'La inteligencia era una rueda suelta': exagente militar José Dorado

El sargento José Leonairo Dorado Gaviria, exagente de inteligencia, habló nuevamente con CAMBIO desde la cárcel militar, tras el hallazgo de restos humanos en la Brigada 20.

Crédito: Pablo David - CAMBIO

27 Abril 2025 03:04 am

'La inteligencia era una rueda suelta': exagente militar José Dorado

CAMBIO habló con el sargento José Leonairo Dorado Gaviria, exagente de inteligencia y contrainteligencia, sobre los recientes hallazgos de restos humanos en la Brigada 20, información que concuerda con los testimonios que el señor Dorado le dijo a este medio en 2024.

Por: Helena Urán Bidegain

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La revista CAMBIO habla nuevamente con el sargento José Leonairo Dorado Gaviria, exagente de inteligencia y contrainteligencia, quien permanece recluido en una cárcel militar. En la entrevista que se hizo en noviembre del año pasado, que sigue disponible en los canales de YouTube, él se refirió a torturas y desapariciones, tema que se vuelve actual pues hace poco más de un mes se encontraron en la Brigada 20 unos restos humanos, información que concuerda con los testimonios que el señor Dorado manifestó en esa entrevista anterior. Por esa razón, CAMBIO vuelve a dialogar con él, y más aún al saber de la visita hecha por una comitiva integrada por una viceministra y dos generales, así como de periodistas de diferentes medios de comunicación interesados en hablar con el señor Dorado… 

Cambio Colombia


CAMBIO: ¿Por qué cree que existe tanto interés especial en lo que usted pueda contar?

José Leonairo Dorado Gaviria: Como en todos los años desde que se presentaron los hechos de 1985, cada vez que se ventilaba una información o una declaración sobre el caso puntual de lo que Inteligencia militar –inicialmente del Comando Operativo de Inteligencia y Contrainteligencia (COICI) y después la Brigada 20 y la Dirección de Inteligencia y después la Central de Inteligencia– hubo un interés de parte de ellos, o de parte de nosotros, de tratar de dilatar la información en su momento o de buscar que la impunidad creciera mediante intimidación, mediante amenazas, como yo lo he especificado ya en varias declaraciones que he rendido ante la Fiscalía delegada ante la Corte, ante más de 12 Fiscalías de derechos humanos y ahora ante la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas.

Se trata de un interés de la Inteligencia militar que nunca terminará, porque nosotros creamos raíces que han ido creciendo y que mantienen con vida dicho interés. Claro que ahora ya no es como en otros años en los que el nivel de impunidad era de más del 90 por ciento. Sin embargo, en este momento todavía existe algo de impunidad de parte de estos organismos, porque yo lo he vivido en este sitio donde me encuentro desde que decidí declarar ante la Fiscalía y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas y ahora ante la JEP.

CAMBIO: A propósito de los recientes hallazgos por parte de la JEP, ¿cuándo y cómo se entera usted de que había cuerpos enterrados en la Brigada 20, es decir, en el Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solano?

J.L.D..: Desde que ingresé como agente de inteligencia, he tenido conocimiento de ello, y no solo desde 1985 sino mucho antes porque manejé expedientes. Fui muy cercano a los directores y a los comandantes de esas unidades de Inteligencia militar y desde ese entonces tengo conocimiento de que en el COICI, inicialmente, y luego en el Batallón de Inteligencia y Contra Inteligencia, así como en las unidades que la antecedieron se llevaron a cabo esas prácticas. Tengo conocimiento hasta que me retiré de la Inteligencia militar en el año 2008.

CAMBIO: ¿Y qué puede decirnos sobre la manera como se realizaban esas desapariciones y enterramientos? ¿Cómo sucedía esto? ¿Cómo se llegaba a tomar la decisión de decir, por ejemplo, ‘vamos a enterrar esta persona acá’?

J.L.D.:
Tal como lo he especificado, Inteligencia militar era como una rueda suelta. Los comandantes de estas unidades actuaban más que por dinero, por un odio radical hacia la subversión o hacia los grupos que nosotros combatíamos. Nuestro interés por la parte económica no estaba dirigido a los recursos del Estado, sino a los de ciertos países a nivel internacional que suministraban dinero para que Inteligencia militar actuara de esta manera y para que nosotros ubicáramos, en las unidades donde nos encontrábamos, sitios de interrogatorios y de tortura en los que, como lo he especificado, terminaban esas personas siendo asesinadas.

CAMBIO: ¿Es decir, ustedes recibían dinero por esas acciones?

J.L.D.:
Por años, y se podría hacer una investigación a fondo, suboficiales que terminaban carrera y alcanzaban el grado de general, lo conseguían como producto de todas estas operaciones encubiertas que terminaban con el aniquilamiento. Eso se ha manejado en el país como si fuera un odio radical hacia la subversión, cuando el interés nuestro era más económico, y por eso se podría investigar y es fácil investigar que no era común no era normal que un oficial o un suboficial alcanzara tanto dinero y alcanzara tanto poder eh en el país producto de la ejecución de estas operaciones.

CAMBIO: ¿Qué lo ha motivado usted para revelar toda esta información después de tantos años y cómo fue el encuentro con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas que, como todos sabemos, es una entidad extrajudicial a la que uno puede acudir sin que haya un vínculo?

J.L.D.: Para mi caso, desde 1985 hasta el año 2006, cuando se terminó la etapa de los ‘falsos positivos’, en los que también participé (y con los que, por cierto, todavía me falta rendir testimonio ante la JEP), mi motivación fue porque todas las cosas salen a la luz. Poco a poco me fui llenando de investigaciones de parte de varias fiscalías y alcancé un estado en el que ya era imposible seguir manteniendo esa impunidad sobre el conocimiento que tenía de todos los años que laboré para Inteligencia militar.

Entonces, cuando uno ve que ya no se puede manipular como se hacía desde 1985 contra la Unión Patriótica y el M-19, hasta 2006, que terminó con los ‘falsos positivos’, y cuando ya una circunstancia es inmanejable y no se puede esconder, pues tomé la decisión de declarar todo lo que conocía o lo que pasó en las acciones en donde participé con Inteligencia militar.

Esa fue la motivación que me llevó, o que me lleva hasta el momento, porque todavía me falta rendir mucha información sobre otras circunstancias o hechos que se presentaron en el curso de los años cuando colaboré para Inteligencia militar. 

CAMBIO: ¿Usted cree que la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, por su carácter extrajudicial, puede ser más asequible para muchas personas?

J.L.D.:
La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas ha cumplido. Yo llevé un proceso de más de 6 años con ella, brindando información, y la tarea de esa Unidad a nivel nacional en apoyo a la JEP para que se conozca la verdad y para que familiares de personas desaparecidas puedan dar con sus seres queridos, se está manejando de una manera positiva.

En mi caso personal, esa Unidad ha dado resultados por la información que yo le suministré y eso ha permitido que compañeros de todos los grados quieran suministrar la verdad, porque también piensan que ya es imposible seguir escondiendo lo que por años, y por el nivel de impunidad, se manejó en el país.

CAMBIO: Hablemos ahora sobre las prácticas dentro de la Brigada 20 en los años 80 y 90. ¿Cómo operaban las estructuras de Inteligencia militar? Usted ya reveló bastante en la entrevista anterior, pero ahora puede poner el escenario más claro.

J.L.D.: Inteligencia militar ha sufrido reestructuraciones desde 1985. Pero hasta el momento, creo, no ha perdido su manera de actuar. Todos los cursos que desarrollé hasta alcanzar el de analista y entrevistador, así como el básico de contrainteligencia, son cursos liderados por la Escuela Brigadier General Charry Solano. En ellos, el agente de Inteligencia, en todos los grados, se especializa en seguimientos, vigilancias, interceptaciones y yo ya he declarado ante la JEP, ante la Fiscalía de Derechos Humanos, ante la delegada de la Corte, cómo era nuestro actuar durante años. Yo expliqué cómo se conformaron las unidades, qué material utilizábamos en la parte humana, lo mismo que en comunicaciones y en armamento y todo lo que Inteligencia recibía de otros países para cumplir, no una misión institucional, sino con lo que quiero especificar hoy: unos resultados bajo unos intereses económicos y no los de Estado.

CAMBIO: Ya sabemos que las personas que eran llevadas a estas brigadas pertenecían a grupos armados no estatales, pero también sindicalistas, estudiantes, disidentes y lo que Inteligencia considerara que era simpatizante con las guerrillas, entre otros. ¿Había un protocolo establecido para eliminar cuerpos o era algo improvisado, una vez llegaban a esas instalaciones y eran torturadas?

J.L.D.: Inteligencia siempre tiene experiencias de otras operaciones, y esas experiencias se tenían claras para el cumplimiento, decíamos nosotros, los de inteligencia, de la misión. Existía material escrito y audiovisuales en las cuales se especializaban profesores para enseñar a los alumnos nuevos sobre las prácticas que debían realizarse en un interrogatorio o en una ejecución extrajudicial, o para no ‘quemarse’ en una vigilancia o en un seguimiento.

Y no solo disponíamos de un libro principal, que era como la Biblia y que se llama ‘Manual de Inteligencia’, sino que teníamos otras cartillas con las cuales la escuela Charry Solano nos enseñaban a ejercer labores de inteligencia.

CAMBIO: ¿Recuerda los nombres de los oficiales a cargo de estas operaciones en la Brigada 20, en donde recientemente encontraron restos humanos?

J.L.D.:
En mi caso, el líder del momento era el ministro de Defensa, el general Vega Uribe. Pero también Harold Bedoya, Plazas Vega, Urbina Sánchez, Ramírez Quintero, Álvaro Velandia, Hernández López, Samudio y el que está detenido actualmente por el caso del Palacio de Justicia, Arias Cabrales. Y un sinnúmero de oficiales y suboficiales que, aunque eran de otras armas, siempre colaboraron para la Inteligencia.

CAMBIO: Llama mucho la atención que, entre esas personas, menciona al general Samudio, quien al año siguiente de lo del Palacio de Justicia fue nombrado ministro de Defensa. Vale la pena tenerlo en cuenta para ver cómo, de acuerdo con lo que usted dice y sabiendo que él después fue ministro, se va armando la impunidad…

J.L.D.:
Como lo dije en mi declaración ante la JEP, nosotros empezábamos como niños hasta llegar al último grado y entre más pasábamos grados, alcanzábamos posición. Y en el caso de los de Inteligencia, casi todos llegaron a ser comandantes de las Fuerzas Militares y ministros de defensa.

CAMBIO: También menciona usted a Iván Ramírez Quintero. A mi llegada a este establecimiento en donde estamos, había una persona muy cercana a él, casi que esperando, o en todo caso haciendo sentir muy fuerte su presencia. ¿A qué cree que se debe eso? ¿Por qué existe esa vigilancia en este momento?
 

J.L.D.: Es que para ellos es imperdonable que un hombre de Inteligencia militar decida salirse del esquema de los intereses de esa dependencia y decida hablar. Cuando esos lazos se rompen, hay conflicto y es un conflicto que yo lo entiendo. Por eso hay oficiales y suboficiales de Inteligencia detenidos que no están aún de acuerdo con lo que se me está presentando a mí. Esas raíces en la Inteligencia no se acaban de manera fácil.
 

CAMBIO: ¿Qué sabe usted de la participación de organismos de Inteligencia extranjeros en estos casos? 

J.L.D.:
Sin el interés de organismos de tres o cuatro países, Inteligencia militar no hubiera actuado como una rueda suelta. Fue el interés de ellos, y no digo ni siquiera de esos países o de esos gobiernos, sino de contratistas, generales, congresistas con un solo objetivo: vender armas, vender guerras en el mundo entero. Nosotros los colombianos entramos en el error de enfrentarnos y cada vez que los de Inteligencia matábamos un líder, se acrecentaba la guerra y se incentivaba al odio. Y yo pensaría que ni los mismos países, diga Israel, diga Estados Unidos o diga Inglaterra, o sus presidentes podían enterarse de lo que los contratistas hicieron con nosotros por años. Porque esto no fue una cuestión del año 1985, sino de décadas, hasta 2008, cuando me retiré. Y todo por motivos económicos, esos contratistas se aliaron con generales y con personal del Estado para, bajo un interés de dinero, incentivar la guerra buscando el odio entre nosotros. Y así lograron ponernos a matarnos unos con otros, mientras unos pocos se enriquecían. Se podría mirar, ahora que los casos se están desarchivando, qué nos vendieron cada uno de esos países en entrenamiento, en armamento, en parte logística para sustentar una supuesta guerra contra un enemigo que teníamos las Fuerzas Militares o el Estado, y que no era un odio radical, sino puro interés económico.

CAMBIO: ¿Considera que la estructura militar sigue, como institución, encubriendo este tipo de hechos? ¿Y que debería pronunciarse ante esos hallazgos de restos humanos?

J.L.D:
Lograr romper el curso de años de un actuar que, como lo he especificado, echa raíces, es complejo. Por eso es que todavía se ve en las Fuerzas Militares cierta oposición a que la JEP, la Fiscalía de Derechos Humanos y las familiares de las víctimas puedan explorar estos sitios y dar con lo que yo he manifestado ante estas instituciones. 

CAMBIO: Como que hubiera un sentimiento de amenaza de parte de la institución castrense a que se encuentren restos y se conozca la verdad. Tengo que aclarar acá, para quien no sepa, que la JEP decretó medidas cautelares en ese lugar y posteriormente hubo manipulación del terreno en donde se estaban haciendo las prospecciones y a eso es a lo que se refiere el señor Dorado. 

J.L.D.:
Entonces yo quiero manifestar que esta oposición será quizá por una mala interpretación de lo que yo estoy haciendo, porque podría considerarme la institución como un enemigo. Sin embargo, lo que yo he buscado es que, si me equivoqué por años, ya lo he aceptado y por eso ya llevo casi 17 años tras las rejas. Pero lo que busco es que las instituciones se limpien, que haya transparencia y que no se presente más un nivel de impunidad en Colombia. Y así como existe este antagonismo, también hay que reconocer una parte positiva y darle mérito a las Fuerzas Militares y al Ministerio de Defensa. 

CAMBIO: Claro que sí. Hay que dignificar también a las Fuerzas Militares al ponerse al lado de la verdad y mostrar que reconocer errores, faltas e incluso delitos y crímenes es algo que fortalece a la institución también. ¿Usted cree que va a conseguir ese acompañamiento de parte de la institución?

J.L.D.:
Lo que busco es que se reconstruya otra vez la institucionalidad, la legalidad en el Ministerio de Defensa. Y yo sé –y me estoy enterando por otros medios– que muchos altos rangos están de acuerdo, porque, por ejemplo, los ‘falsos positivos’ afectaron mucho a la institución. El daño que le hizo el general Mario Montoya a las Fuerzas Militares fue letal. El daño que le hizo Álvaro Uribe Vélez a Colombia fue letal. El daño que hicieron en su momento, en 1985, Iván Ramírez y Harold Bedoya, lo mismo que muchos oficiales y, claro está, muchos de nosotros, los suboficiales, fue grave para la institución. Y yo sé que muchos altos oficiales, en este instante, así como también algunos gobernantes del país, no estuvieron de acuerdo. Porque encontrándome en este sitio hasta he tenido altercados con oficiales transparentes, que han mencionado que ellos nunca quisieron obedecer órdenes para ganar dinero y que el no obedecer órdenes para ganar dinero, no como fue mi caso, los llevó a que fueran retirados y también indiscriminados, y a tener que irse de la institución ya que nunca estuvieron de acuerdo con el actuar de la Inteligencia militar del momento y, por supuesto, de los que la dirigimos.

Y sé que mucha gente en el país quiere que esto se dé a conocer para buscar que el Ministerio de Defensa recupere la credibilidad que antes supuestamente teníamos, pero que todo el mundo sabía que había un nivel de impunidad inmenso.

CAMBIO: A propósito de impunidad, la Fiscalía emitió una resolución en la que desconocía que el magistrado Carlos Horacio Urán hubiera sobrevivido al combate dentro del Palacio de Justicia y que hubiera salido vivo y que hubiera sido ejecutado con un arma a corto impacto, que no era ni de los soldados ni de la guerrilla, sino de oficiales. ¿Usted cómo interpreta este tipo de resolución, a pesar de que las pruebas, e incluso pruebas de la misma Fiscalía, daban cuenta de que el magistrado sí fue torturado y ejecutado? Después de todos los hallazgos que han ido apareciendo también gracias a sus declaraciones, ¿cómo lo podemos entender? Son unos círculos de impunidad que se resisten a romperse.

J.L.D: A esta altura, las instituciones deben emitir resoluciones de manera acertada. No las cuestiono, porque encontrándome en el estado en que estoy, condenado, me sería imposible cuestionar una institución. Pero con lo que se conoce, como lo dije hace un instante, es imposible de tapar el sol con un dedo. El caso del magistrado Urán es visible no solo en Colombia, sino a nivel internacional.

Y como hay unas evidencias tan claras, permiten a estas instituciones emitir conceptos diferentes a los de aquellas resoluciones que manifiestan que el magistrado no salió vivo del Palacio, que no murió en el fuego que se presentó en la parte interna del Palacio y que fue ejecutado por miembros de Inteligencia militar y enterrado por personal de la Brigada 13. Yo sé que la Fiscalía, la JEP, la Procuraduría van a emitir conceptos positivos, porque sería lamentable que, en momentos en que algunos familiares de las víctimas han buscado la verdad por años, a esta altura se siga manejando impunidad.

CAMBIO: ¿Usted cree que no solamente en el caso del Palacio de Justicia o concretamente en el de Carlos Horacio Urán, sino en los de otras víctimas de las que usted tiene conocimiento que fueron desaparecidas e incluso enterradas en esas instancias militares, podemos pensar que se va a encontrar justicia en algún momento?

J.L.D: En mi caso personal me comprometí, porque eso es uno de los pilares principales por los que fue establecida la JEP, y de hecho ya declaré sobre el caso puntual de cada una de las personas que fueron afectadas. Y sé que se van a dar resultados que no puedo mencionar por el nivel de la reserva que me han solicitado. Pero sí sé que van a haber resultados a favor de los familiares de las víctimas. Me comprometí y estoy cumpliendo con un verdadero sometimiento a la jurisdicción especial de paz.

CAMBIO: Aquí entra a tener un rol muy claro la importancia de desclasificar archivos que contrasten su versión. ¿Cuál es el rol que usted cree puede tener ahora Estados Unidos para el esclarecimiento de la verdad de estos hechos en Colombia, sobre todo después del hecho de que ese país tuvo participación, o por lo menos en el caso del Palacio de Justicia hubo cooperación militar? ¿La desclasificación de archivos qué importancia viene a tener en paralelo a todo lo que está saliendo gracias a su información y la de otros?

J.L.D
: Es que el origen del conflicto fue por parte de intereses personales de enriquecimiento de algunos cuantos, y ni siquiera de Colombia sino del exterior. Yo sé que estos archivos van a terminar desclasificándose y no solo en lo que tenga que ver con la participación de Inteligencia militar o con la estrategia táctica que contratistas desarrollaron con nosotros para cumplir con su trabajo y terminar con ese problema que nosotros le llamábamos ‘conflicto interno’, pero que era más de intereses económicos que otra cosa. Entonces, yo sé que los presidentes de esos países tienen un apoyo total para que esa información se desclasifique. Y también en la parte financiera con la que apoyaron a los generales en Colombia para que se desarrollaran esas acciones que terminaron, digo yo, mal en Colombia. Sé del avance que tiene Colombia al solicitar estos archivos y que se está esperando respuesta para que todo se esclarezca y la verdad se dé. Porque yo sé que el principal fin que originó todo esto fue de intereses externos.

CAMBIO: Sí, la JEP dio la instrucción a la Cancillería y a la Fiscalía para iniciar diálogos diplomáticos para la desclasificación de archivos, y posteriormente también el presidente Petro hizo la solicitud para que no solo lo que tenga que ver con el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado de Estados Unidos fuera remitido, sino también todo lo que tenga que ver con agencias de Inteligencia, solicitud que solamente puede ser hecha de jefe de Estado a jefe de Estado. Quizás sea un camino un poco largo. En el caso argentino fueron necesarios tres pedidos diferentes y recién en el último, en el gobierno de Macri, se pudieron conseguir los documentos relacionados con agencias de Inteligencia. Esperemos que, en Colombia, sea quien sea el que venga, continúe con esa búsqueda. Después de todo a lo que usted se ha comprometido y que dice que quiere seguir participando en la búsqueda de verdad, y finalmente la construcción de paz, ¿qué repercusiones tiene esto para su seguridad? ¿Teme usted por su seguridad?

J.L.D.: Esto es un conflicto de nunca acabar. Nosotros, los hombres de Inteligencia militar, cuando nos sentimos tocados, actuamos y yo fui un hombre de Inteligencia. Y sé que en este instante algo se maneja en mi contra por haber salido de esa familia. Hay evidencias, ya no solo en el caso personal de mi seguridad, sino en el de funcionarios que desde hace muchos años decidieron trabajar en los casos sobre los cuales he declarado y dado testimonio ante la JEP –funcionarios de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, abogados de defensa de familiares de las víctimas, familiares de las víctimas– hay evidencias, digo, de que ya están o se han visto bajo seguimientos y bajo vigilancia. Yo opté por restringir todas mis visitas, aunque tenga derecho y me lo hayan garantizado, pero opté, por la seguridad de mi familia y la de mis amigos, y de los abogados que llevan mi caso, por una restricción total a mis visitas, de manera que llevo ya mucho tiempo sin ellas. Pienso generar, en los próximos días, un documento que me permita, en forma clara y detallada, especificar esto que he mencionado. Igualmente, también hay oficiales que decidieron apoyarme y a los cuales les han querido quitar su esquema de seguridad. Los han amenazado ya y andan con temor, pero están enfrentando esta circunstancia porque la inteligencia no cesa. Yo no la considero enemiga, y solo le quiero hacer ver con claridad que lo que he buscado para las Fuerzas Militares es transparencia y así como he recibido el hostigamiento incluso de oficiales de Inteligencia que participaron conmigo en muchas operaciones, también he recibido apoyo, porque no puedo tampoco negar que el Ministerio de Defensa y el Comando General de las Fuerzas Militares me ha apoyado mucho. Y si no, no estaría dando estas entrevistas.

CAMBIO: Sí, por un lado están los riesgos que conlleva acercarse a la verdad para miembros de su familia, para usted, para funcionarios que lo acompañan en estas búsquedas, e incluso para las víctimas, pero por el otro lado también hay que reconocer a esas personas que dentro de la institución castrense entienden que el camino para ser mejores como país es estar del lado de la justicia. ¿Qué les diría hoy usted a las familias de las víctimas cuyos restos pueden seguir apareciendo en la Brigada 20?
 

J.L.D.: Que he logrado dar resultados y que mi compromiso, como ellos mismos lo han manifestado en varios medios, ha sido acertado. Y que aunque me falte entregar todavía mucho, estoy trabajando de la mano de las instituciones. Y decirles que me equivoqué y así lo reconocí ante la JEP y ante la Fiscalía y que, por cierto, estoy pagando y lo he hecho bien. Y que yo, si firmé un compromiso, sé que tengo que sacarlo adelante. Sé que tengo que seguir luchando y sé las consecuencias que ello genera y que yo lo que quiero enviar es un mensaje, en este instante, a mis excompañeros. Sé que va a haber un momento en que nos sentemos, porque para allá vamos, para que puedan comprender que era imposible seguir tapando o seguir ocultando. 

CAMBIO: Es un mensaje para todas las personas que podrían estar en la misma situación suya, contando, aportando, estando del lado de la justicia, de la verdad, con las víctimas, con el dolor que ha vivido el país.

J.L.D: Así lo han hecho ya compañeros ante la JEP y ante la Fiscalía. Así me lo han hecho saber y sé que están trabajando también y lo están haciendo bien. Habrá un instante en el que yo pueda explicarles que mi fin no es acabar con una institución, como lo hizo ver una senadora que vino hasta acá y que dijo que el objetivo de ella era destruir la Jurisdicción Especial de Paz, destruir la Unidad de Búsqueda y destruir con todo militar que se opusiera a los principios de Álvaro Uribe y de ella, claro está. 

CAMBIO: Sí, es el momento de dejar de generar terror y de tampoco tenerle terror a la verdad. 
 

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