La agridulce relación de Arauca con el petróleo
5 Noviembre 2022

La agridulce relación de Arauca con el petróleo

Crédito: Fotografía de Freepick

¿Por qué el recurso petrolero, tan abundante en Arauca, no ha tenido un mayor impacto en el desarrollo de la región?

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Por Luis Eduardo Celis, asesor de la Fundación Paz y Reconciliación

En diciembre de 1985 se produjo el primer barril de petróleo en el pozo de Caño Limón, ubicado entre los municipios de Arauquita y Arauca capital. En su momento, este pozo dimensionó la producción petrolera colombiana y fue un factor clave para las finanzas públicas nacionales.

El petróleo de Caño Limón colocó a Arauca en la escena nacional. Antes era un territorio lejano, donde los jóvenes entonaban con mayor entusiasmo el himno nacional venezolano, se veía la televisión venezolana –la colombiana no llegaba¬– y donde se había extendido un sentimiento de orfandad y abandono por parte de Colombia hacia Arauca.

Luego de treinta y siete años, mucha agua ha pasado bajo el puente en la historia araucana y en su relación con el conjunto de Colombia. Y esa historia ha estado mezclada por torrentes de sangre. Y esa sangre tiene mucha relación con la disputa por el territorio y el control de las comunidades. Y todo ello siempre lleva al petróleo.

Es pertinente realizar un balance sobre lo que ha significado el petróleo en Arauca para la dinámica social, política y económica de esta región, ahora que el gobierno del presidente Gustavo Petro se ha propuesto tramitar todas las violencias organizadas que persisten, y lograr construir Estado de derecho en los territorios donde siguen imperando órdenes autoritarios y conflictos mal tratados (y sin duda Arauca es uno de estos territorios).

En 1983 se estableció que en Caño Limón había 2.000 millones de barriles de petróleo. Y el petróleo araucano es reconocido mundialmente por su calidad y por contar con uno de los factores de recobro (porcentaje de petróleo en un yacimiento que puede ser extraído) más altos en la historia. Hasta el año 2020, el campo fue operado por Occidental de Colombia (OXY), mediante el contrato de asociación Cravo Norte. Y desde 2021, ha sido asumido por la compañía Sierra Col Energy.

El punto máximo de producción de crudo en Arauca se alcanzó en 1996 con 252.000 barriles diarios (43,1  por ciento del total producido en el país). Hoy ese pozo produce 52.000 barriles, y Arauca está lejos del departamento del Meta, que es el principal productor, con 350.000 barriles diarios. Ahora, la producción araucana representa un 7 por ciento del total nacional. 

Durante el período 1983-2021 el petróleo extraído de los campos araucanos suma 1.565,5 millones de barriles, esto es, 78,25 por ciento de las reservas originales. A partir de 1997 el aporte absoluto y relativo de Arauca a la producción de hidrocarburos de Colombia ha decaído de manera continua. 

Durante 37 años Arauca ha recibido descomunales recursos vía regalías. En cifras corrientes, la renta petrolera acumulada entre 1986 y 2021 suma 4,2 billones de pesos.

En un estudio inédito del investigador Libardo Sarmiento, realizado para la Fundación Paz y Reconciliación en el año 2015, se establece que “las regalías permitieron, a lo largo de estos 33 años, elevar y colocar al departamento de Arauca hasta el nivel promedio de desarrollo actual de Colombia (antes del descubrimiento del campo petrolero de Caño Limón, el departamento de Arauca estuvo enmarcado en un contexto de abandono y marginalidad por parte del gobierno nacional) en materia de infraestructura vial, eléctrica y de saneamiento básico, en coberturas de educación y salud y en la satisfacción de necesidades básicas de la población”. Igualmente afirma Libardo Sarmiento que el recurso petrolero no “generó el impacto económico y social esperado”.

En el informe de Sarmiento se establece que las causas para que el recurso petrolero no haya tenido un mayor impacto en el desarrollo de Arauca radican en un conjunto de factores: la debilidad institucional, el ordenamiento normativo que restringe posibilidades, la presencia de actores armados que disputan estos recursos y una clase política sin capacidad de liderar procesos de esta complejidad, así como la desarticulación entre la industria petrolera y el desarrollo rural, que es el potencial más importante del conjunto de la sociedad araucana. En este conjunto de factores está la explicación de lo que se podría denominar una mala utilización o una subutilización de la renta petrolera.

La sociedad araucana ha vivido de manera intensa y dramática este prolongado conflicto armado, que aún persiste. Y como ya lo hemos dicho, en el centro de esta disputa violenta está la defensa o el rechazo a la industria petrolera. Un informe de la Fundación Ideas para la Paz da cuenta de que entre 1986 y 2013 Arauca fue el departamento que registró el mayor número de ataques a la infraestructura petrolera realizados por el ELN, concentrando el 34,7 por ciento del total de hechos.

Ahora que se retoma un proceso de diálogos y negociaciones entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y el ELN, es oportuno hacer un balance de lo que le ha dejado el petróleo a Arauca y de cómo concentrarse en la prioridad, que sin duda es el desarrollo rural, con perspectiva de inclusión y equidad. Arauca tiene todo para hacerlo bien en ese aspecto, si logra una sinergia adecuada entre procesos de paz, pactos sociales amplios y construcción de confianza ciudadana, con el Estado central, lo cual ha estado muy  debilitado en Arauca, luego de tanto atropello y persistencia de la violencia como recurso de actuación política.
El petróleo ha traído muchas cosas para Arauca: unas buenas, unas malas y unas terribles.

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