Los problemas de salud que aquejan a nuestra decimera María Cristina Lamus no tienen que ver con el cuerpo sino con otro tipo de decisiones: las relacionadas con las Entidades Prestadoras de Salud. ¿EPS sí o EPS no? Versos en mano, María Cristina afronta la pregunta.
Se dice que “lo mejor
enemigo es de lo bueno”;
esto se aplica al terreno,
de los cambios, del amor,
de los bienes, del doctor.
La titular de Salud
ha planteado un gran alud
de cambios fundamentales,
de reformas sustanciales
en las que no veo virtud.
Psiquiatría es la disciplina
que ha ejercido la ministra,
y es experta salubrista,
vocación que determina
cómo ve la medicina.
Desde su óptica incluyente,
ella no cree suficiente
un modo de prestación
que no logre una atención,
equitativa y decente.
Será por eso que piensa
que hay que curarse en salud.
Pero queda la inquietud,
tras de conocer su extensa
declaración a la prensa:
¿después de cuántos traspiés
volverá todo al revés?
Son muchos interrogantes
que no contemplaba antes,
y ahora me causan estrés.
Como vivo obsesionada,
me ha aparecido un dolor,
aquí a la izquierda, un ardor
que a la derecha es punzada.
Me pregunto preocupada:
¿girar será mi destino
como corcho en remolino?
Debo ser hipocondríaca,
o tal vez monomaníaca…
de cavilar no termino.
Lo mejor es no enfermarse,
pasar del autocuidado
al pensamiento arraigado
de procurar adaptarse
a lo que tenga que darse.
Pero si en algo he creído,
aunque descreída he sido,
es en que las E Pe Eses,
ya probadas tantas veces,
son un “bueno conocido”.
