¿Por qué se espera que el 2024 sea uno de los años más calurosos de la historia?

El pasado 23 de junio, al mediodía, un hombre de 61 años tomó un taxi para desplazarse desde el Mall Plaza a la Ermita, en Cartagena. Ese fue su último viaje porque antes de completar la carrera el hombre falleció de manera repentina en el vehículo de servicio público.

En su momento, el médico José Saavedra, director del Departamento Administrativo de Salud de Cartagena, aseguró que el fallecimiento obedeció a una muerte súbita que estaría relacionada con la ola de calor que para ese entonces azotaba a la heróica.

A mediados de 2023, Cartagena y otras ciudades de la costa Caribe colombiana experimentaron las temperaturas más altas de su historia, incluso llegando a una  sensación térmica de 46°C.

Los dictámenes médicos consignaron que la muerte del pasajero se debió a un infarto fulminante del miocardio. La relación entre ataques cardíacos y elevadas temperaturas ha sido objeto de análisis por la ciencia. Hace seis meses, la revista Circulation, de la Asociación Americana del Corazón, publicó un estudio en el que se daba cuenta de que el calor extremo, combinado con niveles elevados de contaminación atmosférica, duplicaban el riesgo de muertes por infarto.

Los científicos no solo han podido establecer las consecuencias de las elevadas temperaturas en la salud de los humanos, sino en la salud del planeta mismo.

Las altas temperaturas causadas por el uso de combustibles fósiles inciden en la disminución de la humedad, la elevación del nivel del mar, la propagación de lluvias fuertes de corta duración, e incendios.

Las altas temperaturas afectan los mares porque disminuyen las cantidades de plancton, lo que a su vez perjudica a otras especies que se alimentan de estos organismos. La incidencia de las temperaturas elevadas también afectan el ciclo del agua y en consecuencia actividades como la agricultura, la economía y la producción de energía.

Pero si el 2023 fue sofocante, se espera que el 2024 lo sea aún más. El aumento de las temperaturas a causa del calentamiento global sumado al fenómeno de El Niño auguran en Colombia un primer trimestre mucho más seco de lo normal.

Qué es el fenómeno de el Niño

El fenómeno de El Niño es un evento climático que ocurre entre cada dos y siete años y está asociado al calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano Pacífico.
En Colombia, dicho fenómeno golpea especialmente a las regiones Caribe y Andina, el aire se calienta y las lluvias disminuyen.

Comienzo de año caliente y con heladas en las madrugadas

Según el IDEAM, se espera que durante el primer trimestre de 2024 las lluvias disminuyan en las regiones Caribe, Andina, Pacífica, y buena parte de los Llanos Orientales, entre el 10 y el 60 por ciento con respecto a los promedios históricos. En cuanto a la temperatura, se espera que entre enero y marzo, aumente entre 0.5º C y 2.5º C en buena parte del país. De la misma manera, se esperan heladas durante ese mismo periodo en los departamentos de Santander, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia y Nariño.

El asunto no es menor y el gobierno ha preparado un plan de contingencia para enfrentar las emergencias que traerán al país las pocas lluvias y altas temperaturas en 2024.

Se destinaron 2,2 billones para el Plan Nacional de Gestión, que estará enfocado en 176 municipios susceptibles a desabastecimiento de agua, sequía e incendios forestales. De esos 176 municipios, 33 se encuentran en alto riesgo. El Gobierno le ha recomendado a alcaldes y gobernadores fortalecer las redes de monitoreo hidrometeorológico y los Sistemas de Alerta Temprana para prevenir posibles amenazas.

A su vez, el Ministerio de Agricultura hizo las siguientes recomendaciones al sector agropecuario:

• Monitorear la información y alertas que emite diariamente el IDEAM.
• Buscar medios alternos de abastecimiento de agua para los animales.
• Generar mecanismos alternativos de sombra para cultivos y  animales.
•  Estar alerta y generar  un plan de acción frente a las heladas.
•  Por ningún motivo realizar quemas.
• Planificar  turnos de riego para que las comunidades tengan acceso al agua.
• Construir reservorios para almacenamiento de agua (preferiblemente cubiertos).
• Participar en actividades de información y educación pública sobre el uso racional del agua y la prevención de los riesgos a los que se está expuesto.
• Avisar de manera inmediata a las autoridades locales y organismos de socorro en la eventualidad de que ocurra un incendio.

El Gobierno también le ha pedido a los ciudadanos ahorrar agua, evitar las fogatas, y lanzar  colillas encendidas en campos abiertos.