Fake profile: ¿por qué es imposible pasar del primer episodio de la nueva serie colombiana de Netflix?
6 Junio 2023

Fake profile: ¿por qué es imposible pasar del primer episodio de la nueva serie colombiana de Netflix?

Crédito: Foto: Netflix

"El planteamiento inicial, en el que un galán busca un match de Tinder en Las Vegas, y la chica que le da like se enamora profundamente de él, es tan ridículo que incluso las mismas amigas de la protagonista le dicen que es una tonta por creer en eso".

Por: Santiago Posada

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Fake Profile es una de esas series a las que uno les da clic sin ninguna esperanza. Era de esperarse, de eso se tratan este tipo de producciones: convertirse en una URL más en la plataforma, con una descripción con keywords importantes que le puedan llegar a los televidentes por casualidad en el modo de “quiero ver algo aleatoriamente”. En lo personal, le di clic porque aparecía en el top 10 de series por ver en Colombia.

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De entrada, se entiende que Netflix quiera usar una temática “tendencia”, como lo son las aplicaciones de citas y las implicaciones en el amor moderno –eso se les perdona–; el casting de personas hermosas para llamar la atención, uno que otro carro de lujo, los recursos gráficos para mostrar lo que los personajes ven en sus teléfonos celulares para darle un toque moderno –todo eso se perdona, está de moda– y algunos recursos más que vemos en shows que se producen en esta época, recursos que, por tenerlos, no es que hagan que necesariamente la serie sea mala, sino que se sienten puestos adrede, por cumplir con un listado de requerimientos, como si la serie hubiera sido escrita con un prompt de ChatGTP y no como parte de la creación de un universo que se quiere retratar, un universo que nutra de verdadera sustancia al relato y a sus personajes.    

"No es claro, para nada, saber cuáles son sus intenciones. ¿Vengarse por haberla engañado con su perfil falso? ¿Va a salvar a este galán y convencerlo de que deje a sus hijos y a su esposa por ella? Esta historia no es interesante para nada".

Por supuesto que también se perdonan los códigos que la serie hereda del género melodrama: el hombre rico, apuesto y casado; la chica trabajadora, honesta y perseguida; el exnovio psicópata, el nuevo mejor amigo totalmente dispuesto y desinteresado, etc. Pero, por lo menos en el primer episodio, estos personajes no mostraron ni un ápice de dimensión, y la dimensión del personaje se da cuando existe una diferencia, una tensión, entre su personalidad interior y su caracterización exterior. Los personajes de Fake Profile parecen ser en su interior lo mismo que muestran externamente: la bailarina de Las Vegas es una chica muy atractiva y nada más; al galán sólo lo vemos teniendo sexo o en una caminadora en el gimnasio; el ex novio psicópata tiene cara de malo y sale por la noche en una moto negra, y el taxista dice sí a todo y es absolutamente servicial.

Para dar algunos ejemplos de personajes sensacionales construidos con dimensión, desde el primer capítulo en sus respectivas series, el primero de la lista sería Omar Little, de The Wire, el mejor gángster de los barrios marginales de Baltimore, que tiene una cicatriz en la cara, le roba el dinero y las drogas a los narcos más peligrosos, todos huyen cuando lo oyen silbar cerca, salta de un edificio de varios pisos y sale casi ileso, pero es homosexual. 

Otro gran ejemplo es Don Draper, de Mad Men, un exitoso, brillante y apuesto publicista de Madison Ave, que se acuesta con las hippies más harapientas de Manhattan. Pero no nos vayamos tan lejos: Beatriz Pinzón, Betty la fea, una hermosa persona en su interior, con una caracterización exterior totalmente fuera de los cánones de belleza colombianos. Estos son personajes que vale la pena conocer y acompañar a lo largo de cada capítulo, personajes que tienen una lucha interior por aquello que quieren ser y lo que realmente son. 

Otro punto flaco de Fake Profile es la ubicación geográfica de la serie: ese ir y venir entre Cartagena de Indias y Las Vegas es muy extraño e innecesario. Estos personajes viajan entre una ciudad y la otra al igual que podrían viajar entre Medellín y Bogotá; se demuestra que esa separación espacial es sólo una excusa para mencionar esos dos lugares y nada más, para tenerlos de fondo en imágenes de dron. 

El planteamiento inicial –por lo menos el que queda claro en el primer episodio–, el evento que pone en marcha la historia, en el que un galán busca un match de Tinder en Las Vegas, y la chica que le da like se enamora profundamente de él, es tan ridículo que incluso las mismas amigas de la protagonista le dicen que es una tonta por creer en eso.

Por si fuera poco, esta chica descubre que, en realidad, aquel hombre millonario y musculoso que viaja todas las semanas a Las Vegas tiene una familia oculta en Cartagena. Eso tampoco da suficientes argumentos para que la protagonista se vea obligada a pagar el arriendo de una mansión al lado de la casa del galán como su única solución a su engaño. 

Era mucho más fácil para ella comprar un tiquete aéreo al día siguiente, regresar a Las Vegas y encender de nuevo Tinder. No es claro, para nada, saber cuáles son sus intenciones. ¿Vengarse por haberla engañado con su perfil falso? ¿Va a salvar a este galán y convencerlo de que deje a sus hijos y a su esposa por ella? Esta historia no es interesante para nada. 

Cada uno ve lo que quiere ver. Pero con la amplia oferta de contenido que tenemos hoy en día, en plataformas como Netflix, HBO Max, Prime Video, Star Plus, y sabiendo que no vamos a vivir para siempre, deberíamos administrar mejor el tiempo que tenemos con entretenimiento que nos mueva, de verdad, la mente y el alma.  

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