Otra vez se prenden las alarmas por consumo excesivo de Tusi en Colombia

Crédito: Yamith Mariño Díaz

19 Julio 2023

Otra vez se prenden las alarmas por consumo excesivo de Tusi en Colombia

El polvo rosado se ha convertido en una alerta permanente para las personas que monitorean el consumo, principalmente en escenarios de fiesta. Esta sustancia, que no tiene una fórmula establecida entre quienes la elaboran, ha llevado a un incremento en las consultas por las urgencias que causa, sin que exista ningún tipo de control certero de las autoridades.

Por: Maria F. Fitzgerald

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Poco a poco, el Tusi ha transformado el escenario de las fiestas en Colombia. Este polvo rosado, que a veces también es azul, morado, amarillo o blanco, ha aumentado su popularidad en años recientes y se ha masificado en distintos espacios. 

Lo que antes era una droga exclusiva a algunas personas que contaban con los recursos para comprarla –pues, en su origen, la molécula 2CB se procesaba en laboratorios por fuera del país, lo que llevaba a que cada gramo costara entre 250 y 300 mil pesos–, hoy en día se ha deteriorado y el Tusi que se vende en Colombia poco o nada tiene que ver con la molécula real. 

El polvo creado acá, que se hace en cocinas clandestinas y se prepara a criterio de cada cocinero, suele estar compuesto por tres sustancias base: cafeína, ketamina –una sustancia sedativa que causa leves efectos alucinógenos– y MDMA –o éxtasis, otra sustancia alucinógena pero estimulante– y anilinas colorantes. 

Sin embargo, pese a contar con estas tres bases, algunos cocineros han asegurado reemplazar algunas de las sustancias base por otras creaciones.Todo esto hace que el Tusi sea una droga muy peligrosa, con efectos muy inciertos. 

Este manejo ha llevado a que en las salas de urgencia cada vez sea más común encontrar a personas con cuadros psicóticos fuertes, o personas con sobredosis, por el consumo de la droga. El Doctor Gabriel Oviedo, Director del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Universidad Javeriana y Jefe Unidad de Salud Mental  Hospital San Ignacio, señala que: “Aunque no tenemos cifras parametrizadas, las unidades de adicción en el país sí están cada vez más ocupadas, principalmente por personas jóvenes”. 

 

No hay datos estadísticos

Pese al aumento de consumo tan importante que ha tenido, las encuestas de uso de sustancias en Colombia aún no reflejan cifras exactas de cómo se da el consumo de Tusi en el país. De hecho, la única forma que tienen los expertos en salud y las ONG de asegurar que ha aumentado el consumo, ha sido por su propia experiencia respondiendo al cuidado de los consumidores. 

Julián Quintero, director la Corporación Acción Técnica Social y del proyecto Échele Cabeza, asegura que el país ha perdido ya dos oportunidades importantes para empezar a monitorear el consumo de Tusi y, así, crear medidas de prevención que lleven a saber, con certeza, cuáles son las medidas de prevención que se deben asumir. 

“Lo que sí se sabe, por parte de estudios focalizados relacionados con ingresos por intoxicación y análisis de sustancias hechos particularmente, es lo mucho que ha cambiado la composición de la sustancia”, asegura Quintero quien señala que en 2012, cuando identificaron primero la sustancia, el Tusi solía tener sus componentes básicos –es decir Ketamina, cafeína y MDMA–, pero, hoy en día: “Es casi imposible saber con certeza qué tendrá cada compuesto porque las recetas vienen de la invención de cada cocinero”. 

Así, hoy en día es posible encontrar Tusi hecho con: cocaína, metanfetaminas, catinonas, clonazepam –una droga recetada para ciertas enfermedades psiquiátricas–, e incluso, en un especial presentado por El Espectador, uno de los cocineros aseguró agregar Fentanilo. 

El doctor Oviedo explica que esa variedad de sustancias es lo que termina derivando en que, incluso si se hiciera un consumo controlado del Tusi, sus efectos serían imposibles de conocer pues la combinación de algunas de estas sustancias resulta ser altamente impredecible: “La única vía que nos queda para mitigar el daño es crear modelos de reducción de daños a través de políticas públicas”. 

 

¿Qué se puede hacer para enfrentar este consumo? 

Tanto Oviedo, como Quintero, aseguran que lo ideal es construir una estrategia de salud pública que permita comprender el contexto completo del consumo de drogas y manejarlo de frente. Esta es la única forma en la que se puede hacer un manejo de mitigación para quienes, seguramente, seguirán consumiendo. 

Así, las estrategias son múltiples. La primera de ellas está en la educación. Oviedo asegura que la información exacta sobre los componentes de la sustancia y sus efectos son un primer paso para que los consumidores entiendan a qué se están enfrentando. Esto, además, podría llevar a promover el uso seguro e informado, que idealmente haría que el consumidor tome dosis moderadas de Tusi, para manejar sus efectos de la mejor manera posible. A esto se suma el hecho de que, idealmente, no se debe mezclar el Tusi con otras sustancias psicoactivas –incluyendo alcohol, otras drogas y medicamentos–, pues puede desencadenar en efectos muy peligrosos. 

Finalmente, quedarían tres bases para consolidar un programa preventivo en salud pública: informar sobre cuáles son los primeros efectos de una sobredosis para que las personas sean capaces de reconocerlos y sepan cómo actuar en caso de emergencia; además, afianzar programas de testeo de sustancias psicoactivas que permitan garantizar que la sustancia que van a consumir está libre de alteraciones, o que, en su defecto, puedan tener acceso a otros opioides con efectos más controlados. 

Finalmente, señala Oviedo, es importante: “Brindar apoyo y servicios de asesoramiento para ayudar a los usuarios a abordar los problemas subyacentes que pueden estar contribuyendo a su consumo de Tusi”. 

 

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