¿Qué arriesga Macron en las próximas elecciones de Francia?

Crédito: Emmanuel Macron - Colprensa - Captura video

29 Junio 2024

¿Qué arriesga Macron en las próximas elecciones de Francia?

Francia vive un contexto de crisis e incertidumbre luego de que el presidente Emmanuel Macron disolviera la Asamblea Nacional y convocara a elecciones anticipadas en razón de los resultados a nivel nacional de los recientes comicios al Parlamento Europeo. Está en juego el gobierno de Macron y la estabilidad política del país galo, con su impacto en la Unión Europea.

Por: Mauricio Trujillo Uribe

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Tomando por sorpresa a “sirios y troyanos”, el presidente francés Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional, a la cual le quedaban tres años de legislatura, y convocó a elecciones anticipadas luego de conocerse, el pasado 9 de junio, los resultados a nivel nacional de los comicios al Parlamento Europeo: ganó el partido de extrema derecha Agrupación Nacional, logrando 30 eurodiputados de los 81 que le corresponden al país galo.

El avance electoral de la extrema derecha francesa, sin precedentes, hace parte del ascenso del conjunto de la extrema derecha en el Parlamento Europeo. Sin embargo, este sigue liderado por los conservadores, mientras los socialdemócratas refrendaron su segundo puesto. En cambio, liberales, verdes y la izquierda radical perdieron terreno.

La primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional se realizará el próximo 30 de junio y la segunda el 7 de julio. Los diputados son electos en 577 circunscripciones electorales, uno por cada circunscripción. En la primera vuelta, para ser electo, un candidato debe obtener más del 50 por ciento de los votos depositados y un número de votos igual al menos al 25 por ciento de los electores registrados en la circunscripción. En la segunda vuelta se presentan los candidatos que obtuvieron en la primera vuelta un número de votos al menos igual al 12,5 por ciento de los electores registrados. Resulta elegido el candidato con mayor número de votos y en caso de empate se elige el de mayor edad.

La decisión del presidente francés ha suscitado fuertes críticas en su propio campo, no solo porque durante la reciente campaña al Parlamento Europeo los dirigentes del “macronismo” insistían en que no estaba en juego la política nacional, sino además porque en la disuelta Asamblea Nacional la bancada oficialista conseguía conformar mayoría absoluta con otros diputados proclives al consenso en función de cada proyecto de ley. “Macron mató la mayoría presidencial con la disolución de la Asamblea Nacional”, expresó Édouard Philippe, su ex primer ministro, un sentimiento que muchos ciudadanos comparten.

Por el contrario, el jefe de Estado francés ha manifestado que era necesario tomar esa drástica medida: “Es la más difícil decisión desde que presido los destinos del país”, dijo. “El funcionamiento de nuestra Asamblea Nacional y el desorden de los últimos meses no podía durar más”, afirma en una “Carta a los franceses” publicada el domingo pasado, en la que anuncia que cambiará su manera de gobernar. Abre así la puerta a la recomposición de la Asamblea Nacional y por ende a la conformación de un nuevo gobierno bajo la batuta de un nuevo primer ministro, confiando en que el resultado en las urnas le será favorable.

En efecto, en Francia el presidente de la república designa el primer ministro con el respaldo de la mayoría absoluta de los diputados (al menos, la mitad más uno). A su vez, el primer ministro conforma su equipo de gobierno y lo conduce bajo las orientaciones del presidente. En general, el primer ministro es del mismo campo del presidente, pero puede ocurrir que sea de un partido opuesto si la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional lo avala, lo cual conlleva una cohabitación forzosa. Así pasó en 1986, siendo presidente François Mitterrand, socialista, con Jaques Chirac, de centroderecha, primer ministro, y en 1997, siendo presidente Jacques Chirac, con Lionel Jospin, socialista.

El crucial momento político ha disparado la movilización de los partidos y la búsqueda de alianzas para procurar la mayor representación en la Asamblea Nacional y “poner” primer ministro. Tres bloques de fuerzas políticas y sociales han inscrito sus candidatos y presentado sus programas de gobierno en el corto tiempo que queda para la primera vuelta. 

El primer ministro francés, Gabriel Attal, lidera la campaña del campo presidencial bajo la divisa “Juntos por la República”. Su reto es la reactivación del electorado que votó por el presidente Macron en 2022 e intenta igualmente conseguir el apoyo de, según sus palabras, “la izquierda social, democrática y moderada”. 

A su vez, bajo el nombre de “Nuevo Frente Popular”, que evoca el Frente Popular de 1936, los dirigentes de los partidos Francia Insumisa, Socialista, Comunista y Ecología Verdes, anunciaron una alianza para evitar que la extrema derecha llegue al poder. Y un centenar de organizaciones sociales, que luchan contra la desigualdad y la pobreza, defienden el medio ambiente y ayudan a los refugiados, llamaron a no votar por Agrupación Nacional.

Por su lado, la extrema derecha francesa reaccionó con entusiasmo al anuncio de la disolución de la Asamblea Nacional. Jordan Bardella, presidente de Agrupación Nacional, quien ha suavizado su discurso respecto al de Marine Le Pen (“jefe natural del partido”) y aspira a ser nuevamente primer ministro, declaró “Estamos listos para gobernar”.

La pérdida del poder adquisitivo, el sentimiento de inseguridad, el aumento del precio de la energía, la sostenibilidad del régimen de pensiones, la inmigración creciente, el alto déficit fiscal, la excesiva deuda pública, el desempleo, la crisis de los hospitales públicos, la reforma de la educación, la gestión del cambio climático, el acceso a la vivienda y la protección de los agricultores, son los temas centrales de la campaña electoral.

Según el último sondeo Ipsos realizado el pasado fin de semana sobre la intención de voto en la primera vuelta de las elecciones legislativas, la extrema-derecha obtendría 35 por ciento, la coalición de izquierda 29,5 por ciento y el campo del presidente Macron 20 por ciento. De los casi 50 millones de ciudadanos habilitados para votar, la participación se elevaría al 62 por ciento, un aumento considerable frente al 47,5 por ciento en las elecciones a la Asamblea Nacional en 2022.

Analistas advierten que el riesgo de un bloqueo institucional es real si las tres fuerzas obtienen en las urnas resultados relativamente equivalentes. Y en el campo internacional, si Agrupación Nacional llegase a ganar las elecciones, la incompatibilidad de análisis sobre la guerra en Ucrania, la Unión Europea y la Otan, entre Macron y Le Pen, abriría un período de incertidumbres diplomáticas, explica Gilles Paris, columnista del periódico Le Monde, en momentos en que también están en curso las elecciones de Inglaterra y Estados Unidos.

Sobre el terreno, la estrategia electoral del campo presidencial para salir avante consistiría en confrontar principalmente al Nuevo Frente Popular en la primera vuelta y “aplazar” la pelea con Agrupación Nacional para la segunda vuelta, apostando al rechazo y polarización que generaría la posibilidad de que la extrema derecha llegue al poder. Pero “siendo la política dinámica”, también estaría abierta la opción, aunque poco factible, de que la próxima Asamblea Nacional sea escenario de un pacto entre el campo presidencial y sectores de izquierda y derecha para respaldar un primer ministro de consenso y buscar acuerdos, caso por caso, para aprobar los proyectos de ley que el Gobierno presente. Sin embargo, el viento parece soplar en favor de Agrupación Nacional que, en alianza con sectores de la derecha conservadora, estaría en capacidad de alcanzar la mayoría absoluta. 

En cualquier caso, todo indica que Macron arriesga mucho: la viabilidad de sus propuestas legislativas, el cambio de signo político del Gobierno, su ascendencia en el Consejo Europeo, compuesto por los jefes de Estado o de Gobierno, en donde se define las orientaciones y prioridades generales de la Unión Europea e incluso su propia imagen para la historia.

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