Petro dejó metidos a los militares
16 Agosto 2022

Petro dejó metidos a los militares

Crédito: Yamith Mariño Díaz

El presidente, sin justificación de fondo, dejó plantados a los militares que lo esperaban para rendirle honores y reconocer su mando. En un acto de irrespeto difícil de explicar, faltando apenas 45 minutos, Petro avisó que la ceremonia quedaba aplazada.

Por: Javier Patiño C.

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Todo estaba listo en la Escuela de Cadetes José María Córdova. Este martes 16 de agosto, a las cinco de la tarde, las Fuerzas Armadas estaban citadas para perfeccionar uno de los actos de mayor trascendencia para un gobierno que comienza: la ceremonia de reconocimiento de las Fuerzas Militares a su nuevo comandante supremo, el presidente Gustavo Petro. Como es costumbre, pocos días después de la posesión del primer mandatario, la tropa se alista para rendir honores y reconocer la autoridad de quien, durante los próximos cuatro años, se convertirá en su comandante en jefe. Sin embargo, en un hecho sin precedentes, el jefe del Estado dejó plantados a sus soldados. 

Durante el fin de semana 200 hombres y mujeres de las distintas fuerzas se dieron a la tarea de adelantar los ensayos pertinentes para que todo saliera perfecto. La entrada de las bandas de guerra, los militares que cargan las banderas, las filas impecables, los gritos marciales y los tres camperos que estaban dispuestos para la entrada triunfal del presidente, el ministro de Defensa y los integrantes de la cúpula para su reconocimiento. Con un sorpresivo mensaje avisando del incumplimiento, los camperos quedaron parqueados, la banda se quedó vestida y, de repente, el grito de ¡rompan filas! silenció el preámbulo de la ceremonia, que quedó aplazada.

Estaban invitadas las familias de los altos mandos, agregados militares, generales en retiro, integrantes del gobierno y varias docenas de periodistas. El protocolo incluía también un destacamento especial de cadetes y alférez de la escuela, algunos de ellos con paraguas en mano y con la instrucción de impedir que cualquier invitado especial se mojara. 

En la mañana, a la escuela llegaron los generales y almirantes de todas las guarniciones militares para que reconocieran el mando del presidente Gustavo Petro y del ministro de Defensa, Iván Velásquez. Nada podía fallar. Al comenzar el día, la cúpula saliente y la entrante revisaron los últimos detalles y confirmaron con Casa Militar que en la agenda presidencial estuviera registrada la infaltable cita. 

Los invitados empezaron a llegar desde muy temprano a las graderías del patio de armas de la Escuela Militar. Todos vestían sus mejores trajes. Hasta los generales se dieron a la tarea de buscar un lugar privilegiado para no perderse ningún detalle de la histórica jornada.

tarima

Nada era improvisado. Hasta el último momento el general David Leonardo Gómez, comandante de la Brigada 13, al mando de la ceremonia, revisó que cada una de las escuadras estuviera impecable. A eso de las tres y media de la tarde ya no había espacio en las graderías. Cerca de mil personas miraban fijamente la tarima esperando la llegada de Gustavo Petro al atril presidencial. 

JJ, el presentador oficial de los últimos veinte años, revisaba el sonido y pedía a protocolo una botella de agua para que no le fallara la voz. Varios ayudantes de la oficina de comunicaciones del Ejército revisaban el libreto y detallaban en qué lugar se iban a sentar los comandantes de  las fuerzas.

La tarde estaba clara cuando dos nubes negras se asomaron en el cielo, casi como un presagio del anuncio que vendría en los siguientes minutos. A las 4:10 en punto un mensaje llegó en simultánea a los celulares de los periodistas que cubrían la ceremonia: “Les informamos que lamentablemente se canceló el evento de reconocimiento de tropas en la Escuela José María Córdova. El presidente se mantiene atendiendo reuniones urgentes privadas de gobierno”.

La noticia se regó rápidamente entre los asistentes y las caras largas de los militares y sus familias no se hicieron esperar. Una mezcla entre rabia, desasosiego y tristeza se tomó el ambiente de la escuela.

“Es la primera vez en la historia de la ceremonia de reconocimiento que el presidente deja metido al grupo de generales y sus tropas, es algo que no tiene presentación”, dijo una de las familiares del general Helder Giraldo, nombrado comandante general de las fuerzas militares.

Apenas se supo la noticia, los generales se bajaron de la tarima principal y citaron a una reunión extraordinaria en un salón contiguo para obtener más detalles de la decisión a última hora del presidente Petro.

Para profundizar

Luego de varios minutos, uno de los estafetas del general Ospina, nuevo comandante del Ejército, le habló al oído a JJ y le pidió que anunciara por los altoparlantes que el acto quedaba aplazado para el sábado 20 de agosto a las tres de la tarde.

La que sí llegó a la escuela fue la vicepresidenta. Francia Márquez no alcanzó ni a sentarse en la silla que le habían dispuesto cuando uno de sus hombres de seguridad se acercó y le informó que el evento, por orden de Petro, acababa de ser aplazado. 

Poco a poco se fue desocupando el lugar, solo quedó un grupo de 15 soldados que comenzaron a recoger los estandartes que habían sido ubicados en la plaza de armas.

 

 

Los generales, sin entender muy bien lo que acababa de pasar, se montaron a las camionetas y se fueron, seguramente, esperando que el próximo sábado Gustavo Petro no los vuelva a dejar metidos. 

Aunque desde la oficina de prensa de Palacio han dejado saber que el primer mandatario canceló su asistencia porque estaba atendiendo “reuniones urgentes”, la explicación resulta más que insuficiente. No hay razón alguna para que un presidente recién elegido deje plantadas a las tropas que lo esperan para rendirle honores y reconocer su mando. Reunión más importante que esa, no hay. 

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