Del desempeño de Joe Biden en el debate contra Donald Trump surge la pregunta: ¿Los demócratas cambiarán de candidato?

El Reporte Coronell analizó el debate del pasado 27 de junio entre Joe Biden y Donald Trump previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos el próximo 5 de noviembre. 

Según Daniel Coronell, la conversación en Estados Unidos no gira en torno a determinar quién ganó o perdió el debate como de costumbre, sino a que los seguidores de Biden están pensando en la urgencia de presentar a otro candidato demócrata para las elecciones de noviembre. 

Luego de una presentación en la que se vio al actual presidente débil, confundido y muchas veces sin poder terminar las oraciones de sus respuestas, muchos ciudadanos se preguntan en su capacidad para poder gobernar un próximo periodo presidencial si es elegido. 

Coronell presentó la portada del The New York Times de este viernes cuyo título es 'Los demócratas hablan de reemplazar a Biden en la candidatura'. Según él, este primer debate fue angustiante para Biden. Tanto es así, que su contrincante, Donald Trump, afirmó en un momento: "Realmente no sé qué quiso decir al final de esa frase. Creo que él tampoco lo sabe".

En el sorteo que se llevó a cabo días antes, el presidente Joe Biden eligió hablar primero. Lo hizo con una voz tenue y áspera, aparentemente debido a un resfriado, que algunos interpretaron como un signo de agotamiento.

La imagen que millones de personas vieron fue la de un hombre que permanecía con la boca abierta, respirando con dificultad, tocándose erráticamente los ojos o la nariz, y en varios momentos mirando hacia abajo, con la actitud de un niño regañado, mientras Trump lo atacaba verbalmente.

En contraste, mientras Biden hablaba, Trump utilizaba gestos, muecas y toda clase de recursos histriónicos para desacreditar las afirmaciones del presidente e incluso para ridiculizarlo.

¿Quién podría ser la opción de los demócratas?

La vicepresidenta Kamala Harris admitió ante el periodista Anderson Cooper de CNN que el presidente tuvo un "comienzo lento" en el debate, pero pidió a los votantes a enfocarse en los tres años y medio de su administración en lugar de los últimos 90 minutos.

Esta tácita admisión de la derrota de Biden por parte de su compañera de fórmula avivó rápidamente el escenario político.

Mark Buell, un prominente donante demócrata, cuestionó: “¿Tendremos tiempo para poner a alguien más en ese lugar?”.

Otro destacado líder del partido comentó: “Si yo fuera Gavin Newsom, el gobernador de California, o Gretchen Whitmer, la gobernadora de Michigan, empezaría a hacer llamadas esta noche”.

Desde hace meses se viene discutiendo dentro del partido demócrata la conveniencia de la candidatura del presidente. Incluso, algunos han sugerido el nombre de la exprimera dama Michelle Obama como una solución salvadora. Sin embargo, ella no parece interesada en la nominación por ahora.

Técnicamente, es posible que la convención demócrata, que se reunirá en Chicago el próximo 19 de agosto, elija a otro candidato. Pero en el terreno estrictamente político, esto no será viable a menos que el propio presidente Joe Biden tome la iniciativa y se retire.

De cualquier manera, el debate de anoche será recordado como el peor para uno de sus participantes.

De acuerdo a la exposición de Coronell, el paradigma de los debates malos era el de Nixon-Kennedy en 1960, cuando un mal afeitado Richard Nixon perdió frente a un fresco y dinámico John F. Kennedy. El desempeño de Nixon en aquel programa de televisión era considerado hasta ayer como el más deficiente de la historia.

Sin embargo, esto fue peor. Muchos esperaban que al presidente Joe Biden no le iría bien, pero nadie anticipaba una tragedia de tales proporciones.

Hay un segundo debate programado para el 10 de septiembre, organizado por la cadena ABC, pero Coronell duda que se realice.