celebración caribeña en las heladas calles del invierno de Estocolmo, CAMBIO invitó al escritor Gonzalo Mallarino Flórez para que evocara algunos de los momentos que más recuerda de la ceremonia de premiación.

Mallarino Flórez es hijo del publicista Gonzalo Mallarino, amigo personal del escritor.

***
Hay cuatro momentos muy especiales del viaje. El primero, en Madrid, cuando ya vemos a Gabo en el aeropuerto de Barajas, porque él no viajó desde Bogotá. Lo abrazamos muy emocionados, no lo habíamos felicitado. Él se acercó y nos dijo: “Ustedes contentos porque al que le toca torear es a mí”.

El segundo momento es la lectura ante la Academia Sueca del discurso de La soledad América Latina. En las horas anteriores en su suite del Gran Hotel yo recuerdo muy bien el documento yendo y viniendo de las manos de Álvaro Castaño, Álvaro Mutis, Guillermo Angulo, mi papá y el documento quedó como revisado ya por todos. Entonces Gabo se lo pasó a Alfonso Fuenmayor y le dijo que entrara al dormitorio. Alfonso fue el último que lo miró y lo revisó. A los 20 minutos o media hora después salió y se lo entregó a Gabito y ese fue el texto que él leyó.

Después vino la noche de la entrega del premio en la sala de conciertos. Es un teatro como el nuestro de la ópera, muy lindo, y ahí Gabo recibió el premio de manos del rey. Después fue el gran banquete. Bajaron por las escaleras imperiales todas las compañías de danzas, con las faldas cumbiamberas, eso fue muy emocionante. Los 1700 invitados estaban un poco perplejos hasta que la reina de Suecia, que era brasilera, empezó a aplaudir, a llevar el ritmo y ahí todo se distensionó y se volvió una fiesta muy bonita. Eso lo sé de oídas porque no estuve en la cena. El protocolo se equivocó y no le mandó la invitación a Susy de Vargas, esposa de Germán Vargas, mamá de Mauricio. Entonces yo les di la mía.

El último momento emocionante fue la fiesta del pueblo, en un estadio. Fue muy conmovedor ver cómo llegaron centenares de latinoamericanos que estaban allá pasando frío y hambre y llegaron de esa fiesta que era de todo el continente, de toda Latinoamérica. Gentes que sentían a Gabo como una persona muy cercana y que en ese frío boreal de entonces significó para ellos entrar y tomarse una copa o comer algo. Fue muy, muy emocionante.

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