“Colombia es el principal laboratorio para el desarrollo socioemocional,” dice Henry May, educador reconocido por sus innovaciones

Henry May, Director de Coschool.

Crédito: Cortesía

28 Mayo 2024 11:05 am

“Colombia es el principal laboratorio para el desarrollo socioemocional,” dice Henry May, educador reconocido por sus innovaciones

Santiago Espinosa, escritor y rector del Gimnasio Sabio Caldas, en exclusiva para CAMBIO, hace el perfil de Henry May, director de Coschool, recientemente nominado en Finlandia por sus innovaciones en educación.

Por: Santiago Espinosa

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En los colegios y en los foros educativos, en los videos que circulan en las redes sobre el aprendizaje emocional, ya no es una sorpresa que uno se encuentre con Henry May. Ni en sus sueños más insólitos, este londinense espigado, hincha furibundo del Fulham, estudiante algo tímido de Sherborne –uno de los pocos colegios masculinos de Inglaterra, y uno de los más tradicionales– se hubiera imaginado que terminaría en Colombia, o que su hija nacería en ese país; y mucho menos hubiera imaginado que su insatisfacción con el ambiente algo hostil de los colegios tradicionales de Inglaterra, especialmente los masculinos y de élite, se convertiría después en la primera semilla de Coschool (Conecting Schools), una organización colombiana de la que Henry May es su director fundador.

“Esta locura” de venirse a Colombia –esto pensaron sus padres con un escepticismo razonable, o sus amigos de la Universidad de Nottingham, casi todos dedicados a las finanzas–, al cabo de diez años, se convirtió en una organización que, a través del programa Primed, acompaña el desarrollo socioemocional de 30 colegios en Colombia, públicos y privados. Coschool también lidera la Asfec (Alianza para el Fomento del aprendizaje Socio Emocional en Colombia), en la que 50 colegios y universidades comparten sus experiencias y sus ideas de políticas públicas. Y hay que hablar, necesariamente, de su plataforma virtual que se llama Edumocion: una comunidad de aprendizaje en la que más de 30.000 profesores se han certificado en sus cursos, en 18 países de América Latina, y que ha sido seleccionada por la Hundred Organization de Finlandia como una de las 100 mejores innovaciones del mundo en educación.

¿Qué pudo llevar a un inglés de élite a dedicarse a la educación, y justo en el otro extremo del mundo? Cuando se le pregunta a Henry él responde, con la confianza de esos personajes que tienen muy claros los hitos de su vida: “Me gustan los retos, me gusta ir por el lado más difícil de la vida. Mi primer trabajo formal fue como profesor de filosofía en uno de los colegios más retadores de Londres, el Saint Michael and All Angels Academy, cuando trabajé para la organización Teach First, en un modelo muy similar al de los colegios en administración de Bogotá”. Henry recuerda este colegio entre pandillas y violencias. “Fuck Off” (“Vete a la mierda”), le dijo Romain en su primera clase, un estudiante con un tremendo liderazgo en el grupo, expulsado unos días después por portar un arma de fuego. Otro estudiante de nombre Collin, un caso de éxito en la clase de filosofía por los resultados que obtuvo en las pruebas estandarizadas, en unas vacaciones se subió a un bus rojo de dos pisos y asesinó a otro muchacho dándole 14 puñaladas. “London Alcatraz”, tituló una mañana la portada el Daily Mail, comparando este colegio con una colonia penitenciaria.

Las cosas llegaron a tal punto que la institución fue cerrada por el gobierno, y dos de sus estudiantes, incluso, fueron asesinados en las afueras de la institución. Pero esta experiencia le entregaría a Henry la gran revelación de su vida: “En una de estas peleas en el salón, que eran muy frecuentes, me levanté como diez segundos, sin saber muy bien qué hacer. Me acuerdo que vi desde la ventana la vista de Londres, pensando que esto debía estar pasando en otros colegios, que yo no podía ser el único. Pensé en ese momento en el sistema educativo en general, y que algo estaba roto”.

¿Qué es lo que está roto en el sistema educativo? le pregunto a Henry, y él me responde, todavía conmovido por estos recuerdos tan duros: “Hoy, después de tantas cosas, te diría que el sistema está roto porque no estamos pensando en el florecimiento de los estudiantes sino solo en la productividad, pensamos demasiado en los resultados y no en cómo educamos personas más humanas”. Henry es un defensor de dos principios fundamentales: el primero es poner la educación socioemocional en el centro de los esfuerzos; el segundo es impulsar una transformación de la sociedad a través de los colegios oficiales. En esto último la conexión entre lo público y lo privado ha sido fundamental; de ahí también viene el nombre de Coschool, que es conectar mundos y escuelas.

La relación de Henry con Colombia estuvo precedida por un primer viaje como turista. Él visitó muchos lugares, desde Bucaramanga hasta el Eje Cafetero; desde Bogotá hasta el Pacífico colombiano: fue una experiencia tan intensa que quedó literalmente enamorado del país. “Al llegar uno piensa en la violencia”, me dice, “después descubres la increíble amabilidad de su gente”. Cuando le propusieron que regresara a Bogotá unos meses, en un programa de formación de profesores, no lo pensó mucho. También estuvo la opción de irse a Argentina o a México, pero el azar jugó su parte para que terminara aquí. Y esos tres meses se convirtieron en diez años largos, conoció a Angie, su esposa, y ahora los dos tienen a Olivia, una niña de 2 años que ya comienza a hablar en los dos idiomas, español e inglés.

“No hay un país en el mundo que sea más interesante ahora para trabajar en educación”, me dice Henry cuando le pregunto por Colombia. “Después de 50 años de conflicto, de que el país sigue en guerra en muchas partes, hay tantos problemas de confianza, las divisiones y la desigualdad son tan evidentes, que un cambio en la educación no solo es posible sino necesario. De pronto sea Colombia el principal laboratorio para el desarrollo socioemocional, esto lo dijo la Ocde en su informe". 

Y este laboratorio es lo que Henry y su equipo han tratado de liderar. Para los directivos docentes, Coschool ha traído a los colegios colombianos el programa Primed, creado por Marvin Berkowitz, profesor de la Universidad de Missouri, y uno de los mayores expertos en formación del carácter en todo el mundo. Instituciones privadas como Los Nogales y el San Jorge de Inglaterra, el Marymount de Barranquilla o el Colombo Británico de Medellín, y otros diez colegios públicos de Bogotá como el Gimnasio Sabio Caldas en Ciudad Bolívar o el Gloria Valencia Castaño de la localidad de San Cristóbal, lo han comenzado a trabajar desde la autonomía de sus equipos, logrando grandes transformaciones. Henry y su equipo ya están en reuniones con la Oficina de Convivencia Escolar (OCE) de la Secretaría de Educación de Bogotá, para explorar cómo este modelo puede aportar a la formación de todos los colegios del Distrito. Respecto a la Plataforma Edumocion, ganadora del reconocimiento en Finlandia, los maestros pueden formarse desde la virtualidad en contenidos específicos de dos horas, los más solicitados son: “1. Diseño de videos educativos. 2. Educación Integral para la Sexualidad. 3. A, B, C de la igualdad de género. 4. Disciplina positiva. 5.Cómo usar la tecnología para motivar. 6. Evaluar el aprendizaje emocional. Henry es un maestro de vocación, pero también es un emprendedor incansable. Él y su equipo ya están en el diseño de un programa piloto, Flori, pensado para padres y estudiantes.

Le pregunto a Henry por la educación para la paz; después del plebiscito los colegios quedaron algo huérfanos de una política educativa; Bogotá, por ejemplo, desarrolló el programa de Justicia Escolar Restaurativa (JER) para colmar de algún modo ese vacío. En este sentido, me responde Henry: “En Colombia la palabra “paz” está muy cargada políticamente, tiene muchas implicaciones históricas, es muy difícil que todos se pongan de acuerdo, incluso en un colegio. Pero si hablamos del desarrollo socioemocional todos o casi todos van a pensar que es una buena idea; lo mismo pasa con la formación humana, que no es de izquierda, ni de derecha ni de centro. Cualquier persona puede estar de acuerdo en que necesitamos estudiantes que se amen y que cuiden de los otros, es el propósito más noble de la educación”.

Hablando de lo socioemocional, los colegios están viviendo una crisis de proporciones insospechadas. La intuición de Henry en esa ventana de Londres, de chicos con muy poca gestión de sus emociones, de conflictos y violencia en las aulas, de maestros muy cargados por las distintas situaciones, se están volviendo la realidad de muchos colegios, públicos o privados, especialmente después de la pandemia. ¿Qué hacer? ¿Dónde podemos comenzar? Henry les aconseja a los educadores: “Debemos comenzar por nosotros mismos. Yo les aconsejaría a los profesores, pero sobre todo a los directivos, que deben hacer un alto en el camino, para conocerse mejor, para reconocer cómo está su salud mental, porque enseñamos lo que somos finalmente”. Y me dice después lo que es el principio fundamental de la educación del carácter: “Si queremos incidir de manera positiva en los estudiantes, tenemos que pensar primero en el ejemplo que les estamos dando”.

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