El alucinante caso de Gnecco y sus dos esposas muertas de un tiro en casa

Alicia Angulo y José Manuel Gnecco. A la derecha, el expediente completo con todos los detalles del suicidio de ella.

14 Abril 2024

El alucinante caso de Gnecco y sus dos esposas muertas de un tiro en casa

José Manuel Gnecco está en la cárcel acusado del crimen de su esposa María Mercedes Gnecco. Sus enemigos insisten en que hace 40 años su primera esposa no murió por suicidio, sino que también fue asesinada. Pero apareció el antiguo expediente, y videos del segundo caso.

Por: Jose Monsalve | [email protected]

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En el caso de José Manuel Gnecco se dicen muchas cosas terribles y se muestran pocas evidencias. Quizá porque las evidencias dicen lo contrario. La Fiscalía acusa al abogado del crimen de su prima y esposa María Mercedes Gnecco Serrano, quien murió en San Andrés Isla el 5 de octubre de 2021 por cuenta de un disparo. El viudo lleva más de dos años en prisión preventiva a la espera del juicio. Desde el momento cero él ha dicho que su esposa alertó sobre intrusos en el exterior de la casa –pasadas las 8:30 de la noche– y que en los segundos que tardó en subir a buscar su arma de fogueo en el segundo piso, se escuchó un disparo abajo, luego, asegura, encontró a su esposa mal herida en el suelo de la sala.

Por su parte, la Fiscalía sostiene que eso es falso insistiendo en que en el predio privado no hubo nadie más aquella noche antes del crimen, y que por tanto fue él quien le disparó a ella. Eso es todo. Se trata de una hipótesis que hace agua

Por ejemplo, estas tres troneras: 1). En la ventana de la cocina se halló un orificio de bala con trayectoria exterior-interior, pero la Fiscalía dice que ese segundo disparo es un ardit de Gnecco para simular que alguien los atacó desde afuera. Lo que está probado es que en la escena solo hay rastro material de un disparo, no dos. 2). El abogado llamó a pedir socorro a las 8:39 y tan solo seis minutos después (¡seis!) llegaron agentes de vigilancia y policías, pero la Fiscalía dice que Gnecco tuvo más tiempo para preparar su coartada porque el disparo contra la mujer se habría dado casi una hora antes de la llamada, así que ella habría estado mal herida todo ese tiempo. Lo que no cuadra es que los policías que acudieron hablaron con la mujer malherida y ella no acusó a su esposo, todo lo contrario. 3). Parte de la manipulación de la escena por parte de Gnecco, según la Fiscalía, tiene que ver con que se perdió un celular y el vestido de la víctima. Sin embargo, lo que está probado por la propia Fiscalía es que un policía que acudió a la casa en medio de los actos urgentes la noche de los hechos, se robó el celular que luego apareció en Cali en manos de la mujer de otro policía que trabajaba en San Andrés. Y en cuanto al vestido de María Mercedes, ya lo veremos párrafos más adelante. 

La acusación contra el abogado está plagada de fisuras como estas, pero muy pocos las consideran porque una sombra previa empaña todo: no es la primera vez que una esposa de José Manuel Gnecco Valencia muere de un disparo en casa. Es la segunda vez que opinadores le endilgan un homicidio con más calumnias que pruebas. La leyenda negra se remonta a la noche de Navidad de 1980, en Popayán.

José Manuel era un joven de 23 años que ya se había casado y, tras cuatro años de matrimonio, separado de Alicia Angulo, una linda joven de 21 años. Tenían un hijo pequeño que era su vínculo permanente. Pasadas las once de la mañana del 24 de diciembre, Alicia fue a la casa de su exesposo y tuvo una desavenencia con él cuando anunció que se llevaría al niño a pasar Navidad a Coconuco. Gnecco estuvo en desacuerdo y aceptó solo si confirmaba que Alicia viajaría con su padre. Cuando estaba llamando por teléfono a su exsuegro, se escuchó un disparo. Encontraron a Alicia tendida en el suelo, un revólver junto a ella y su cabeza vertiendo sangre profusamente. La llevaron al hospital, pero hacia las 11:55 murió. 

Foto de la pareja

La tragedia ocurrió hace 44 años y en la investigación penal que devino nadie fue vinculado. La Justicia no encontró indicios o pruebas distintas a las que llevaban a concluir que la de Alicia fue muerte por suicidio. Pero desde octubre de 2021 se empezó a agitar una idea alucinante: que la joven no acabó con su vida, sino que fue asesinada. Para pedalear esa narrativa se dice que no hubo una investigación rigurosa, que el expediente extrañamente se esfumó, que Alicia jamás consideraría acabar con su vida, que era diestra y el disparo letal fue de trayectoria izquierda-derecha, que presentó otras lesiones, que el revólver en cuestión estaba oculto y ella no podía ni encontrarlo y menos saber usarlo, que el cráneo de la fallecida también desapareció y que la propia Alicia dejó un manuscrito advirtiendo que si resultaba muerta sería obra de José Manuel Gnecco. 

Todo eso se dice al tiempo que se lamenta que no haya soportes, ya que el expediente del caso de Alicia, qué vaina, desapareció. Y así hace carrera la leyenda de Gnecco como un criminal en serie. El fiscal Mario Burgos, quien lo acusa de homicidio, en una audiencia aludiendo a la mujer muerta en San Andrés dijo: "No fue una, sino fueron dos las mujeres que dejó rendidas a sus píes...". Se disponía a parodiar con el ayer y el hoy, pero la jueza lo llamó al orden. Hace unos días el opinador Yohir Akerman nuevamente le hizo eco al fiscal Burgos (Francisco Barbosa se sonroja) al escribir, aquí en CAMBIO, que: "Todos estos elementos muestran un aparente patrón de conducta del señor José Manuel Gnecco Valencia. Un modus operandi...". La leyenda del asesino de mujeres, claro, cosecha clics y seguidores en las redes sociales, un alud digital que presiona a la justicia. 

Pero basta buscar el expediente de Alicia Angulo en el despacho adecuado, en la Fiscalía de Popayán, y pagar las fotocopias, para asomarse a la verdad documentada. El expediente no se esfumó, pero dice lo contrario de lo que han cacareado

 

Foto del lugar

El sumario no da cuenta de una investigación ligera y breve, todo lo opuesto. Son más de mil folios con testimonios, diligencias, relatos, fotografías, telegramas, mapas, peritajes científicos e informes judiciales, y hasta un manuscrito de la fallecida Alicia. "El teatro de los acontecimientos" tuvo lugar en la casa finca San Cristóbal de propiedad de los padres de José Manuel Gnecco. El 24 de diciembre de 1980 había al menos una decena de personas en la casa al momento del disparo. No estaban solos Alicia y su exmarido

Los testigos aseguran que la joven llegó para recoger a su hijo Pablo, de cuatro años, y que discutió con José Manuel Gnecco cuando le dijo que se disponía a salir con el niño rumbo a Coconuco para pasar navidad allá. Alicia se movía con absoluta propiedad en la casa y conocía a todos los presentes ya que, hasta hacía poco, había vivido ahí por años. Como se dijo antes, Gnecco dijo que aceptaría que se llevara al niño si comprobaba que Alicia iría con su exsuegro y se dispuso a llamarlo por teléfono. La empleada del servicio Ana Oliva Quiñonez fue la última persona que habló con Alicia: "Ella pasó por la cocina y le ofrecí jugo y no quiso, entonces le pregunté que si se iba a llevar el niño, y dijo que sí. Luego se fue para la pieza de los suegros y yo me quedé en la cocina, y al momentico sonó el disparo". La empleada agregó que Gnecco estaba en el pasillo donde estaba el teléfono fijo y que iba a hablar con su exsuegro cuando Alicia desesperada se dirigió a la habitación "ella debió pasar con la intención de buscar el arma, porque ella sabía dónde era el puesto porque ella pasó con las manos en la cara no más".  

Foto del expediente de Gnecco

En ese instante Eugencia Valencia de Simmons, hermana de la madre de Gnecco, salía de darse un duchazo y fue una testigo de excepción: "Cuando salí del baño aún con la toalla puesta alrededor, me paré un momento en la puerta, mirando de frente al corredor donde estaba una banca y uno de los teléfonos de la casa, ahí estaba sentado José Manuel Gnecco Valencia, esposo de Alicia utilizando el teléfono. En ese instante oí un disparo y vi que él corrió hacia la alcoba de sus padres y yo corrí detrás; al entrar, yo tras de él, vi el cuerpo de Alicia Angulo extendido en el suelo, no sé cómo logré organizar mi mente y lo saqué a empujones y cerré las dos puertas para que no tocaran el cadáver ni él fuera a coger el revólver que estaba en el suelo, en los píes de ella, pienso que de pronto pudiera haber otra desgracia, o a tocar el cadáver y las huellas digitales y todo, y me quedé con el cadáver ahí dentro de la habitación, sin tocar".  

Esta testigo asegura que hubo gritos de horror y que cuando trató de utilizar el teléfono de la habitación el aparato no servía, fue cuando observó por la rendija de la puerta que era porque en el pasillo el otro aparato había quedado descolgado, entonces ordenó a las empleadas del servicio que buscaran ayuda para llevar a Alicia al hospital. Rápidamente los niños y menores que estaban en la casa, incluyendo al hijo de Alicia, fueron llevados a la casa vecina para evitar que vieran, mientras que Cristóbal Gnecco, hermano de José Manuel, y Adolfo Velasco Angulo, un zootecnista primo-hermano de Alicia, se encargaron de levantarla, ponerla en un jeep y trasladarla al hospital donde los galenos no pudieron hacer nada para salvarla.

Entretanto, a la casa llegaron policías y agentes del F-2 que inspeccionaron todo, aseguraron la escena y recogieron los primeros testimonios. Y la noticia corrió como pólvora en Popayán. Los forenses encontraron en los bolsillos de Alicia 3 monedas de un peso, billetes que sumaban 215 pesos y una papeleta de marihuana. El arma con que segó su vida fue un revólver Smith & Wesson calibre 38 largo, con tambor para 5 proyectiles, pero accionado una sola vez y "en cuyo interior se localizó la vainilla vacía en el alvéolo correcto". El proyectil atravesó el cráneo de Alicia y luego perforó una maleta que estaba en la parte alta del guardarropa para terminar dentro de esta.

Foto

Entre las decenas de testimonios recaudados en la investigación está el de José Manuel Gnecco Uribe, padre de José Manuel y propietario del arma. El ingeniero patriarca tenía 54 años y afirmó que el revólver tenía salvoconducto, y que su exnuera sabía, como todos en la casa, que este permanecía entre sus camisas en el guardarropa. La justicia efectivamente constató que el arma era legal y varios testimonios dan cuenta de que Alicia no solo conocía la ubicación en el clóset de Pepe, sino que además sabía manejar el arma ya que una noche la había disparado un par de veces para ahuyentar ladrones

Todos los adultos que estaban en la casa el día de Navidad fueron sometidos a prueba de guantelete, es decir, una inspección técnica para hallar en las manos restos de pólvora que quedan tras accionar un arma de fuego. La prueba se le practicó también a José Manuel Gnecco y a la fallecida. Solo el cadáver de Alicia, en su mano derecha, dio positivo

La necropsia describe que la lesión letal se produjo por arma de fuego y que la trayectoria del proyectil fue "de derecha a izquierda" y "de adelante hacia atrás", en dirección "sensiblemente rectilínea". El hermano de Alicia Angulo, un joven médico cirujano llamado Miguel Angulo, al enterarse fue al "anfiteatro" y logró inspeccionar por sí mismo el cadáver. También acudió al hospital y conversó con los colegas que atendieron a su hermana. Y además rindió declaración y cuando le preguntaron si Alicia era ambidiestra, derecha o zurda, respondió: "Ella siempre ha sido o utilizado la mano derecha; para jugar ping-pong, escribir y demás, de eso no me cabe la menor duda".

fpoto del expediente

Miguel Angulo también dio información relevante sobre la historia y fracaso de la pareja. Contó que su familia y la de Gnecco habían acordado el matrimonio forzado de los jóvenes cuando se supo que Alicia estaba embarazada de José Manuel. Eso ocurrió el 22 de marzo de 1976, a su hermana la sacaron a la fuerza del colegio y la llevaron a la iglesia para la ceremonia de casamiento. El propio Miguel Angulo trató de impedir el matrimonio en plena iglesia, pero el poder de las familias y las convenciones sociales se impusieron. La novia tenía 17 años, igual que el novio. A los pocos meses les nació su hijo Pedro. Y al cabo de cuatro años, ya adultos, se divorciaron.

El 30 de julio de 1981 el fiscal del juzgado segundo superior de Popayán, Alirio Zúñiga Guzmán, produjo un concepto dirigido al juez que conocía el proceso penal por la muerte de Alicia Angulo. Palabras más, palabras menos, Zúñiga dijo que dos asuntos no le cuadraban en el caso. Por un lado, señaló que la necropsia no había registrado el típico tatuaje que queda cuando el disparo se da en contacto entre el cañón del arma y el cuerpo; y, por otra parte, indicó que nada hacía suponer que Alicia tuviera ideas suicidas. El juez atendió a esas observaciones. El caso no pasó a archivo, sino que se continuó investigando. 

Así, se dispuso la exhumación del cuerpo para hacer exámenes de verificación en el cráneo. Y de esa forma otros forenses pudieron confirmar (porque también es mentira que el cráneo se perdió) la trayectoria del proyectil, los detalles del orificio derecho de entrada y del izquierdo de salida, y se despejó toda inquietud sobre las lesiones derivadas del disparo, el cual fue a corta distancia y no necesariamente en contacto del arma con la cabeza, lo que explica la ausencia de tatuaje.

Foto del expediente

Al expediente también se sumó un manuscrito de Alicia Angulo. Lo encontró su mejor amiga y confidente, Gloria Amparo Valenzuela Ceballos. En el 80, tras la separación, Alicia se había ido a vivir a Cali pero regularmente iba a Popayán para dejar o recoger a su hijo en casa de los Gnecco, y se hospedaba en casa de su amiga incondicional. Valenzuela encontró el manuscrito y lo aportó con la petición de que luego de copiarlo y analizarlo le fuera devuelto pues quería conservarlo como un último recuerdo de su amiga.

El manuscrito arranca así: "Me llamo Alicia Angulo de Gnecco. Nací el primero de febrero de 1959. Tengo 21 años. Me casé en el año 1976, tenía 17 años...". A partir de esa frase, en letra cursiva, con tachones y anotaciones, siguen una docena de páginas en las que la autora hace una especie de catarsis testimonial. Narra que su madre murió cuando ella tenía 6 años y que desde entonces su vida ha sido triste y vacía, reprocha que su padre, viudo, la dejó en un internado en Silvia, Cauca, donde por años vivió experiencias dolorosas. Insistentemente se lamenta de la soledad, dice tener miedo de perder a José Manuel Gnecco y desea que su hijo crezca "sin tantos problemas psicológicos como los tengo yo". Quizá el párrafo más revelador es este: "Creía que solo se concebía dentro del matrimonio. No tenía el conocimiento necesario sobre este tema, pensaba siempre que yo no iba a procrear pues no quería darle vida a un hijo; me hacía muy ingrata hasta el punto que varias veces intenté suicidarme, esto antes de enamorarme con José Manuel quien me hizo cogerle amor a la vida, ya que él me acompañaba y también su familia". 

Del testimonio escrito se desprenden al menos dos conclusiones claras: Alicia cargaba con múltiples pesadumbres y ya había intentado suicidarse en varias ocasiones. 

El sumario aporta otro elemento a considerar: tras el doloroso divorcio, Alicia se había acercado a un joven llamado Carlos Cárdenas con quien inició una relación íntima, tal como este lo admitió en su declaración. De hecho, el plan de ir a la población de Coconuco a pasar la Navidad de 1980 era para estar juntos. Pero esa nueva relación tampoco estaba libre de sobresaltos. En un telegrama que Alicia le dirige a Carlos Cárdenas el 19 de diciembre del 80, le dice: "Felicidades en tu nueva vida. El amor reine entre tu compañera y nuevo hijo. Te quiere, Alicia".

Foto de Alicia

Con el cúmulo de pruebas y las múltiples verificaciones que se ordenaron a lo largo de más de cinco años, el 19 de agosto del 1987, el proceso por la muerte de Alicia Angulo fue archivado. En síntesis, luego del examen del extenso expediente, no puede concluirse nada distinto a que la Justicia, a pesar de su esfuerzo, no encontró indicio alguno de la intervención de otras personas en el suceso, quedando el suicido consolidado como única hipótesis posible de la muerte de Alicia Angulo.

En ese viejo expediente –que ni el fiscal Mario Burgos, ni quienes señalan a José Manuel Gnecco, se han molestado en solicitar, mucho menos en estudiar– está también el testimonio de una niña de 13 años que jugaba en el jardín de la casa cuando Alicia, por mano propia, acabó con su vida: el testimonio de María Mercedes Gnecco Serrano.

Como se sabe, ella era prima de José Manuel y al cabo de varias décadas, luego de que cada cual hiciera su vida, tuviera hijos y se divorciara, se habían reencontrado y enamorado. Contrariando la resistencia de la familia y el qué dirán, decidieron casarse y vivir en San Andrés. Llevaban nueve años de feliz matrimonio que justamente celebraban la noche del 5 de octubre de 2021, cuando ella, Merce, fue asesinada.

La hija de María Mercedes, Cristina Serrano, es la voz que más insiste en la idea de que José Manuel Gnecco es un "mata mujeres". Sin evidencias, en múltiples entrevistas, ha dicho que él vio como Merce agonizaba, tendida en el suelo con un impacto de bala, y que no hizo nada distinto a divertirse con un videojuego. La escena es absurda incluso imaginando en esta al asesino real, y aún así, ha tenido acogida en espacios periodísticos.

Pero quien lea el expediente o siga el juicio que viene podrá conocer el testimonio de Diego Armando Cuarán Bastidas, un policía que auxilió a María Mercedes luego de que José Manuel llamó al 1-2-3 para pedir auxilio porque alguien le había disparado a su esposa. Cuarán asegura que encontró a Merce malherida y aún  consciente: "entre las preguntas que le hice estuvieron que cómo se llamaba y ella en voz baja me contestó que se llamaba María Mercedes". Aún más, el uniformado asegura que también le preguntó a la víctima si el atacante había sido su esposo y que ella dijo que no había sido él

Otro elemento de la leyenda consiste en repetir que inexplicablemente el vestido blanco que tenía María Mercedes cuando cayó de un balazo, desapareció. Así se trata de sugerir que Gnecco lo eliminó de la escena para borrar huellas. Pero Cuarán y el patrullero Paloma (otro de los policías que acudieron en auxilio) sostienen que al observar que la víctima tenía una herida en un costado tomaron unas tijeras que vieron sobre la mesa y cortaron parte del vestido para poder revisar la lesión

Y en este video, tomado de las cámaras de seguridad del hospital a donde los policías llevaron a María Mercedes, se observa que lleva el vestido blanco. Así fue ingresada al área de urgencias donde jamás entró Gnecco. Mientras que en el plano de las alucinaciones se dice que la ropa desapareció, las pruebas indican que no. Y así, múltiples episodios como ciertos documentos que se han deslizado a las salas de redacción, efectistas para generar titulares y clics, pero que en el proceso no existen.

También se dice, con insistencia, que Gnecco no fue al hospital para saber de su esposa y que después ni se inmutó ante la noticia de la muerte. Esa afirmación es una tergiversación del hecho de que el ahora viudo no iba en el carro en el que la Policía trasladó a María Mercedes. Gnecco acudió al hospital en su propio vehículo. En otro video se ve cuando llega a las 9:07 de la noche, busca información con el personal médico y queda en shock cuando un doctor le informa del deceso, tras de eso se marcha con las manos en el rostro. 

Cambio Colombia

Sin evidencia, con pura palabrería, se ha dicho José Manuel Gnecco no se preocupó por ir al centro médico y que ni se inmutó cuando ante el fallecimiento de su esposa. Acá se ve cuando llega a urgencias, un médico le pide sentarse y le informa que Merce murió. Él se lleva las manos a la cara y se marcha en shock. 


La hipótesis que la Fiscalía abraza contra las evidencias para inculpar a Gnecco consiste en que en el predio privado no hubo nadie más y que por tanto fue el marido quien disparó contra su mujer. Pero las pruebas materiales dan cuenta que en la escena solo se produjo un disparo real que provino del jardín, atravesó la ventana de la cocina y cuyo proyectil coincide con el que mató a Merce. También apareció, al otro día, entre la yerba del jardín, la correspondiente vainilla. Y luego, por insistencia de la defensa de Gnecco, el laboratorio de balística forense de la Dijín estableció que el arma que disparó el tiro fue la que le incautaron a dos menores de edad cuando huían de la Policía en una moto, meses después. Resultaron ser dos menores con un prontuario que incluye asesinatos y combate a fuego contra la policía, "dos pobres niños vulnerables" dice el abogado de Cristina Gnecco.

Es inquietante que el fiscal Mario Burgos se haya opuesto con vehemencia a que se hicieran los cotejos que llevaron al hallazgo del arma homicida, decomisada en las calles de San Andrés. Pero es aún más preocupante que el fiscal haya intentado presentar, como prueba sobreviniente, algo que llamó "un contraperitaje" del CTI de la Fiscalía, con el que pretendía desvirtuar el informe de la Dijín que pose el laboratorio de balística más serio, independiente y robusto de Latinoamérica. Esa discusión quedó saldada cuando la jueza rechazó la maniobra de Burgos, por extemporánea e improcedente, al tiempo que admitió solo el dictamen de balística de la Dijín para ser debatido en juicio.

La Fiscalía también se ha opuesto a que la defensa de Gnecco tenga acceso al expediente contra los dos menores a los que se les halló el arma homicida. Esta semana el magistrado Gerardo Barbosa, de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema, deberá resolver una tutela con la que la defensa de Gnecco solicita poder conocer esos expedientes. Entretanto, una fiscal de menores de San Andrés presentó afanosa solicitud de preclusión en favor de los menores, apenas cinco meses después de iniciado el radicado. La diligencia está programada para el próximo 28 de mayo.

Este lunes 15 de abril, también tendrá lugar una audiencia de solicitud de revocatoria de medida a favor de José Manuel Gnecco. Sus abogados insisten en que las pruebas que se discutirán en juicio ya están recaudadas y que el acusado completa más de dos años en la cárcel, por lo que la medida de detención preventiva debe ser levantada. Burgos se opone y asegura que el caso no ha avanzado por dilaciones de la contraparte. El chicharrón le corresponderá a un juez de garantías de San Andrés Islas. Pero por las dimensiones mediáticas que ha tomado el caso Gnecco, todo el país judicial estará expectante. 

A estas alturas los medios de comunicación y las partes intervinientes esperan cualquier gran sorpresa. Basta recordar que en un intento de audiencia, meses atrás cuando Gnecco estaba detenido en Bogotá, el fiscal Burgos maniobró en el Inpec, tomó al reo, lo puso en el avión asignado a la Fiscalía, lo trasladó a San Andrés y luego adujo que la diligencia judicial no se podía celebrar porque Gnecco no estaba en Bogotá sino en la isla. Por ese "secuestro express" los abogados de Gnecco presentaron queja disciplinaria contra el fiscal, consideraron inocuo denunciarlo penalmente. Pero los titulares de ese episodio, en todos los medios de comunicación, fueron encaminados a cuestionar a Gnecco por "el privilegio" de ser transportado en el avión oficial del entonces fiscal general, Francisco Barbosa, el jefe de Burgos. Lo que está muy probado es que el caso contra José Manuel Gnecco Valencia es realmente alucinante. 

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